Edición para maestros. Segundo trimestre (abril-junio) de 2021
“La ley del pacto”
Lección 8 :- Para el 22 de Mayo de 2021
RESEÑA
Texto Clave: Deuteronomio 7:9.
El pacto que Dios hizo con Israel en el Sinaí pretendía ser un ejemplo de la gracia de Dios para que todos los que entraran en contacto con su pueblo lo vieran. El pacto definía la relación de Israel con Dios. También ofrecía parámetros dentro de los cuales Israel podría trabajar y vivir para difundir mejor el mensaje de Dios.
COMENTARIO
Existen ejemplos de que Yahvéh llegó a otras naciones antes de escoger a Israel, basados en pasajes anteriores como Génesis 20:3 al 6 y 21:32. ¿No es sorprendente descubrir, en respuesta a Yahvéh, que el rey Abimelec, un rey filisteo, se haya referido a su nación camita como “gente justa” (RVA)?
“Yahvéh siempre ha estado en contacto con pueblos no hebreos y eligió hacer de los ‘paganos’ sus representantes y agentes, incluso sacerdotes de acuerdo con su voluntad. […]
“Yahvéh utiliza a Jetro el ceneo, quien estaba familiarizado con el nombre de Yahvéh antes de Moisés, y de hecho, lo ayudó a entenderlo, para facilitar sus planes y propósitos para la humanidad. […] ¡Aquí tenemos a un pueblo afroasiático supuestamente pagano, que preserva esta inteligencia vital antes de que aparecieran los hebreos!” (C. E. Bradford, Sabbath Roots: The African Connection, p. 36, énfasis añadido).
La elección de Israel
Asimismo, la nación hebrea se había forjado a partir de un linaje abrahámico. El antiguo Israel nació a partir de la providencia divina para difundir su testimonio, ordenado por Dios, a las naciones circundantes. Por lo tanto, la conexión entre la elección de Israel y la ley cósmica de Yahvéh merece una explicación: “La promulgación de la ley es un acto de gracia tanto como el don divino de la elección. La promulgación de la ley es un acto de misericordia tanto como la liberación de la esclavitud egipcia. El don de la ley es un acto del amor de Dios tanto como la celebración del pacto al que pertenece la ley. La ley se convierte, así, en un instrumento que define todas las relaciones dentro del pacto y la comunidad del pacto” (G. F. Hasel y M. G. Hasel, The Promise: God’s Everlasting Covenant, p. 72).
La ley dentro del pacto
“La palabra hebrea ley (tôrāh) aparece en el Antiguo Testamento no menos de 220 veces. No debe interpretarse como “ley” en el sentido latino de lex, que representa la ley del imperio. Tampoco debe interpretarse como los griegos entendían su palabra para ley (nomos), a saber, lo que siempre se había hecho. En el idioma hebreo, el término tôrāh proviene de la palabra hôrȃh, que significa ‘señalar’, ‘enseñar’ o ‘instruir’. En consecuencia, el sustantivo tôrāh significa ‘enseñanza’ o ‘instrucción’ en su acepción más amplia. En este sentido, la palabra ley significa toda la voluntad revelada de Dios, o cualquier parte de ella.
“Dios le dio a Israel esta instrucción, esta tôrāh, en términos de ‘estatutos y juicios’ (Deut. 4:14), o ‘los testimonios, los estatutos y los decretos’ (vers. 45) para regular la vida de Israel. Tôrāh con frecuencia se utiliza en este sentido. Por lo tanto, la ley podría ser un tipo de ‘instrucción’ integral que incluía todas las leyes: moral y ética, civil y social, de sacrificios y adoración, e higiénica y de salud.
“En otros casos, la ley (tôrāh), puede usarse en un sentido muy estricto, es decir, solo los Diez Mandamientos o Decálogo” (G. F. Hasel y M. G. Hasel, The Promise: God’s Everlasting Covenant, p. 73).
La estabilidad de la ley
El salmista canta: “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma. El testimonio de Jehová es puro, hace sabio al sencillo. Los preceptos de Jehová son rectos, alegran el corazón; los mandamientos de Jehová son claros, alumbran los ojos. […] los juicios de Jehová son verdaderos, todos ellos justos. Son más preciosos que el oro […] y más dulce que la miel y las gotas del panal” (The Interlinear Hebrew-Greek-English Bible, t. 2, p. 1400; ver Sal. 19:7-10.)
Siempre debemos tener en cuenta el hecho de que nuestra necesidad de la Ley de Dios está vinculada a la condición ilegal de la psiquis humana, y no simplemente por nuestra necesidad de rectificar las acciones pecaminosas. Solo Cristo puede incorporar su serenidad y estabilidad en la humanidad, y lo hace dirigiéndonos a sí mismo (Isa. 26:3; Mat. 12).
Al mismo tiempo, la Ley se promulgó para nuestro beneficio. ¿Quién no ha sufrido, o no ha visto sufrir a otros, por la desobediencia a la Ley de Dios? Piensa en cuánto mejor sería nuestro mundo si la gente obedeciera la Ley de Dios. ¡Piensa en cuánto mejor sería si la gente obedeciera al menos los últimos seis Mandamientos!
Mientras tanto, Pablo nos dice lo siguiente: “Pero ahora se reconcilió en el cuerpo de su carne, por medio de la muerte, para presentarlos santos y sin mancha, y sin cargo ante él, si continúan en la fe cimentados y firmes, sin moverse de la esperanza del evangelio” (The Interlinear Greek-English New Testament, t. 4, pp. 542, 543, énfasis añadido; ver Col. 1:21-23.)
Para el creyente, la madurez espiritual expresada en Colosenses no se resume en un momento. Pablo percibía el crecimiento en la gracia como un proceso regenerativo de por vida. Por lo tanto, este relato paulino reafirmó los términos condicionales del pacto de gracia que Yahvéh había establecido con el antiguo Israel. (Estudia Éxo. 19:5; Lev. 26:3, 4, 14, 16; Deut. 5:33; 6:5; 10:12; 11:1, 13, 22; 13:3, 18.)
Por lo tanto, es evidente que el camino de la salvación en el Antiguo Testamento y el camino de la salvación en el Nuevo Testamento son el mismo: ambos son salvación por gracia mediante la fe, que da como resultado la obediencia” (G. F. Hasel y M. G. Hasel, The Promise: God’s Everlasting Covenant, p. 78).
Por otro lado, es igualmente importante tener en cuenta la absoluta imposibilidad del arrepentimiento, al margen de Cristo, en el ámbito de la santificación: “Ustedes no pueden tener un pensamiento sin Cristo. No pueden tener la inclinación de acudir a él a menos que él ponga en movimiento influencias e impresione su Espíritu en la mente humana” (FO 73). (Estudia Juan 14:15; 15-17; Hech. 5:32; Rom. 2:4; 1 Cor. 13; Gál. 5:14-26; Efe. 2:8-10; 5; 1 Juan 4:7-21; 5:1-3; Apoc. 22:14.)
APLICACIÓN A LA VIDA
Para reflexionar: William Barclay dijo que ser verdaderamente religioso es amar a Dios y amar a aquellos que Dios hizo a su propia imagen. Este amor no es un sentimentalismo vago y nebuloso, sino un compromiso total con Dios que brota del corazón en un servicio práctico hacia nuestros semejantes.
- Lee Deuteronomio 6:5. Este versículo es parte de la “Shemá”, el credo del judaísmo. Cada servicio religioso comienza con esta frase. Todo niño judío lo memoriza antes que ninguna otra cosa. Es un recordatorio constante de que nuestro amor por Dios debe estar antes que todo lo demás. Lee las palabras de Jesús en Mateo 22:34 al 40. ¿En qué nos parecemos a los fariseos que aquí se describen? ¿Cómo enfatiza el nuevo pacto la aplicación del amor?
- Dios nos da la Ley dentro del ámbito de su insondable amor. Compara la relación entre Dios y la humanidad con la relación entre padres e hijos. ¿Cuál es el propósito de la ley en una relación amorosa? Los límites y las expectativas expresadas, ¿cómo mejoran una relación? ¿Qué nos enseñan las leyes y los límites de Dios sobre su carácter?
- Menciona dos o tres incidentes específicos de la vida de Jesús que son ejemplos de cómo amaba verdaderamente a su prójimo como a sí mismo. ¿Qué pasaría si Jesús caminara por las calles de tu ciudad hoy? ¿Cómo demostraría amor por sus vecinos y por qué? Cuando transgredes parte de la Ley de Dios, su gracia viene al rescate. ¿Significa esto que la gracia anula la Ley? Explica. Piensa en casos en los que hayas apreciado los límites establecidos por la Biblia, la iglesia o la sociedad. Comparte un ejemplo con la clase.
- El antiguo pacto desempeñó un papel importante en el éxodo israelita de Egipto. Este pacto fue una señal del amor y el cuidado protector de Dios. En tu vida espiritual, ¿cómo se traduce el pacto en señales del amor y el cuidado de Dios? ¿Cuál es tu rol en el proceso de experimentar lo que significa vivir en una relación de pacto con Cristo?
- Vuelve a leer el pensamiento anterior de William Barclay en la sección “Para reflexionar”. Piensa en formas específicas en las que amamos a Dios y a la humanidad con un “sentimentalismo nebuloso”. ¿Qué pueden hacer en tu iglesia local para animarse unos a otros a ser más sinceros en su amor a Dios y al prójimo? Menciona cosas, problemas y circunstancias que interfieran con tus intentos de ser sincero. ¿Cómo puedes protegerte de estas interferencias?
- Como se señaló, la Ley de Dios dada a los israelitas era casi dolorosamente específica. ¿Por qué Dios podría estar tan preocupado por la manera en que sus hijos conducen su vida? ¿Es por nuestro propio bien o por el suyo? Analiza. ¿Puede Dios verse afectado por nuestras decisiones? Explica.
- Tanto Israel como la iglesia, al ser los escogidos de Dios, estaban, y están, en posesión de algo que el mundo en general necesitaba y todavía necesita, pero generalmente no es consciente de ello. Por lo general, Israel hizo poco para cambiar esto. ¿Es posible que hoy corramos el riesgo de volvernos ineficaces o irrelevantes? Explica.
- De tanto en tanto escuchamos decir que los Diez Mandamientos en la actualidad se han convertido en las Diez Sugerencias. De hecho, ¿actuamos a veces como si fuera así? Explica. ¿Cómo podemos distinguir entre libertad y licencia en nuestra vida?
- La obediencia a la Ley, ¿es una condición para tener una relación con Dios? Si es así, ¿es un error decir que el don de Dios de la vida eterna y su presencia continua son incondicionales en cierto sentido? Explica. ¿Tenemos alguna base para creer en la incondicionalidad del amor de Dios? ¿Por qué?
- Al meditar sobre el tema de la obediencia, tendemos a pensar en ello como algo que hacemos. ¿No es igualmente cierto que podría ser una descripción de lo que somos cuando elegimos relacionarnos con Dios? Explica.