Sábado, Mayo 11
Motivados por la esperanza
Lee para el estudio de esta semana
1 Tesalonicenses 4:13–18; Mateo 24:27, 30, 31; 2 Pedro 1:19–21; Daniel 8:14; 9:20–27; Esdras 7:7–13.
Para memorizar
“En ese día se dirá: ‘¡Este es nuestro Dios! Lo hemos esperado, y él nos salvará. Este es el Señor a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación’ ” (Isa. 25:9).
La segunda venida de Jesús es uno de los temas centrales de las Escrituras. Es un hilo de oro que recorre las páginas sagradas de la Biblia. Un erudito ha calculado que hay 1.845 referencias a la segunda venida de Cristo en el Antiguo Testamento. En los 260 capítulos del Nuevo Testamento, hay más de 300 referencias al regreso de Cristo. Uno de cada 25 versículos lo menciona.
Después de que la Reforma naufragara en Europa y se viera obstaculizada por divisiones y luchas, el protestantismo echó raíces en el Nuevo Mundo. En Estados Unidos muchos recogieron el manto de la verdad, incluyendo la verdad sobre la Segunda Venida. Entre ellos se encontraba un agricultor bautista llamado William Miller. Como resultado de su estudio de la Biblia, creyó que Jesús vendría pronto, durante el curso de su vida, y comenzó a predicar ese mensaje. Con ello inició un movimiento que, aunque enfrentó una gran desilusión, abrió ante muchos verdades bíblicas que todavía hoy son relevantes.
En la lección de esta semana examinaremos por qué la segunda venida de Cristo ha llenado de alegría el corazón de los creyentes a lo largo de los siglos y cómo podemos estar preparados para ese gran acontecimiento.
La lección de esta semana se basa en El conflicto de los siglos, capítulos 18 al 21.
Domingo, Mayo 12
La promesa de su regreso
Los reformadores protestantes y los peregrinos que partieron de Holanda hacia el nuevo mundo anhelaban la venida de Jesús. Para ellos, la segunda venida de Cristo era un acontecimiento gozoso, que esperaban con gran interés. Juan Wycliffe anhelaba la venida de Cristo como la esperanza de la iglesia. Calvino hablaba en nombre de todos los reformadores al referirse al glorioso regreso de Cristo como “el más auspicioso de todos los acontecimientos”. Para los hombres y las mujeres fieles a Dios, la segunda venida de Cristo era algo que había que celebrar, no algo que se debía temer.
Lee Juan 14:1 al 3; 1 Tesalonicenses 4:13 al 18; y Tito 2:11 al 14. ¿Por qué estos pasajes bíblicos ofrecieron tanta esperanza a los cristianos a lo largo de los siglos?
Es fácil entender por qué la creencia en la segunda venida de Cristo ha traído tanta esperanza y alegría a los cristianos que creen en la Biblia. Este acontecimiento señala el fin de la enfermedad, el sufrimiento y la muerte. Anuncia el fin de la pobreza, la injusticia y la opresión. Anticipa el fin de las luchas, los conflictos y las guerras. Pronostica un mundo futuro de paz, felicidad y comunión duradera con Cristo y los redimidos de todas las épocas para siempre.
“La venida del Señor ha sido en todo tiempo la esperanza de sus verdaderos seguidores. La promesa de despedida del Salvador sobre el Monte de los Olivos, de que volvería, iluminó el futuro para sus discípulos y llenó sus corazones con gozo y esperanza que las penas no podían apagar ni las pruebas disminuir. Entre los sufrimientos y las persecuciones, ‘la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo’ era la ‘esperanza bienaventurada’. Cuando los cristianos de Tesalónica, agobiados por el dolor, enterraban a sus amados que habían esperado vivir hasta ser testigos de la venida del Señor, Pablo, su maestro, les recordaba la resurrección, que se verificaría cuando viniese el Salvador. Entonces los muertos en Cristo resucitarían, y juntamente con los vivos serían arrebatados para recibir a Cristo en el aire. Y dijo: ‘Y así estaremos siempre con el Señor. Consolaos pues los unos a los otros con estas palabras’ (1 Tes. 4:16-18)” (Elena de White, El conflicto de los siglos, p. 304).
¿Por qué la Segunda Venida es tan importante para nuestra fe? Especialmente al saber que los muertos duermen (ver lección 10), ¿por qué esta enseñanza adquiere tanta importancia? Sin ella, ¿por qué estaríamos, como dijo Pablo, en una situación totalmente desesperada (ver 1 Cor. 15:15-18)?
Lunes, Mayo 13
A la espera del tiempo
Aunque los reformadores protestantes creían en el regreso literal, visible, audible y glorioso de Cristo, poco a poco fue cambiando la interpretación de esta verdad bíblica. Los predicadores populares del siglo XIX enseñaban que Cristo vendría para establecer su Reino en la Tierra y dar paso a mil años de paz. Esto condujo a un letargo espiritual y a un compromiso apático con los valores espirituales.
Del mismo modo, los discípulos de Cristo malinterpretaron la naturaleza de la venida del Mesías. Pensaron que vendría como un general victorioso que rompería el yugo de la servidumbre a Roma, no como alguien que los libraría de la condena y las cadenas del pecado. Por lo tanto, no entendieron cómo vendría.
Lee Hechos 1:9 al 11; Apocalipsis 1:7; y Mateo 24:27, 30 y 31. ¿Qué nos enseñan estos versículos acerca de la manera en que regresará nuestro Señor?
Cuando Cristo vino la primera vez como un bebé en el pesebre de Belén, muy pocos vislumbraron su venida. Pero, cuando venga por segunda vez, “todo ojo” lo verá venir. Todo oído oirá el toque de trompeta de su regreso. Cada ser humano en la Tierra contemplará su gloria. No debemos dejarnos engañar: las Escrituras han dejado sobradamente claros los acontecimientos que rodean su regreso.
“Una de las verdades más solemnes y gloriosas reveladas en la Biblia es la de la segunda venida de Cristo para completar la gran obra de la Redención. Al pueblo peregrino de Dios, que por tanto tiempo hubo de morar ‘en la región y sombra de muerte’, le es dada una valiosa esperanza inspiradora de alegría con la promesa de la venida del Ser que es la Resurrección y la Vida, para hacer ‘volver a su pueblo desterrado’ a casa. La doctrina del Segundo Advenimiento es verdaderamente la nota tónica de las Sagradas Escrituras. Desde el día en que la primera pareja se alejara apesadumbrada del Edén, los hijos de la fe han esperado la venida del Prometido que había de aniquilar el poder del Destructor y volver a llevarlos al paraíso perdido” (Elena de White, El conflicto de los siglos, p. 301).
Uno de los primeros líderes adventistas, Luther Warren, solía decir a los jóvenes: “La única manera de estar preparados para la venida de Cristo es prepararse y mantenerse preparados”. El mensaje del pronto regreso de Cristo es un llamado urgente a que cada uno de nosotros examine su corazón y evalúe su vida espiritual. Es un llamado a vivir de manera piadosa. No puede haber neutralidad ante la luz resplandeciente de la gloria del regreso de Cristo.
Lee 1 Tesalonicenses 5:2 al 5 y Hebreos 9:28. ¿Cómo nos animan estos versículos en cuanto a cómo vendrá Cristo?
Martes, Mayo 14
William Miller y la Biblia
Así como Dios utilizó a los reformadores protestantes para redescubrir la verdad sobre la justificación por la fe solo en Cristo, también utilizó a William Miller para redescubrir la verdad sobre la modalidad de la segunda venida de Cristo. Mientras Miller estudiaba las Escrituras, descubrió a un Cristo que lo amaba más de lo que podía imaginar. Con su Biblia, una pluma y un cuaderno, comenzó leyendo el Génesis y solo avanzaba en su lectura en la medida que podía entender el pasaje en cuestión. Al comparar un pasaje con otro, permitió que la Biblia se explicara a sí misma.
Lee Isaías 28:9 y 10; Proverbios 8:8 y 9; Juan 16:13; y 2 Pedro 1:19 al 21. ¿Qué principios de interpretación bíblica descubres en estos pasajes?
A medida que William Miller comparaba versículo con versículo, se le abrían los misterios de la Biblia. Buscaba como quien busca un tesoro escondido, y fue ricamente recompensado. El Espíritu Santo le abrió la Palabra de Dios a fin de que la entendiera. Abordó las profecías con la misma diligencia en el estudio de la Biblia que con los demás pasajes bíblicos que estudiaba.
Lee Daniel 1:17; 2:45; 1 Pedro 1:10 y 11; y Apocalipsis 1:1 al 3. ¿Qué nos enseñan estos pasajes acerca de la interpretación de las profecías bíblicas?
Los símbolos de los libros proféticos no están rodeados de misterio. Un Dios amoroso nos ha dado su Palabra profética con el fin de prepararnos para los acontecimientos culminantes que pronto tendrán lugar en este mundo. William Miller comprendió claramente que la mejor manera de entender las profecías era permitir que estas se interpretaran a sí mismas. La misma Biblia explica claramente los símbolos proféticos. Las bestias representan reyes o reinos (Dan. 7:17, 23). El viento representa destrucción (Jer. 49:36). El agua representa pueblos
o naciones (Apoc. 17:15). La mujer representa a la iglesia (Jer. 6:2; Efe. 5:22-32). Las profecías temporales de Daniel y Apocalipsis también se dan en lenguaje simbólico, en el que un día profético representa un año literal (Núm. 14:34; Eze. 4:6). Cuando William Miller aplicó estos principios de interpretación bíblica, quedó sorprendido con su descubrimiento respecto de lo que él creía que era el momento del regreso de Cristo.
¿Por qué es tan importante para nuestra fe entender correctamente el simbolismo profético?
Miércoles, Mayo 15
Los 2.300 días de Daniel 8:14
William Miller observó que los acontecimientos predichos por los profetas se cumplieron con precisión: los cuatrocientos años de los descendientes de Abraham en Egipto, los cuarenta años de peregrinación de Israel por el desierto, los setenta años del cautiverio de Israel y las setenta semanas determinadas para Israel en Daniel (Gén. 15:13; Núm. 14:34; Jer. 25:11; Dan. 9:24).
Lee Marcos 1:15; Gálatas 4:4; y Romanos 5:6. ¿Qué nos dicen estos versículos sobre el calendario de Dios para el Primer Advenimiento?
A medida que Miller estudiaba las profecías comparando un pasaje con otro, llegó a la conclusión de que, si Dios tenía un calendario divino de principio a fin en la Biblia, también debía tener un calendario divino en cuanto a la segunda venida de nuestro Señor.
Lee Daniel 8:14. ¿Qué acontecimiento debía ocurrir al final de los 2.300 días?
William Miller aceptó la creencia popular de que la “purificación del Santuario” era la purificación de la Tierra mediante el fuego. Estudió diligentemente las Escrituras para comprender un acontecimiento de tan abrumadora importancia. Descubrió la conexión entre Daniel 8 y 9. En Daniel 8, el ángel recibió instrucciones de “enseña[r] la visión a este hombre” (Dan. 8:16). Al final del capítulo, la única parte de toda la visión de Daniel 8 que quedaba sin explicar (ver Dan. 8:27) era la de los 2.300 días. Más adelante, el ángel regresó y le dijo a Daniel: “Ahora he venido para darte sabiduría y entendimiento” (Dan. 9:22; ver también Dan. 9:23, 25-27). Esto era para ayudarlo a entender los 2.300 días.
Sabemos esto porque, después de pedir a Daniel: “entiende, pues, la palabra, y entiende la visión” (Dan. 9:23), las primeras palabras del ángel fueron: “Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y tu santa ciudad” (Dan. 9:24). La palabra traducida “determinadas” significa literalmente “cortadas”. Setenta semanas, 490 años, han de ser cortadas. Pero ¿a partir de qué? De la visión de los 2.300 días, obviamente: la única parte de Daniel 8 que Daniel no entendió, y que el ángel vino ahora a explicarle.
Y, puesto que el punto de partida de las 70 semanas era “desde que salga la orden de restaurar y reedificar Jerusalén” (Dan. 9:25), Miller sabía que, si tenía esa fecha, podría conocer el comienzo de las 70 semanas y de la profecía de los 2.300 días.
Jueves, Mayo 16
La cronología profética más larga
Lee Esdras 7:7 al 13. ¿Cuándo se promulgó el decreto que permitía que los cautivos de Israel en Persia salieran en libertad para reconstruir su Templo?
El decreto fue emitido por Artajerjes, rey de Persia, en 457 a.C. Este decreto fue el último de tres decretos para permitir que los judíos regresaran a reconstruir Jerusalén y restaurar los servicios de adoración en el Templo. Este tercer decreto fue el más completo, y marcó el comienzo de la profecía de los 2.300 días/años.
Lee Daniel 9:25 y 26. ¿Cuándo comenzaría todo este período profético? ¿Qué acontecimientos importantes predicen estos versículos?
En esta profecía extraordinaria, Daniel predijo que desde “que salga la orden de restaurar y reedificar Jerusalén” hasta el Mesías transcurrirían 69 semanas proféticas, o 483 días proféticos, o años literales. Puesto que el decreto se expidió en el otoño de 457 a.C., 483 años se extienden hasta el otoño de 27 d.C. La palabra “Mesías” significa “el Ungido”. En el otoño de 27 d.C., Cristo se bautizó y recibió la unción del Espíritu (Hech. 10:38). Después de su bautismo, Jesús fue a Galilea, “predicando el evangelio del Reino de Dios. Decía: ‘El tiempo se ha cumplido’ ” (Mar. 1:14, 15).
En la primavera de 31 d.C., a mediados de esa última semana profética, tres años y medio después de su bautismo, Jesús fue crucificado. El sistema de ofrendas que señalaba hacia el Cordero de Dios terminó con el sacrificio de Cristo en el Calvario. El tipo se había encontrado con el antitipo, y finalmente todos los sacrificios y las ofrendas del sistema ceremonial cesaron.
Lee Daniel 9:27. ¿Cómo terminaría la profecía de las setenta semanas?
Las setenta semanas (o 490 años) especialmente asignadas a los judíos terminaron en 34 d.C., con el rechazo del mensaje evangélico por parte del Sanedrín (Hech. 6:8-7:60).
Si restamos 490 años de la profecía de 2.300 años, quedan 1.810 años para la conclusión de la profecía. Esto nos lleva a 1844 d.C. William Miller y los primeros adventistas creían que el Santuario de Daniel 8:14 era la Tierra, y supusieron que Cristo vendría a purificar la Tierra con fuego en 1844. (Ver el gráfico del Viernes).
Viernes, Mayo 17
Para estudiar y meditar
Observa en el siguiente cuadro las profecías de las 70 semanas y los 2.300 días. Las profecías comienzan en 457 a.C. y predicen los acontecimientos que rodean al “Mesías Príncipe”, sobre quien se fundamenta la profecía de las 70 semanas. Con esa base sólida, la profecía de los 2.300 días termina en el año 1844.
“Como los primeros discípulos, William Miller y sus colaboradores no comprendieron enteramente el alcance del mensaje que proclamaban. Los errores que existían desde hacía largo tiempo en la iglesia les impidieron interpretar correctamente un punto importante de la profecía. Por eso si bien proclamaron el mensaje que Dios les había confiado para que lo diesen al mundo, sufrieron un desengaño debido a un falso concepto de su significado” (Elena de White, El conflicto de los siglos, p. 351).
“Sin embargo, Dios cumplió su propósito benéfico al permitir que la advertencia del Juicio fuese proclamada precisamente como lo fue. El gran día era inminente, y en la providencia de Dios el pueblo fue probado tocante a un tiempo definido, con el fin de revelarles lo que había en sus corazones. El mensaje tenía por objetivo probar y purificar a la iglesia. Los hombres debían ser inducidos a ver si sus afectos estaban puestos en las cosas de este mundo o en Cristo y el Cielo. Ellos profesaban amar al Salvador; ahora debían probar su amor. ¿Estarían dispuestos a renunciar a sus esperanzas y ambiciones mundanales, y dar la bienvenida con gozo al advenimiento de su Señor? El mensaje tenía por objetivo capacitarlos para discernir su verdadero estado espiritual; fue enviado misericordiosamente para despertarlos con el fin de que buscasen al Señor con arrepentimiento y humillación” (ibíd., p. 352).
Preguntas para dialogar:
¿Qué lecciones podemos aprender de la experiencia de William Miller? Dios ¿rechaza a veces nuestra interpretación incorrecta?
¿Por qué es tan importante entender Daniel 9:24 al 27 para establecer la integridad de la Biblia y la divinidad de Cristo?
¿Qué papel desempeña la interpretación de las profecías en el plan de salvación? ¿Por qué son tan importantes las profecías en el plan de Dios?