Para entender la cosmovisión bíblica, debemos saber…
- Cómo Jesús crecía “en sabiduría y estatura, y en gracia para con Dios y los hombres”-Lc. 2:52 (domingo)
- Que nuestro cuerpo es templo de Dios, y que vincula nuestro cuerpo físico con nuestro ser espiritual-1 Corintios 6:19, 20 (lunes)
- Qué significa tener la “mente de Cristo”-1 Corintios 2:16 (martes)
- El papel del Espíritu Santo-Hch 8:4-24 (miércoles)
- Cómo y cuándo estar preparados para Su aparición-Salmo 95:7, 8 (jueves)
Básicamente, la Biblia sólo reconoce dos cosmovisiones, o tipos de globalización:
la globalización del error, presentada en Apocalipsis 13, cuando “todo el mundo” seguirá a la bestia del mar
la globalización de la verdad, presentada en Apocalipsis 14, cuando el evangelio será predicado “a toda nación, tribu, lengua y pueblo”.
El libro El Conflicto de los Siglos, de Elena de White, pág. 588, identifica dos grandes errores que permitirán a Satanás obrar prodigios milagrosos en los últimos días. “Por medio de los dos grandes errores, la inmortalidad del alma y la sacralidad dominical, Satanás someterá al pueblo a sus engaños. Mientras el primero sienta las bases del espiritismo, el segundo crea un vínculo de simpatía con Roma.”
Texto de memoria: “Que el mismo Dios de paz os santifique por completo; y que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo sean guardados irreprensibles para la venida de nuestro Señor Jesucristo.” 1 Tesalonicenses 5:23 LBLA
Como sugiere este texto, todo nuestro ser (cuerpo y alma) necesita ser santificado, preservado y hallado irreprensible en la Segunda Venida. No hay separación del cuerpo y el alma al morir, como algunos creen. Esta falsa interpretación promueve un error que nos ata al espiritualismo.
De la misma manera, la observancia del domingo, el primer día de la semana, en lugar del bíblico séptimo día sábado, nos ata al sistema religioso/político de Roma que gobernó gran parte del mundo en la Edad Media. Constituye la imagen de la bestia de Apocalipsis 13:15.
Jesús nos dio el modelo perfecto de cómo debe vivirse una vida. No se cuenta mucho de su juventud, excepto que crecía “en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres” (Lucas 2:52).
Su vida fue siempre de equilibrio y moderación. Su desarrollo incluía cuatro dimensiones: sabiduría (mental), estatura (física), gracia ante Dios (espiritual) y ante los hombres (social).
Más tarde, su ministerio consistió en “enseñar en las sinagogas de ellos, predicar el evangelio del reino y curar toda clase de enfermedades en el pueblo” (Mateo 4:23). Su interés por todos los aspectos de la vida era evidente. Sus necesidades mentales, espirituales y físicas eran atendidas por igual y no podían separarse. Esto ha hecho que muchas iglesias ahora incluyan escuelas y hospitales, junto con iglesias, como parte de su alcance al mundo.
El modelo de Jesús demuestra poderosamente que la naturaleza física y espiritual del hombre no pueden separarse. Su amor abarca todo nuestro ser. Cada parte de nosotros debe ser entregada y santificada por Su Espíritu.