Dios es santo, Único, y su pueblo es llamado para ser santo, único entre los pueblos. Lo que bebemos y comemos no posee ningún poder para salvarnos del pecado, más revela que reconocemos la unicidad del Dios que nos salvó. Para los israelitas, Dios no puso el énfasis en la salud, con relación al comer la carne de determinados animales, más en su santidad y unicidad: “No se contaminen con cualquier de esos animales… Pues Yo Soy el Señor, el Dios de ustedes; conságrense y sean santos, porque Yo Soy santo”. – Levítico 11:43 y 44 – NVI>
La cuestión fundamental no es si es bueno o es malo para nuestra salud, más se establece identidad con Dios, como nuestro Señor. Daniel y sus amigos, en la evaluación del “jefe de los oficiales”, eran más saludables y fuertes que los jóvenes que comían y bebían los manjares de la mesa del rey. (Daniel 1:15). En la evaluación de Dios eran más sabios e inteligentes, identificándose con Él, honrando y glorificando su nombre por la obediencia a sus determinaciones. (Daniel 1:17).
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Bendiciones para el hermano Armando me a ayudado mucho como maestra para explicar las lecciones de la Escuela Sabatica,gracias y que el Señor le agregue multiples bendiciones a su gran ministerio,mis saludos desde la ciudad de Puerto La Cruz Venezuela.