Aqui entre Nos. Lección 1 – La Creación – Un Programa pensado en los Maestros de E.S.

En Génesis 1:26 se dice que el ser humano fue hecho a su imagen y semejanza. La palabra hebrea para “imagen” se refiere a los elementos físicos y concretos de los seres humanos -su forma real. Y la palabra hebrea para “semejanza” incluye la naturaleza más abstracta y espiritual de Dios. Muchas veces olvidamos la forma integral en que fuimos creados para ser como Dios. Elena de White nos dice en el libro Educación, p. 15, “Cuando Adán salió de la mano del Creador, llevaba, en su naturaleza física, mental y espiritual, una semejanza con su Hacedor”.

En Génesis 2:7 observamos que Dios sopló en las fosas nasales de Adán “el aliento de vida”. El aliento se ha interpretado a menudo como algo espiritual (no se puede ver), y la vida como algo físico (se nota cuando algo está vivo).

La forma en que Eva fue creada, directamente del lado de Adán, indica que ella también lleva la imagen de Dios (Génesis 2:21, 22). De hecho, ella sin duda completó esta imagen de una manera que Adán no podría haber hecho por sí mismo. Adán reconoció esta deficiencia en sí mismo mientras nombraba a todos los animales. Sintió la necesidad de un “ayudante” comparable a él.

El cuidadoso y meticuloso trabajo de crear a los seres humanos fue el acto final de Dios en el sexto día de la semana de la Creación. El mundo natural estaba preparado para recibir a la santa pareja. Su hermoso hogar en el Edén estaba totalmente amueblado y listo para ser ocupado. Estaban preparados para que Dios les diera las llaves y los llevara a través del umbral el primer sábado.

Adán y Eva fueron bendecidos con tres regalos de Dios que contenían una responsabilidad, lo que les permitió interactuar con Dios de forma positiva para reforzar su relación de amor y confianza entre ellos.

El hermoso jardín en el que se encontraban era un regalo, pero requería que lo cuidaran (Génesis 2:8, 15).
Los árboles frutales contenían todo el alimento que necesitaban para mantener sus cuerpos de la manera más saludable y satisfactoria. Pero debían mantenerse alejados de un árbol, el del conocimiento del bien y del mal, si querían permanecer vivos y sanos (Génesis 2:16, 17).
Su tercer don era tener al otro como marido y mujer. Sin embargo, el don de la interacción humana a través del matrimonio vino acompañado de ciertas restricciones. Por ejemplo, se recomendaba la necesidad de dejar a los padres para vivir con su cónyuge como la mejor manera de unir sus vidas de forma que se convirtieran en una sola carne, o una sola persona (Génesis 2:24).
A lo largo de los años, hemos llegado a reconocer estos dones de Dios en formas que son particulares a nuestras situaciones. Tener un hogar, comida y amigos y familia a nuestro alrededor siguen siendo las mayores bendiciones por las que estamos agradecidos.

Pero tenemos el deber y la opción de utilizar estos dones de la mejor manera posible. Mantener nuestra casa haciéndola cómoda y atractiva no es sólo un privilegio, sino nuestro deber. Elegir los mejores alimentos es necesario para que nuestro cuerpo siga funcionando como debe. Y, por último, procurar ser amables y agradables con quienes nos rodean garantiza unas relaciones sanas que bendicen nuestra vida.

Radio Adventista
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