Asc. Metropolitana MX Lección 5: Noble Príncipe de Paz – Sábado 30 de Enero de 2021

Un tiempo de oscuridad y desesperación se sintió en la tierra, cuando el ocultismo trajo médiums y oscuridad espiritual a las vidas de muchos del pueblo de Dios. En el capítulo 9, sin embargo, encontramos que “una gran luz” (Isaías 9:2) ahuyentaría esa oscuridad.

Se menciona proféticamente que Galilea recibirá una gran parte de esta “luz”. Esa región fue especialmente bendecida cuando Jesús comenzó su ministerio allí. Muchos respondieron a su mensaje de esperanza que disiparía las tinieblas que durante tanto tiempo habían envuelto su tierra.

Jesús se hizo popular en Galilea al curar a los que tenían muchas dolencias físicas, pero también a los que estaban poseídos por demonios (Mateo 4:24, 25). Las prácticas ocultas eran frecuentes allí, y habían dado lugar a algunas luchas lamentables con los demonios de Satanás por parte de víctimas desafortunadas, conocidas como endemoniados.

Estos endemoniados a menudo se convertían en un peligro para los demás y causaban mucho miedo y sufrimiento a los que les rodeaban. Literalmente aterrorizaban a sus comunidades. Véase Mateo 8:28. La curación de Jesús era la única manera de que ellos y sus vecinos volvieran a experimentar la normalidad y la paz en sus vidas.
Los dos siguientes versículos de Isaías (versículos 6 y 7) describen al Mesías en términos que han llegado a ser familiares y queridos por todo el mundo.

Quizá hayas notado que la realeza e incluso las deidades suelen tener nombres largos. Cuanto más largo es el nombre, más grande es la persona. Los nombres dados a este Niño, a este Hijo, indican realmente las características que debemos conocer de Él.

Es maravilloso. (Realiza -está lleno de- muchas maravillas, o milagros).
Es un Consejero. (Es un consejero sabio, que siempre sabe qué hacer).
Es un Dios poderoso. (Su poderoso poder lo convierte en nuestro héroe).
Es el Padre Eterno. (Es nuestro Dios eterno, que no tiene fin ni principio).
Es el Príncipe de la Paz. (Él desea la paz en el mundo, no la guerra).

Cuando se conocen y aprecian estos rasgos del carácter de Dios, se disipa la oscuridad que nubla nuestra visión celestial de la verdadera paz.

Jesucristo cumplió todos los requisitos de este Niño. Vino a mostrarnos cómo es realmente nuestro Padre. Las acusaciones de Satanás de que Dios es un capataz severo -un dios vengativo e iracundo- se demostraron totalmente falsas, ya que Jesús hizo el sacrificio supremo por nosotros en la cruz.

Radio Adventista
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