Continuando con la historia del gran conflicto, nos vemos atraídos una vez más por la persecución de los seguidores de Dios, lo que indica los alcances letales que usará Satanás para ahogar a Dios y Su palabra.
Esmirna, una de las siete iglesias proféticas mencionadas en los capítulos 2 y 3 del Apocalipsis, era una ciudad antigua (ahora la ciudad costera turca de Esmirna) que tenía una próspera población cristiana. Fue en la plaza de la ciudad de Esmirna donde uno de los primeros líderes de la iglesia del siglo II, Policarpo, perdió la vida cuando se negó a quemar incienso a los dioses romanos.
Pero la persecución solo empeoró, a medida que cada siglo traía más apostasía y alejamiento de la palabra de Dios. Fue bajo los auspicios de la Roma papal que ocurrieron estas tragedias y duraron 1.260 años (de 538 a 1798 d.C.). Al observar los sacrificios de fieles mártires, como los valdenses, Wycliffe y Hus, nos inspira su inquebrantable lealtad a Dios y las Escrituras.
