Apocalipsis 21:1 comienza con la misma frase que Isaías 65:17: “un cielo nuevo y una tierra nueva”. Juan vio este nuevo cielo y esta nueva tierra, y en Isaías, Dios declara que es Él quien los creará.
A continuación, Isaías señala el nivel de regocijo que habrá allí (Isaías 65:18, 19). Y Juan lo valida proféticamente al afirmar que Dios enjugará toda lágrima (Apocalipsis 21:4).
El hecho de que en la mitad del pasaje se hable de la muerte (Isaías 65:20) es un recordatorio de que aquí hay un doble mensaje. Algunos de estos versículos estaban destinados a Israel después de su regreso a Jerusalén. Pero también vemos promesas para todos nosotros que esperamos el establecimiento del nuevo Reino celestial de Dios.
El último versículo de Isaías 65 menciona al lobo y al cordero que yacen juntos. También oímos hablar de ellos en Isaías 11:6, 7. Incluso Oseas 2:18 habla de las bestias del campo que se acuestan juntas. ¡Qué tiempo de paz significará para todas las criaturas de Dios!