Jonathan Gallagher Lección 4. – Las naciones: Primera parte (2T 2025 Alusiones, imágenes y símbolos)

Lección 4. Las naciones: Parte 1(2T 2025 Alusiones, imágenes y símbolos)

Textos bíblicos:Gén. 10:1-12, Gén. 12:1-9, 1 Sam. 8:4-18, Mt. 20:25-28, Ap. 18:1-4,
Daniel 7:14.

Citas
• Dios está persiguiendo con pasión omnipotente un propósito mundial de reunir adoradores gozosos para Él mismo de toda tribu, lengua, pueblo y nación. Él tiene un entusiasmo inagotable por la supremacía de Su nombre entre las naciones. Por lo tanto, alineemos nuestros afectos con los Suyos y, por amor a Su nombre, renunciemos a la búsqueda de comodidades mundanas y unámonos a Su propósito global.John Piper
• Las naciones no se reúnen automáticamente. Si Dios ha prometido bendecir a “todas las familias de la tierra”, lo ha prometido hacer “por medio de la descendencia de Abraham” (Génesis 12:3, 22:18). Ahora somos la descendencia de Abraham por la fe, y las familias de la tierra serán bendecidas solamente si vamos a ellas con el evangelio. Ese es el claro propósito de Dios.John R.W. Stott
• Alguien preguntó: “¿Serán salvos los paganos que nunca han oído el Evangelio?” Para mí, la cuestión más bien es si nosotros —que tenemos el Evangelio y no se lo llevamos a quienes no lo tienen— podremos ser salvos.Charles Spurgeon

Para debatir
¿Por qué es importante entender el papel que desempeñaron las diferentes naciones en la historia y su influencia en los asuntos del gran conflicto? ¿Cómo confirma la profecía bíblica sobre las naciones nuestra confianza en Dios? ¿Por qué permitió Dios que las naciones se apartaran tanto de sus ideales y principios? ¿Cuál es nuestro papel en todo esto hoy?

Resumen bíblico
Génesis 10:1–12 menciona a Nimrod como el primer tirano, actuando en oposición a Dios. Génesis 12:1–9 relata el llamado de Dios a Abram. 1 Samuel 8:4–18 detalla el deseo de Israel de ser gobernado por un rey. Jesús declara que “los gobernantes extranjeros se enseñorean de sus súbditos, y los líderes poderosos los oprimen” (Mateo 20:25). Apocalipsis 18:1–4 anuncia la caída de Babilonia. Daniel 7:14 profetiza el reino eterno gobernado por el Hijo del hombre.

Comentario de la lección
Este estudio analiza el desarrollo del gobierno mundano después de la Caída. De muchas maneras, es una historia trágica que ejemplifica las consecuencias del pecado y el mal. El surgimiento y la caída de las naciones es una parte importante de la profecía bíblica, y señala la presciencia de Dios y la conclusión final del gran conflicto. La rapidez con la que el mal se apodera de un mundo perfecto es un tema clave en Génesis.

Como se ha observado, el libro comienza con la creación de la vida por parte de Dios y termina con un ataúd en Egipto. Demasiado pronto, las personas se arrogan poder a sí mismas y oprimen a otros, lo que define gran parte de la historia humana. La respuesta de Dios a tal abuso y tiranía es parte de la demostración de los resultados de la rebelión de Satanás, permitiendo que continúe este mal para que veamos lo que sucede y anhelemos los caminos de Dios. Es la consecuencia de nuestras decisiones, ejerciendo nuestro libre albedrío de maneras que en última instancia resultan autodestructivas.

Estos aspectos sociales y políticos forman en gran medida el trasfondo de los eventos descritos en la Biblia. Las acciones de las naciones afectan particularmente al pueblo de Dios, especialmente después de la formación de la nación de Israel. El vaivén de la dedicación de Israel a Dios se refleja en su historia, y su fracaso en seguirlo los lleva al exilio en Babilonia. Las naciones siempre han tendido a seguir perspectivas centradas en lo humano, a menudo demostrando lo peor de nuestra naturaleza en términos de agresión y violencia. Al observar las diversas filosofías humanas, podemos ver cómo se desvían de los principios de bondad y rectitud de Dios.

No solo las “naciones paganas” tuvieron este problema. Su influencia sobre Israel llevó al compromiso y a la apostasía, pues “adoraron a otros dioses adoptando las costumbres de las naciones que el Señor había expulsado de delante de los israelitas, y las prácticas paganas introducidas por los reyes de Israel.v 9 A escondidas, los israelitas cometieron actos que no eran correctos contra el Señor su Dios. Construyeron santuarios en todas sus ciudades, desde las atalayas hasta las ciudades fortificadas. Levantaron columnas de piedra paganas y postes de Asera en todas las colinas altas y debajo de todo árbol frondoso. Ofrecieron sacrificios en todos los lugares altos, igual que las naciones que el Señor expulsó delante de ellos. Hicieron cosas malas, provocando la ira del Señor. Adoraron ídolos, a pesar de que el Señor les había dicho: ‘No deben hacer esto.’” (2 Reyes 17:8-12).

La adoración en los cerros y en los lugares altos de Canaán incluía los ritos de fertilidad de Baal, de Quemos y de Moloc, donde se hacían sacrificios humanos a estas deidades paganas. Más tarde, incluso Salomón construyó templos para ellos (véase 1 Reyes 11:7). Esta era la religión “mixta” de aquel tiempo, una mezcla de la adoración a Yahvé y a toda clase de otros dioses y diosas, asociada con la idea de apaciguar la ira y aplacar la venganza.
Este catastrófico alejamiento de la verdad de Dios llevó a que las demás naciones menospreciaran a Israel y a su Dios, y a que interfirieran con el propósito divino para todas las naciones: “De un solo hombre hizo todas las naciones que habitan la tierra, y determinó de antemano cuándo se levantarían y dónde vivirían. Su propósito era que lo buscaran, con la esperanza de hallarlo a tientas y encontrarlo, aunque no está lejos de ninguno de nosotros.” (Hechos 17:26, 27).
Sin embargo, a pesar de todo esto, Dios resolverá los problemas: “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con él, se sentará en su trono de gloria celestial. Todas las naciones se reunirán delante de él…” (Mateo 25:31, 32, NVI).

Comentarios de Elena de White
Se ha permitido a toda nación que ha ascendido al escenario de la historia que ocupe su lugar en la tierra para ver si va a cumplir o no el propósito del “Vigilante y Santo”. La profecía ha anunciado el levantamiento y la caída de los grandes imperios del mundo: Babilonia, Medo- Persia, Grecia y Roma. La historia se repitió con cada una de ellas, lo mismo que con naciones menos poderosas. Cada una tuvo su período de prueba, fracasó, su gloria se marchitó, perdió su poder, y su lugar fue ocupado por otra. ED 160.2 Aunque las naciones rechazaron los principios de Dios y provocaron con ese rechazamiento su propia ruina, es evidente que el propósito divino predominó y se manifestó en todos sus movimientos. {ED 160.3}

Dios escogió a Israel para que revelase su carácter a los hombres. Deseaba que fuesen como manantiales de salvación en el mundo. Se les encomendaron los oráculos del cielo, la revelación de la voluntad de Dios. En los primeros días de Israel, las naciones del mundo, por causa de sus prácticas corruptas, habían perdido el conocimiento de Dios. Una vez le habían conocido; pero por cuanto “no le glorificaron como a Dios, ni dieron gracias; antes se desvanecieron en sus discursos, … el necio corazón de ellos fue entenebrecido.” Romanos 1:21. Sin embargo, en su misericordia, Dios no las borró de la existencia. Se proponía darles una oportunidad de volver a conocerle por medio de su pueblo escogido. {HAp 12.2} Me fue presentado el caso de Nehemías. No fue éste un hombre apartado para ser sacerdote o profeta, sino que el Señor lo utilizó para realizar una labor especial… Los hijos de Israel fueron llevados cautivos a Babilonia porque se habían apartado del Señor y ya no sentían que era responsabilidad de ellos mantener la pureza de principios ante las naciones que los rodeaban. A causa de esta separación de Dios, el Señor los humilló.

No podía trabajar en favor de su prosperidad, no podía cumplir su pacto con ellos mientras no manifestasen lealtad a los principios que les fueron conferidos y que debían cuidar celosamente y preservar de los métodos y prácticas de las naciones paganas que deshonraban el nombre de Dios… El Señor los abandonó a sus propios caminos, y los inocentes padecieron junto con los pecadores en Sion {CT 183.2} El gran conflicto siguió su curso durante seis mil años; el Hijo de Dios y sus mensajeros celestiales lucharon contra el poder del maligno, para iluminar y salvar a los hijos de los hombres. Ahora todos han tomado su resolución; los impíos se han unido enteramente a Satanás en su guerra contra Dios. Ha llegado el momento en que Dios ha de vindicar la autoridad de su ley pisoteada. Ahora el conflicto no se desarrolla tan solo contra Satanás, sino también contra los hombres. “Jehová tiene una contienda con las naciones…” {CS 638}

Preparado y escrito por: © Jonathan Gallagher 2025
Traducción: Shelly Barrios De Ávila

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