Asc. Metropolitana MX Lección 1: Jesús Gana-Satanás Pierde – Sábado 1 de Abril de 2023

Satanás atacó a Jesús todo el tiempo que estuvo en la tierra. El diablo hizo todo lo que pudo para evitar que Él se convirtiera en nuestro Sacrificio. En su nacimiento, el rey Herodes fue impresionado por Satanás para matar a todos los bebés varones en Belén. Antes de que comenzara su ministerio público, el diablo tentó a Jesús en el desierto. En el Huerto de Getsemaní, intentó persuadirle de que no hiciera la voluntad de Dios. Y después de su muerte, Satanás selló su tumba para impedir que el Hijo de Dios regresara al cielo.

Todas estas medidas fracasaron, sin embargo, y Cristo obtuvo la victoria entonces, como lo ha hecho en cada batalla con el enemigo antes o después. Pero Satanás sabe que la guerra aún no ha terminado. Hasta que Jesús regrese y recree nuestra tierra, estaremos sujetos a sus ataques. Sólo a través de la fe en la victoria de Jesús podemos vencer los implacables esfuerzos del diablo para ganar nuestra lealtad.

Satanás sin duda aumentará sus esfuerzos para frustrar el plan de Dios a medida que nos acercamos a la Segunda Venida. Tenemos que ser muy vigilantes en estos últimos días, reclamando la victoria que Jesús ya ha ganado y que nos ofrece gratuitamente.

Los capítulos segundo y tercero del Apocalipsis describen siete iglesias que representan al pueblo de Dios a través de los tiempos. Ya sea la iglesia sin amor de Éfeso, la iglesia perseguida de Esmirna, la iglesia transigente de Pérgamo, la iglesia corrupta de Tiatira, la iglesia muerta de Sardis, la iglesia fiel de Filadelfia, o la iglesia tibia de Laodicea, todas tenían un tema común. Las palabras “el que venciere” se encuentran al final de cada mensaje.

Ninguna de las iglesias ha sido perfecta, así como ninguno de nosotros individualmente puede reclamar la perfección. Sin embargo, hay algo que sí podemos afirmar. Y es la victoria que Jesús nos ofrece. Es Su victoria, no la nuestra. Podemos ser vencedores con Él.

Apocalipsis 12:10 nos recuerda que Satanás, el acusador de los hermanos, ha sido derribado. Jesús ha ganado la victoria sobre el pecado y la ofrece gratuitamente a todos los que la reclaman. Por Su sangre sacrificial, podemos ser Sus siervos vencedores y obedientes, y ser salvos al fin en Su reino (Apocalipsis 12:11). Al amar a nuestro Salvador más de lo que amamos nuestras propias vidas, nos convertimos en vencedores y testigos de su maravillosa gracia.

Radio Adventista
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