Lección 7 Edición Adultos: “A uno de estos mis hermanos pequeños” Para el 18 de Febrero de 2023

Primer Trimestre de 2023

“A uno de estos mis hermanos pequeños”

Lección 7 :- Para el 18 de Febrero de 2023

Sábado 11 de febrero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Lucas 4:16–19; Isaías 62:1, 2; Deuteronomio 15:11; Mateo 19:16–22; Lucas 19:1–10; Job 29:12–16.

PARA MEMORIZAR:
“Entonces el Rey dirá a los de su derecha: ‘¡Vengan, benditos de mi Padre! Hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo” (Mat. 25:34). La Biblia habla a menudo de los extranjeros (a veces llamados forasteros), los huérfanos y las viudas. Este grupo puede ser de aquellos a quienes Jesús se refirió como “uno de estos mis hermanos pequeños” (Mat. 25:40). ¿Cómo podemos identificar a estas personas hoy? Los extranjeros de los tiempos bíblicos eran personas que tenían que dejar su tierra natal, quizás a causa de la guerra o el hambre. El equivalente en nuestros días podría ser los millones de refugiados devenidos en indigentes debido a circunstancias en las que no eligieron estar.

Los huérfanos son niños que han perdido a sus padres por guerras, accidentes o enfermedades. Este grupo también podría incluir a aquellos cuyos padres están en prisión o ausentes. ¡Qué amplio campo de servicio se expone aquí! Las viudas son las que han perdido a sus cónyuges por la misma causa que los huérfanos. Muchas son cabeza de familia monoparental y las beneficiaría enormemente la ayuda que la iglesia pueda brindarles. Como veremos esta semana, ayudar a los pobres no es solo una opción. Es seguir el ejemplo de Jesús y obedecer sus mandatos.

 

Domingo 12 de febrero
LA VIDA Y EL MINISTERIO DE JESÚS
En los comienzos de su ministerio público, Jesús viajó a Nazaret, en la región de Galilea. Esta era su ciudad natal, y la gente local ya había oído hablar de su obra y sus milagros. Como era su costumbre, Jesús asistió a los servicios del sábado en la sinagoga. Aunque Jesús no era el rabino oficiante, el asistente le entregó el rollo de Isaías y le pidió que hiciera la lectura de las Escrituras. Jesús leyó Isaías 61:1 y 2.

Lee Lucas 4:16 al 19 y compáralo con Isaías 61:1 y 2 (ver también Luc. 7:19–23). ¿Por qué crees que Jesús escogió este pasaje específico? ¿Por qué estos versículos de Isaías se consideraban mesiánicos? ¿Qué revelaban acerca de la obra del Mesías? Como los dirigentes religiosos aparentemente habían pasado por alto las profecías que hablaban de un Mesías sufriente y habían aplicado mal las que apuntaban a la gloria de su segunda venida (lo que debería servirnos como recordatorio de la importancia de entender realmente la profecía), la mayoría de la gente creía en la falsa idea de que la misión del Mesías era librar a Israel de sus conquistadores y opresores, los romanos. Pensar que la declaración de misión del Mesías provenía de Isaías 61:1 y 2 debió de haber sido un verdadero shock. Los pobres generalmente eran menospreciados por funcionarios inescrupulosos como los recaudadores de impuestos, los comerciantes, e incluso sus propios vecinos. Comúnmente se pensaba que la pobreza era una maldición de Dios y que ellos mismos tenían la culpa de su infortunio. Con esta mentalidad, eran pocos los que se preocupaban por los pobres y su situación miserable. Sin embargo, el amor de Jesús por los pobres fue una de las mayores evidencias de su mesianismo, como lo demuestra la forma en que Jesús respondió la pregunta de Juan el Bautista acerca de si él era el Mesías (ver Mat. 11:1–6). “Como los discípulos del Salvador, Juan el Bautista no comprendía la naturaleza del reino de Cristo. Esperaba que Jesús ocupara el trono de David; y como pasaba el tiempo y el Salvador no asumía la autoridad real, Juan estaba perplejo y perturbado” (DTG 186).

“La religión pura y sin mancha ante Dios el Padre es esta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha de este mundo” (Sant. 1:27). ¿Cómo debería ayudarnos este versículo a establecer nuestras prioridades religiosas?

 

Lunes 13 de febrero
LA PROVISIÓN DE DIOS PARA LOS POBRES
En sus escritos, los autores bíblicos incluyeron muchos de los preceptos de Dios para los pobres, los extranjeros, las viudas y los huérfanos. Tenemos registros de esto desde el Monte Sinaí. “Seis años sembrarás tu tierra, y allegarás tu cosecha; pero el séptimo año la dejarás libre para que coman los pobres de tu pueblo. Y de lo que quede comerán las bestias del campo. Así harás con tu viña y tu olivar” (Éxo. 23:10, 11). Lee Levítico 23:22 y Deuteronomio 15:11. Aunque el contexto de nuestra vida hoy sea muy diferente, ¿qué principios deberíamos extraer de estos versículos? Generalmente se entiende que “hermano” aquí se refiere a pares israelitas o a compañeros de creencia. También pensamos en ellos como los pobres dignos, o “estos mis hermanos pequeños”. Los Salmos dan instrucciones sobre cómo debemos tratar a los necesitados. “Defiendan al débil y al huérfano, hagan justicia al afligido y al menesteroso. Libren al afligido y al necesitado, líbrenlo de mano de los impíos” (Sal. 82:3, 4). Este pasaje indica nuestra participación en formas que van más allá de simplemente proporcionar alimentos.

Luego están las promesas para quienes ayudan a los necesitados: “El que da al pobre no tendrá pobreza” (Prov. 28:27). “El rey que juzga con verdad a los pobres afirma su trono para siempre” (Prov. 29:14). Y el rey David señaló: “Dichoso el que se preocupa del pobre. El Señor lo librará en el día malo” (Sal. 41:1). Esto, entonces, siempre había sido una prioridad en el antiguo Israel, aunque a veces se había perdido de vista. En cambio, incluso en tiempos más modernos, especialmente en Inglaterra, bajo el impacto de lo que se conoce como “darwinismo social”, muchos piensan que no solo no hay un imperativo moral para ayudar a los pobres; de hecho, estaría mal hacerlo. Al contrario, siguiendo las fuerzas de la naturaleza, en las que los fuertes sobreviven a expensas de los débiles, los “darwinistas sociales” creen que sería perjudicial para la sociedad ayudar a los pobres, a los enfermos, a los indigentes, porque, si se multiplican, solo debilitarían el tejido social de la nación en su conjunto. Aunque suene cruel, este pensamiento es el resultado lógico de la creencia en la Evolución y la falsa narración que esta proclama. El evangelio, la idea de que Cristo murió por todos, ¿cómo debería afectar la forma en que tratamos a los demás, independientemente de quiénes sean?

 

Martes 14 de febrero
EL JOVEN RICO
No sabemos mucho sobre el joven rico aparte de que era joven y rico. Y también que tenía interés en las cosas espirituales. Tenía tanta energía que acudió corriendo a Jesús (Mar. 10:17). Estaba entusiasmado por aprender acerca de la vida eterna. Esta historia es tan importante que se registra en los tres evangelios sinópticos: Mateo 19:16 al 22; Marcos 10:17 al 22; y Lucas 18:18 al 23. Lee Mateo 19:16 al 22. ¿Qué tenía en mente Jesús cuando le dijo: “Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Y ven, sígueme” (Mat. 19:21)?

A la mayoría de nosotros Jesús no nos pide que vendamos todo lo que tenemos y demos el dinero a los pobres. Pero el dinero debió de haber sido el dios de este joven, y aunque la respuesta de Jesús puede parecer bastante severa, él sabía que esta era la única esperanza de salvación para este hombre. La Biblia dice que se fue muy triste porque era muy rico, lo que demuestra cuánto adoraba su dinero. Se le ofreció la vida eterna y un lugar en el círculo íntimo de Jesús (“Ven, sígueme”, las mismas palabras que utilizó Jesús al llamar a los doce discípulos). Sin embargo, nunca más volvimos a saber de este joven. Cambió la Eternidad por sus posesiones terrenales.

Qué terrible compensación, ¿no? Qué triste ejemplo de no seguir la “gratificación diferida” (ver la semana pasada). Elegir como lo hizo este hombre es un gran engaño porque, no importa lo que las riquezas materiales nos puedan dar ahora, tarde o temprano todos morimos y enfrentamos la perspectiva de la eternidad. Y, mientras tanto, muchísimos ricos han descubierto que su riqueza no les dio la paz y la felicidad que esperaban; de hecho, en muchos casos parece haber ocurrido lo contrario. Se han escrito gran cantidad de biografías sobre cuán miserables han sido muchos ricos. De hecho, de los registros históricos, una de las mejores representaciones de cuán insatisfactoria puede ser la riqueza en sí misma se encuentra en el libro de Eclesiastés. Se pueden extraer muchas lecciones de él, pero hay un aspecto que se destaca claramente: el dinero no puede comprar la paz ni la felicidad. “Porque el que quiera salvar su vida la perderá; y el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio la salvará. ¿Qué aprovecha al hombre si gana todo el mundo pero pierde su vida? O, ¿qué puede dar el hombre por su vida?” (Mar. 8:35–37). ¿Qué significa perder la vida por causa del evangelio?

 

Miércoles 15 de febrero
ZAQUEO
Zaqueo era un judío rico que había hecho su fortuna trabajando como recaudador de impuestos para los odiados romanos. Por eso, y porque él y otros recaudadores de impuestos exigían más impuestos de los que realmente debían, a Zaqueo lo odiaban y lo llamaban “pecador”. Zaqueo vivía en Jericó, que se encontraba en una ruta comercial muy transitada. El encuentro de Zaqueo y Jesús no fue una coincidencia. Aparentemente, Zaqueo estaba bajo convicción espiritual y quería hacer algunos cambios en su vida. Había oído hablar de Jesús y quería verlo. Se debió haber corrido la voz de que el grupo con el que viajaba Jesús llegaría a Jericó ese día. Jesús necesitaba pasar por Jericó desde Galilea, en su último viaje a Jerusalén. Las primeras palabras de Cristo a Zaqueo revelan que, incluso antes de entrar en el pueblo, Jesús sabía todo acerca de él. Lee Lucas 19:1 al 10. ¿Qué diferencias hay entre la experiencia de este hombre rico con Jesús y la del joven rico? Zaqueo y el joven rico tenían algunas cosas en común: ambos eran ricos, ambos querían ver a Jesús y ambos aspiraban a la vida eterna. Pero hasta aquí llegan las similitudes.

Fíjate que cuando Zaqueo dijo: “La mitad de mis bienes voy a dar a los pobres” (Luc. 19:8), Jesús aceptó este gesto como expresión de una verdadera experiencia de conversión. No le dijo: Lo siento, Zaqueo, pero como con el joven rico, es todo o nada. La mitad no sirve. ¿Por qué? Probablemente porque, aunque a Zaqueo sin duda le gustaba su riqueza, para él no era el dios que sí era para el joven rico. De hecho, aunque no sabemos qué le dijo especialmente Jesús, Zaqueo es el primero que habla de dar dinero a los pobres. En contraste, Jesús tuvo que indicar al joven rico específicamente que renunciara a todo; de lo contrario, esta dependencia lo habría destruido. Aunque Zaqueo, como cualquier persona rica, necesitaba tener cuidado con los peligros de la riqueza, parecía haberla controlado mejor que el joven rico.

“Cuando el joven y rico príncipe se hubo alejado de Jesús, los discípulos se habían maravillado de las palabras de su Maestro: ‘¡Cuán difícil les es entrar en el reino de Dios a los que confían en las riquezas!’ Ellos habían exclamado el uno al otro: ‘¿Quién, pues, podrá ser salvo?’ Ahora tenían una demostración de la veracidad de las palabras de Cristo: ‘Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios’ (Mar. 10:24, 26; Luc. 18:27). Vieron cómo, por la gracia de Dios, un rico podía entrar en el Reino” (DTG 508).

 

Jueves 16 de febrero
¿HAS VISTO A MI SIERVO JOB?
Lee Job 1:8. ¿Cómo describe Dios mismo a Job? No está nada mal que Dios llame “intachable” y “recto” (Job 1:8) a Job; tan intachable y recto que nadie más en la Tierra en ese momento podía igualarlo. Veamos, estas son palabras de Dios, literales, acerca de Job. Aun después de que Job enfrentó una catástrofe tras otra, Dios repitió lo que había dicho de Job, que no había nadie en la Tierra como él, intachable y recto, y todo lo demás; excepto que luego se agregó un nuevo elemento: Job continuaba poseyendo esas virtudes, “a pesar de que me incitaste contra él para que lo arruinara sin motivo” (Job 2:3). Y, aunque podemos vislumbrar poderosamente la perfección y la rectitud de Job en la forma en que se negó a renunciar a Dios a pesar de todo lo sucedido y pese a la burla desafortunada de su esposa, “¿Aún mantienes tu integridad? Maldice a Dios y muérete” (Job 2:9), el libro revela otro aspecto de la vida de Job antes de que se desarrollara el drama.

Lee Job 29:12 al 16. ¿Qué se describe aquí que nos da más información sobre el secreto del carácter de Job? Quizá lo más esclarecedor aquí sean las palabras de Job: “Y de la causa del desconocido me informaba con diligencia” (Job 29:16). En otras palabras, Job no se limitaba a esperar, por ejemplo, a que algún mendigo vestido con harapos se le acercara para pedirle limosna. Job era proactivo para identificar las necesidades y luego actuaba en consecuencia. Elena de White sugirió: “No aguardéis a que [los pobres] llamen vuestra atención a sus necesidades. Obrad como Job. Lo que él no sabía, lo averiguaba. Haced una gira de inspección, y ved lo que se necesita, y cómo puede suplirse mejor” (TI 5:141). Este es un nivel de administración del dinero y de mayordomía de los recursos de Dios que está más allá de la práctica de muchos de los hijos de Dios en la actualidad. Lee Isaías 58:6 al 8. ¿Cómo podemos tomar estas palabras antiguas y aplicarlas a nosotros hoy?

 

Viernes 17 de febrero
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
“ ‘Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones, y apartará los unos de los otros’. Así pintó Cristo a sus discípulos, en el Monte de los Olivos, la escena del gran Día de Juicio. Explicó que su decisión girará alrededor de un punto. Cuando las naciones estén reunidas delante de él, habrá tan solo dos clases; y su destino eterno quedará determinado por lo que hayan hecho o dejado de hacer por él en la persona de los pobres y los sufrientes” (DTG 592).

“Al abrir la puerta a los necesitados y dolientes hijos de Cristo, están dando la bienvenida a ángeles invisibles. Invitan la compañía de los seres celestiales. Ellos traen una sagrada atmósfera de gozo y paz. Vienen con alabanzas en sus labios, y una nota de respuesta se oye en el Cielo. Cada hecho de misericordia produce música allí. Desde su Trono, el Padre cuenta entre sus más preciosos tesoros a los que trabajan abnegadamente” (DTG 594).

 

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. “Porque no faltarán pobres en la tierra” (Deut. 15:11). Además del hecho de que esta predicción lamentablemente se ha cumplido aunque tenga miles de años, ¿cómo debemos entenderla hoy? Algunos han utilizado estas palabras para prácticamente justificar su falta de ayuda a los pobres, al razonar de esta manera: “Bueno, Dios dijo que los pobres siempre estarían entre nosotros, así que, así son las cosas”. ¿Cuál es la falacia de esa forma de pensar?
  2. Lee 1 Timoteo 6:17 al 19: “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, prestos a compartir; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna”. Fíjate cuál es el peligro: confiar en las riquezas personales en lugar de en el Dios vivo. ¿Por qué es tan fácil que los que tienen dinero caigan en esto, a pesar de que saben que al final ni todo su dinero los mantendrá con vida? ¿Por qué todos debemos tener cuidado de no confiar en otra cosa que no sea el Dios vivo?
Radio Adventista
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