En muchas ocasiones, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, encontramos dos opciones muy duras que debe tomar la humanidad.
- En la época de Noé, la gente podía entrar en el arca y salvarse, o perecer con el resto de las criaturas durante el diluvio (Génesis 7:23).
- Según Jesús, podemos construir nuestra casa sobre la roca y sobrevivir a la tormenta, o construir sobre la arena y caer (Mateo 7:24-27).
- Podemos perecer o tener vida eterna (Juan 3:16).
- La paga del pecado es la muerte, pero el don de Dios es la vida eterna (Romanos 6:23).
- Ser de mente carnal es la muerte, pero ser de mente espiritual es la vida (Romanos 8:6).
Observe que estos destinos son eternos. En última instancia, seremos salvados y viviremos con Dios para siempre, o pereceremos eternamente y nunca podremos disfrutar de la plena presencia de Dios. No hay término medio cuando se trata de obedecer a Dios. Nuestras elecciones terrenales marcan la diferencia.
Adán y Eva sólo tenían dos opciones en el Jardín del Edén. Comer de un árbol y vivir o comer de otro árbol y morir. Moisés les recordó que ellos también tenían dos opciones. Si obedecían a Dios vivirían, pero si apartaban su corazón de Dios y en su lugar adoraban a otros dioses, morirían.
En Deuteronomio 30:15-20, Moisés les planteó claramente su elección. Elegir a Dios y ser bendecidos, o elegir a otros dioses y ser maldecidos. Puede sonar como si Dios los maldijera por hacer la elección incorrecta, porque la antigua mente hebrea veía a Dios como el Primer Movedor del Universo. Todo lo que les ocurría se debía a Él. Pero, en retrospectiva, reconocemos que las maldiciones fueron las consecuencias naturales de seguir sus propios caminos egoístas y malvados, el camino de Satanás, el camino que lleva a la muerte.
Podemos aprender del ejemplo de Israel y aprovechar al máximo nuestro sagrado don del libre albedrío. Cuando nos entregamos plenamente a Dios y elegimos una vida de servicio a Él, podemos disfrutar de bendiciones espirituales que hacen que la vida, incluso en sus peores momentos, sea más soportable.