El matrimonio, la idea de ser una sola carne con otra persona, es probablemente la metáfora o imagen más utilizada en la Biblia. Adán reconoció que Eva había sido creada a partir de una de sus costillas, que ella era en realidad parte de él. Esto lo hizo sentir muy cerca de su compañero. Nosotros también estamos hechos a imagen de Dios. Recordar esto debería hacernos sentir cerca de él también.
El sábado y el matrimonio ilustran la relación cercana que Dios desea tener con nosotros. Para que esa relación funcione, una pareja casada debe perdonarse y aceptarse, pasar tiempo de calidad en la compañía del otro y siempre poner al otro cónyuge primero.
No es de extrañar por qué el matrimonio, o ser una sola carne con alguien, puede aplicarse a nuestra relación con Dios. Cuando pedimos perdón, lo recibimos. Cuando descansamos en el sábado, se siente su presencia. Y a medida que Dios continúa poniéndonos primero, debemos ponerlo primero en nuestras vidas también.