Jonathan Gallagher Lección 3 “El contrato del diezmo” 1er Trimestre del 2022

3. El contrato del diezmo (1T 2023—Administrando para el Maestro – Hasta que Él venga)

Textos bíblicos: Génesis 14:18–20; Mal. 3:10; Deut. 12:5–14; Lev. 27:30; 1 Reyes 17:9–16; 1 Cor. 4:1, 2.

Citas

  • Dar una décima parte no es nada de lo que se pueda presumir. Samuel Chadwick
  • Tal vez el diezmo puede ser una forma de empezar a reconocer a Dios como el dueño de todas las cosas, pero es sólo un comienzo y no un final. Richard J. Foster
  • El uso de nuestras posesiones nos muestra lo que realmente somos. Charles Caldwell Ryrie
  • Todo aquello de lo que nos desprendemos por amor a Dios nos será recompensado en especie o en bondad. Mateo Henry
  • ¿Le estás dando a Dios lo que corresponde, o lo que te sobra? Anón.
  • Mientras usted diezme no puede ser ni avaro ni necesitado. Mark Victor Hansen

 

Para debatir
¿Por qué se hace énfasis en el diezmo? ¿Por qué se considera el diezmo como un contrato? ¿Es algo en lo que debemos centrarnos a menudo, como parece hacerlo la organización de la iglesia? ¿Cuál es la mejor manera de abordar este delicado tema? ¿De qué manera se relaciona el tema del dar cristiano con nuestra naturaleza humana? ¿Cómo ayuda el diezmo a demostrar que no somos personas egoístas?

 

Resumen bíblico
Génesis 14:18-20 es el relato de Abraham dándole el diezmo a Melquisedec. Dios llama a su pueblo a llevar un diezmo completo a su Templo y luego disfrutar de sus bendiciones (Mal. 3:10). Dios instruye a su pueblo para que vaya a donde él lo indique con sus diezmos y ofrendas, y luego los utilicen en una fiesta de celebración (Deut. 12:5-14). El diezmo pertenece al Señor (Lev. 27:30). 1 Reyes 17:9-16 es la historia de Elías y la viuda de Sarepta, cuya provisión de harina y aceite no se agotó milagrosamente hasta que terminó la sequía. Pablo pide a los corintios que le traten a él y a sus compañeros de viaje como siervos responsables del Señor (1 Cor. 4:1, 2).

 

Comentario
¿Para qué es el diezmo? Seguramente no para Dios, ya que en primer lugar todo le pertenece ya. ¿Es entonces sólo para el mantenimiento de la iglesia y el pago de los pastores? ¿O hay algo mucho más profundo que Dios busca? Aunque a menudo los llamados a pagar el diezmo pueden terminar en un enfoque egoísta para la iglesia, ¡Dios quiere algo más que dinero en efectivo! Su invitación a dar diezmos y ofrendas es para atacar uno de nuestros problemas más profundos. No sólo nuestro amor por el dinero, sino para demostrar que no somos seres humanos egoístas.

Todos tendemos a medir nuestro éxito y seguridad por el tamaño de nuestro saldo bancario. Pero Dios sabe que nuestra dependencia del dinero puede ser una terrible maldición. El joven gobernante rico que se dirigió a Jesús se estimaba claramente por su riqueza. Además, la gente de la época equiparaba la riqueza con la bendición de Dios. Hacerse pobre habría sido decir que no era bendecido por Dios. Por eso Jesús le dijo que se deshiciera de sus posesiones. Éstas se interponían en su relación con él. Dios no nos pide a todos que hagamos lo que Jesús le dijo al joven gobernante rico. Pero sí nos pide que mostremos que el dinero no es el centro de nuestras vidas y que estamos dispuestos a dar. En el Gran Conflicto Satanás acusó a Dios de egoísmo, de imponer requisitos a sus seres creados que no estaba dispuesto a hacer él mismo. Satanás revistió a Dios con su propio carácter egoísta. De hecho, el egoísmo está en el punto central de la rebelión de Satanás contra nuestro Dios bondadoso y generoso.

Entonces, ¿cómo demostramos que no estamos del lado de Satanás en el Gran Conflicto? Demostrándonos a nosotros mismos y al universo que no somos egoístas, que el yo no es el número uno en nuestras vidas. Dar a las buenas causas es sólo una parte de eso. Por lo tanto, la parte más importante de esta lección no son los detalles, sino el espíritu con el que compartimos lo que Dios nos ha bendecido. También se nos pide que seamos responsables a la hora de dar, asegurándonos de que lo que damos se utiliza de la mejor manera posible en la difusión de las buenas noticias.

La verdadera pregunta es: “¿Podemos, como Pablo, decir que estamos conformes con el estado en que nos encontramos?”. ¿Cómo debemos reaccionar ante nuestras circunstancias? Algunos sólo ven desafíos y problemas, otros ven posibilidades interesantes. La verdadera cuestión es el amor al dinero, como raíz de todos los males, pues habla de la perspectiva egocéntrica que está en el corazón del pecado. Cuando buscamos ayudarnos a nosotros mismos, cuando nos centramos en lo que queremos, entonces los principios del reino de Dios se olvidan fácilmente. En la base, es una cuestión de confianza, como deja claro Hebreos 13:5. Si amamos el dinero, es porque pensamos que a través de nuestra riqueza podemos estar seguros y satisfechos. Pero esto deja a Dios fuera de juego.

A menudo, los estudios bíblicos sobre la “mayordomía” pueden parecer un recordatorio para que los fieles paguen sus diezmos y den ofrendas. Pero este no debe ser nuestro principal objetivo. Porque la forma en que vivimos nuestras vidas, la manera en que manejamos nuestros recursos, todo esto habla de nuestra comprensión de Dios y de nuestra relación con él. Después de todo, ¿qué importancia tiene acumular cosas de “valor” en esta vida? Jesús reservó algunas de sus palabras más duras de reproche a los que no veían el valor de las cosas eternas. Incluso entonces debió decirlas en términos de gran decepción al ver que, a menos que experimentaran un cambio de corazón, estarían totalmente perdidos. Entonces, ¿qué -o a quién- estamos valorando realmente?

 

Comentarios de Elena de White
Debe llevarse adelante la gran obra de la salvación de las almas. Él ha hecho provisión para esa obra por medio del diezmo y las ofrendas. El espera que así se sostenga el ministerio del Evangelio. Reclama el diezmo como suyo, y siempre debería ser considerado como una reserva sagrada, a fin de ser colocado en su tesorería para beneficio de la causa de Dios. Él nos pide también ofrendas voluntarias y ofrendas de gratitud. Todo esto ha de ser dedicado para la propagación del Evangelio hasta los confines de la tierra. {Palabras de Vida del Gran Maestro, p. 241} Cada uno examine regularmente sus entradas, todas las cuales son bendiciones recibidas de Dios, y aparte el diezmo como un fondo separado, destinándolo en forma sagrada al Señor. Este fondo en ningún caso debe ser dedicado a otro uso; ha de ser dedicado solamente a sostener el ministerio del Evangelio. Después que se ha puesto aparte el diezmo, adjudíquense los dones y ofrendas “que por la bondad de Dios” pudiereis.– Review and Herald, 9 de Mayo de 1893.

{Consejos sobre la Obra de la Escuela Sabática, p. 1459} Algunos casos se han mantenido ante mí durante años, y he suplido sus necesidades con el diezmo, como Dios me ha instruido a hacerlo. Y si alguna persona me dijera: Hermana White, ¿se apropiaría de mi diezmo donde sabe que es más necesario? Elogio a las hermanas que han colocado su diezmo donde más se necesita para ayudar a hacer una obra que se está dejando de hacer. {ManuscriptReleases, Vol 2, p. 100} Cuando veo que hay obreros de esta causa que han sido fieles y leales a la obra y que han quedado abandonados a su suerte, es mi deber hablar en su favor. Si esto no mueve a los hermanos a ayudarlos, entonces debo ayudarlos, aunque me vea obligado a usar una parte de mi diezmo para hacerlo”. (Citado en W. C. White, “Regardingthe Use oftheTithe” [Sobre el uso del diezmo], manuscrito inédito, DF 384, EGWRC-GC, [ca. 1932]).

Me sentiré en el deber de crear un fondo con el dinero de mi diezmo, para pagar a estas mujeres que realizan un trabajo tan esencial como el de los ministros, y este diezmo lo reservaré para trabajar en la misma línea que los ministros, cazando almas, pescando almas. Sé que las mujeres fieles deben recibir un salario que se considere proporcional al que reciben los ministros. Ellas llevan la carga de las almas y no deben ser tratadas injustamente. Estas hermanas dedican su tiempo a educar a los recién llegados a la fe y contratan su propio trabajo, y pagan a los que trabajan para ellas. Todas estas cosas deben ajustarse y ponerse en orden, y hacer justicia a todos. Carta 137, 1898, p. 9. [Traducido] (A “Queridos hermanos Irwin, Evans, Smith y Jones”, 21 de abril de 1898.) {ManuscriptReleases, Vol. 5, p. 29}

Radio Adventista
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