En esta semana vamos a examinar en el libro de Juan algunos de los primeros milagros de Jesús: desde cómo convirtió el agua en vino en una boda hasta cómo devolvió la salud al hijo enfermo de alguien, pasando por la curación del hombre en el estanque de Betesda.
Juan, capítulo 5, definitivamente revela la razón por la que Juan escribió su Evangelio. Sólo nueve versículos hablan del hombre sanado en Betesda. Pero los siguientes cuarenta versículos nos hablan de lo que Jesús afirmó a los fariseos acerca de quién era Él.
Realizar el milagro en sábado era sólo parte de su derecho a la divinidad. Profesó tener derecho a dar vida y juzgar a los demás (Juan 5:21-22). Además, dijo que debían honrarlo a Él, el Hijo, así como honran al Padre (Juan 5:23). Y, si no tenían el amor en sus corazones para creer lo que Moisés o Juan el Bautista predicaban (Juan 5:36, 42 y 46), obviamente tampoco iban a creerle a Él ni a la palabra de Dios ( Juan 5:38-39).