Escuela Sabática Texas USA Lección 1: La Creación – Sábado 2 de Abril de 2022

Si miramos el capítulo 1 del Génesis, vemos que la palabra hebrea tov, o “bueno”, se utiliza después de cada día de la Creación. Esta palabra nos dice muchas cosas:

El trabajo de cada día fue exitoso. En otras palabras, la luz iluminó el planeta, las plantas dieron frutos, etc.
El trabajo realizado fue hermoso. Tenía una calidad estética perfecta. Era agradable a los sentidos.
Era lo contrario del mal, que se asocia con la muerte. En otras palabras, era una empresa viva, que producía vida.
La teoría de la evolución cuenta una historia opuesta. Propone que el mundo comenzó en una condición inferior y se fue moldeando progresivamente hasta llegar a una más superior. Todo esto evolucionó, nos dicen los evolucionistas, como resultado de circunstancias accidentales que se produjeron durante un período de tiempo muy largo.

Esto difiere radicalmente con la idea de que un Ser Superior estuvo involucrado en el origen de nuestro mundo, y de todos los mundos, para el caso. Hebreos 11:3 nos dice que, por fe, creemos que esto es cierto. No hay manera de probar ninguna de las dos teorías, pero muchos estudiosos de la Biblia sostienen que el relato del Génesis es tan plausible como los conceptos no probados propuestos por los evolucionistas.

Siendo Dios el motor principal de esta operación, no hay razón para dudar de que todo el mundo se completó en una semana, como describió Moisés. Nuestro Dios, creemos, es de hecho lo suficientemente poderoso como para hacer que ocurra en ese lapso de tiempo, si esa era su voluntad.

Génesis 2 inicia el segundo relato de la Creación, que se centra en el lugar del hombre en el proceso de creación de este hermoso mundo. Uno de los primeros regalos de Dios fue bendecir a la santa pareja con un día de descanso, que les permitía relacionarse tranquilamente entre sí y hacer crecer sus relaciones. El sábado debió sentirse como su luna de miel con Dios.

Este séptimo día de reposo se estableció en el Jardín, y más tarde en el Monte Sinaí, para darles un tiempo constante para detenerse y apreciar la obra de Dios, incluida la de sus propios cuerpos (Salmo 139:14). Se les dio la oportunidad de disfrutar de la creación y la razón por la que debían cuidarla.

Después de la Caída, el sábado era una señal esperanzadora de que algún día una nueva creación milagrosa les permitiría volver a disfrutar de esa misma cercanía con su Hacedor. Véase Isaías 65:17 y Apocalipsis 21:1.

Jesús sanó muchas veces en sábado para alejarlos de sus dañinas tradiciones sabáticas. Estas curaciones en sábado debían indicar que algún día todo su dolor y sufrimiento terminaría. Cada sábado debería señalarnos esa esperanza de redención. Es una señal que apunta al pasado, pero también al futuro.

Radio Adventista
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