Aqui entre Nos. Lección 10 – Jacob-Israel – Un Programa pensado en los Maestros de E.S.

Después de que Jacob reprendiera a Simeón y Leví por sus horribles crímenes contra el pueblo de Siquem, el Señor le dijo que fuera con su familia a Betel. Jacob era consciente de que había personas en la familia que todavía llevaban ídolos consigo, y éstos debían ser eliminados antes de llegar. Para entrar en la presencia de Dios, debían purificarse y limpiarse (Génesis 35:1, 2).

Entonces Dios les preparó el camino para que viajaran con seguridad al lugar sagrado para renovar sus votos a Dios. Jacob recordó su sueño de una escalera que subía al cielo. Allí Dios se reveló de nuevo, anunciando su nuevo nombre de Israel, que significa “Príncipe de Dios” o “Luchador de Dios”, ya que había luchado con Dios toda la noche antes de encontrarse con Esaú.

Esta historia nos recuerda nuestra propia tendencia a adorar cosas, y cómo esas cosas pueden separarnos tan fácilmente de Dios. Cualquier cosa puede convertirse en un ídolo cuando nos impide la verdadera adoración y el arrepentimiento. Al igual que la familia de Jacob, puede ser tan sencillo como quitarnos las joyas de las manos y las orejas (Génesis 35:4). Cualquier cosa que alimente nuestro orgullo debe ser rechazada.

Tras su regreso de Betel, Raquel dio a luz a su segundo hijo, Benjamín. Esto habría sido una ocasión más alegre si no hubiera resultado en la muerte de Raquel. En su lecho de muerte, llamó al bebé Ben-oni, que significa “hijo de mi dolor”. Sin embargo, Jacob eligió llamarlo Benjamín, que significa “hijo de la mano derecha”.

Tras el entierro de Raquel, la familia siguió adelante, pero pronto Jacob iba a tener otro acontecimiento desgarrador. Le llegó la noticia de que su hijo Rubén se había acostado con la concubina de Jacob, Bilhah, sierva de Raquel y madre de sus dos hijos, Dan y Neftalí. No estamos seguros del motivo de Rubén, pero debió parecerle un acto cruel e irrespetuoso a su afligido padre. Otro ejemplo de cómo la mentira y el engaño pueden destruir las relaciones.

Al llegar finalmente a Mamre, el lugar donde acampaba su padre, otra muerte sacudió a la familia. Su padre Isaac falleció a la edad de 180 años, y fue enterrado por los dos hermanos, Jacob y Esaú.

Radio Adventista
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