Saulo, participante de la élite de las familias ricas de Judá, que había sido calificado en el conocimiento por el rabino Gamaliel, el más famoso en aquellos días, había sido educado en la ideología de la necesidad de venir a un rey poderoso para liberarlos del yugo romano. JESÚS de Nazaret jamás encajaría en un lugar así. En la visión de aquellos que aguardaban un Mesías político, JESÚS habría sido un retumbante fracaso. Comenzó influenciando a las masas y terminó muerto crucificado en una cruz, la muerte más humillante imaginable. Y según estos líderes, un grupo de fanáticos seguidores de JESÚS continuaba la payasada diciendo que él había resucitado, si bien tuvieron el testimonio de los soldados, neutrales en esa historia, y que formaban parte del ejército que lo había crucificado. Sin embargo, ni siquiera creyeron.
Un saludo mi hermano Jonnhy y Rafael….desde Santiago de Chile…Dios les bendiga en su ministerio..