Quizá te hayas preguntado por qué en Hebreos 11:21 se menciona que Jacob adoró a Dios al final de su vida, “apoyándose en la punta de su bastón”. Lo más probable es que verifique la herida que le causó el Señor cuando lucharon tan ferozmente aquella noche en Peniel. Se ha sugerido que la cadera o el muslo donde se produjo la lesión, cerca de la zona del lomo, podría haber sido un recordatorio para Jacob de la promesa de Dios de que tendría muchos descendientes.
“El tiempo de la angustia de Jacob”, en Jeremías 30:7, se refiere a la prueba que sufrirá el pueblo de Dios justo antes de la Segunda Venida de Cristo (Ver Patriarcas y Profetas, p. 195.) Nosotros también tendremos nuestra fe puesta a prueba y pediremos la misericordia de Dios para que nos libere de nuestros temores y dudas durante ese espantoso tiempo.
También ahora luchamos con Dios en ciertos momentos. Pero también con las fuerzas del mal, como se nos dice en Efesios 6:12. Como Jacob, debemos permitir que nuestra fe tenga la victoria sobre todas aquellas cosas que nos abaten y nos separan de Dios.