Jonathan Gallagher Lección 3. – Imágenes tomadas del matrimonio (2T 2025 Alusiones, imágenes y símbolos)

Lección 3. Imágenes del matrimonio (2T 2025 Alusiones, imágenes y símbolos)

Textos bíblicos:Gén. 2:23-25, Ef. 5:29-32, Ez. 16:4-14, Ap. 18:1-4, Gén. 24:1-4, Ap. 19:1-9.

Citas

  1. • Donde reina el amor, no hay voluntad de poder; y donde el poder predomina, ahí falta el amor. Uno es la sombra del otro. —Carl Jung
  2. • Cuando Dios le dio al primer hombre su esposa, no solo le dio una amante, sino el amigo que su corazón había estado buscando. Proverbios 2:17 habla del cónyuge como su “‘allup”, una palabra única que los léxicos definen como su “confidente especial” o “mejor amigo”. En una época en la que las mujeres eran vistas a menudo como propiedad del esposo y los matrimonios eran principalmente acuerdos comerciales para aumentar el estatus social y la seguridad de la familia, era sorprendente que la Biblia describiera a un cónyuge de esta manera. Pero en la sociedad actual, con su énfasis en el romance y el sexo, insistir en que tu cónyuge debe ser tu mejor amigo es igual de radical, aunque por una razón diferente. En las sociedades tribales, el romance no importa tanto como el estatus social, y en las sociedades occidentales individualistas, el romance y el gran sexo importan mucho más que cualquier otra cosa. La Biblia, sin ignorar la importancia del romance, enfatiza fuertemente el matrimonio como compañerismo. —Timothy Keller
  3. • Creo que he aprendido exactamente cómo ocurrió la caída del hombre en el Jardín del Edén. Adán y Eva estaban en el Jardín del Edén, y un día Adán dijo: “Vaya, Eva, aquí estamos, en armonía con la naturaleza, en armonía con Dios, nunca envejeceremos, nunca moriremos, y todos nuestros sueños se hacen realidad en el instante en que los tenemos.” Y Eva dijo: “Sí… simplemente no es suficiente, ¿verdad?” —Bill Hicks
  4. • Adán y Eva tenían un matrimonio ideal. Él no tuvo que escuchar sobre todos los hombres con los que ella podría haberse casado, y ella no tuvo que escuchar sobre los platillos que cocinaba su madre. —Desconocido

Para debatir
¿Por qué la Biblia contiene tanta imaginería sobre el matrimonio? ¿Cómo se relaciona este énfasis en la relación matrimonial con nuestros conceptos de Dios y la interpretación de la profecía? En la creación de Adán y Eva, ¿qué estaba revelando Dios? ¿Cómo nos vemos a nosotros mismos como la “esposa de Cristo”? ¿Qué debemos entender acerca de Dios a partir de estos conceptos?

Resumen bíblico
Dios presenta a Eva a Adán en Génesis 2:23–25. En el matrimonio, los dos se convierten en uno (ver Efesios 5:29–32). En Ezequiel 16:4–14, Dios describe cómo cuidó de Jerusalén en términos de casarse con una joven, aunque la identifica como cananea debido a la adoración de dioses paganos por parte de Israel. Apocalipsis 18:1–4 describe la caída de Babilonia, que cometió adulterio con los reyes de la tierra. En Génesis 24:1–4, Abraham envía a su siervo para buscar esposa para Isaac. Apocalipsis 19:1–9 describe el día de la boda del Cordero.

Comentario de la lección
Las Escrituras contienen muchas imágenes y alusiones al matrimonio. Dios usa la imagen del matrimonio para describir la cercanía de la relación que desea tener con nosotros. También utiliza la infidelidad en el matrimonio como símbolo de infidelidad hacia Él. En Oseas, Dios le dice al profeta que vaya y se case con una prostituta. En Apocalipsis, la Nueva Jerusalén se presenta como una novia adornada para su esposo. Juan el Bautista describe a Jesús como el novio. En Mateo 25, Jesús presenta la ilustración de las diez jóvenes que esperan al novio. Y
hay mucho más.

Después de la creación de Adán, la creación especial de Eva a partir de Adán fue claramente intencionada por Dios para mostrar la mutualidad de existencia y unidad. El concepto de “una sola carne” es la razón de la especialidad de la relación matrimonial, donde cada uno encuentra en el otro complementariedad y plenitud. Este plan original de Dios se ha distorsionado mucho, y hoy continúan los debates sobre poder y control. Sin embargo, no hay nada en el relato de Génesis que muestre otra cosa que una igualdad mutuamente respetuosa en el comienzo.
Ciertamente, no hay indicio alguno de precedencia ni de la imposición de un régimen masculino dictatorial. Que esto haya sido con demasiada frecuencia la experiencia humana se debe más a los efectos del pecado que al plan de Dios, y nos advierte sobre la institucionalización de tales conceptos. Adán y Eva en su estado sin pecado nos muestran cómo aún debería ser la relación: con respeto y apoyo mutuos, y amor a Dios con sus principios reinando supremos.

Este relato de Génesis también revela que los seres humanos son hechos “a la imagen de Dios”, y que Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…” La naturaleza “plural” de Dios identificada aquí es intrigante, así como lo que realmente significa estar hechos a la imagen o semejanza de Dios. Que tengamos características de Dios debería motivarnos a profundizar, pues ¿en qué sentido sucede esto? Quizás el aspecto más importante sea el aprecio por la verdad y la justicia: que los principios que Dios valora son
los que nosotros también debemos valorar. Solo cuando vivimos “en la verdad”, sin aferrarnos a mentiras y visiones distorsionadas de la realidad, solo cuando coincidimos con Dios en que lo justo es fundamentalmente justo y no puede “redefinirse”, solo entonces somos verdaderamente hijos de Dios.

Esta es la imagen que hemos perdido y la imagen a la cual hemos de ser restaurados. “Tu esposo es tu Hacedor, su nombre es el Señor Todopoderoso.” (Isaías 54:5). Este es el corazón de la relación: Dios usa las imágenes más personales e íntimas para persuadirnos de que Él no es hostil, que no busca siervos sino amigos. Amigos que sean más que simples conocidos, que sean tan cercanos como padre e hijo, madre e hija, esposo y esposa. Cuando miramos a las parejas del Antiguo Testamento, a menudo nos decepcionan sus fracasos. Al considerar la relación entre Dios e Israel, concluimos que, al igual que Gómer falló a Oseas, Israel falló a Dios. Del Nuevo Testamento aprendemos que somos Israel espiritual.

Sin embargo, al contemplar las grandes distancias que Dios está dispuesto a recorrer para recuperarnos y lograr que lo amemos y confiemos en Él, podemos tener una confianza suprema—no en nosotros mismos, sino en la naturaleza y la capacidad de Dios para amarnos de vuelta a una relación de confianza con Él.
En Jeremías (2:2, 3), Dios compara a Israel con una novia durante el tiempo en que vagaban por el desierto. Sin embargo, incluso entonces, la novia se quejaba—sobre la comida, el agua amarga, el desierto, deseando volver a la esclavitud en Egipto. Seguramente, el Dios liberador se sintió profundamente decepcionado por su novia murmuradora y problemática. Aun así, Él no está dispuesto a abandonarla e intenta enseñarle lecciones vitales en el camino. Pero, como sabemos, esa “generación novia” pereció en el desierto. ¿Por qué? Por la falta de confianza, la falta de disposición para ser enseñados y una verdadera “actitud problemática” hacia su amoroso Señor.

Comentarios de Elena de White
Dios mismo dio a Adán una compañera. Le proveyó de una “ayuda idónea para él”, alguien que realmente le correspondía, una persona digna y apropiada para ser su compañera y que podría ser una sola cosa con él en amor y compañerismo. Eva fue creada de una costilla tomada del costado de Adán; este hecho significa que ella no debía dominarle como cabeza, ni tampoco debía ser humillada y hollada bajo sus pies como un ser inferior, sino que más bien debía estar a su lado como su igual, para ser amada y protegida por él. Siendo parte del hombre, hueso de sus huesos y carne de su carne, era ella su segundo yo; y quedaba en evidencia la unión íntima y afectuosa que debía existir en esta relación. {PP 25.3}
Muchas luces arden débilmente, y algunas se apagan. Entre los que profesan estar esperando al Señor, muchos son como las vírgenes necias; no tienen aceite en la vasija con sus lámparas.

Cuando se oiga el clamor: «He aquí el esposo viene; salid a recibirle», ¿quién de nosotras se hallará con sus lámparas recortadas y encendidas, y entrará con él a las bodas? {RH, 19 de enero de 1897} El gran pecado del antiguo Israel fue volverse de Dios a los ídolos. Este es también el gran pecado del Israel moderno. El apóstol Pablo dijo a las iglesias gentiles que había levantado… Cuando vio que se volvían indiferentes, que el ardor de su fe se enfriaba por las recaídas, exclamó: «Siento por vosotros celos piadosos, pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen casta a Cristo. Pero temo que, como la serpiente engañó a Eva con su astucia, así se corrompan vuestras mentes de la simplicidad que hay en Cristo.» {RH, 3 de junio de 1880}

Preparado y escrito por: © Jonathan Gallagher 2025
Traducción: Shelly Barrios De Avila

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