Jeremías 31:31-34 es un pasaje que hay que mirar con atención, ya que nos esforzamos por saber qué tiene el nuevo pacto de Dios para nosotros. Conocer la historia de Israel y sus intentos fallidos de cumplir los mandamientos de Dios nos ayuda a entender por qué Dios debe renovar la alianza.
Pensar en él como un “pacto renovado” nos ayuda a darnos cuenta de que fue sólo su fracaso lo que hizo que Dios volviera a pronunciar las promesas del pacto como lo hizo a Jeremías.
Incluso esa experiencia del corazón fue algo que Dios tuvo que proveer para ellos. Debían elegir servir a Dios y pedir humildemente ese nuevo corazón de carne que les permitiera ser fieles a sus mandamientos.
Con la ley de Dios en sus corazones, Él sería capaz de trabajar a través de ellos para cumplir su misión de alcanzar el mundo con el evangelio de la salvación. Mantener a Dios siempre delante de nosotros, y no salir con nuestra propia fuerza y poder, es el secreto para recibir las bendiciones del pacto.