Lección 3 Edición Maestros: “El Pacto perpetuo” Para el 16 de Octubre de 2021

Edición para maestros. Tercer trimestre (octubre-diciembre) de 2021

“El Pacto perpetuo”

Lección 3 :- Para el 16 de Octubre de 2021

RESEÑA

Como ya hemos visto, la estructura del libro de Deuteronomio sigue el modelo de la estructura de los tratados contractuales del antiguo Cercano Oriente. Esta es una clara indicación de que la principal intención teológica de Moisés en este libro gira en torno al pacto de Dios con su pueblo. Aunque la noción de pacto es antigua (la palabra berit, “pacto”, se usa por primera vez en Gén. 6:18), recién con Abraham esta palabra se utiliza por primera vez para referirse al pacto especial de Dios con su pueblo (Gén. 15:18). En el libro de Deuteronomio, la palabra “pacto” aparece 27 veces y se usa por primera vez allí en el capítulo 4 (Deut. 4:13). Como Dios es eterno, la cualidad principal de su Pacto es que es “un pacto perpetuo” (Gén. 17:7). Nuestro estudio del “Pacto” durante esta semana nos ayudará a comprender la relación de Dios con su pueblo.

 

Temática de la lección:

  • El Dios de la vida: El Señor estableció su Pacto con Israel, no por ellos ni por quiénes eran, sino por él mismo y por quién es él: el Dios de la vida.
  • El pueblo escogido: Debido a la fidelidad de Dios con los padres, él ha elegido a Israel para ser su pueblo del Pacto.
  • Un pueblo santo: Llamado por el Dios de la vida a ser el pueblo del Pacto, también debe ser un pueblo santo.

COMENTARIO

Después de recordarle al pueblo los acontecimientos pasados en el desierto, Moisés procede a demostrar que ahora es de su interés aferrarse a Dios y permanecer fieles a las cláusulas de su pacto con Dios “hoy”. Con ese propósito, Moisés utiliza dos argumentos. En primer lugar, el pueblo debe ser fiel debido a quién es Dios “hoy”: él es el Dios de la vida. En segundo lugar, el pueblo debe ser leal a Dios por lo que es “hoy”: su pueblo escogido y, por lo tanto, su pueblo santo.

El Dios de la vida

El Pacto de Dios comienza con Dios, que es quien inició el Pacto con su pueblo, no por quiénes eran ellos, no por sus valores, sino por quién es él. Por eso es que el Pacto se establece principalmente sobre la base de los actos de salvación de Dios en beneficio de su pueblo: “Tus ojos vieron todo lo que Jehová vuestro Dios ha hecho” (Deut. 3:21). Es un pacto de gracia. Dios salvó a Israel no por lo que este hizo (eran un pueblo indigno y rebelde) sino por la gracia de Dios.

Es interesante y relevante el hecho de que se utilice la misma frase en el capítulo siguiente (Deut. 4:3) para recordarle a Israel lo que Dios hizo contra los que siguieron a Baal Peor. (Comparar con Núm. 25:1-9.) La lección principal que se infiere de estos dos casos es que la única forma de sobrevivir es aferrarse únicamente a Dios y escuchar y enseñar sus instrucciones “para que […] viváis” (Deut. 4:1). Este principio está explícitamente enunciado en Levítico 18:5: “Por tanto, guardaréis mis estatutos y mis ordenanzas, los cuales haciendo el hombre, vivirá en ellos. Yo Jehová”. La implicación inmediata de este principio es abstenerse de la idolatría, una advertencia que ocupa la mayor parte del capítulo (Deut. 4:15-40). Porque la idolatría es el mecanismo por el que el pueblo de Dios se alejaría de Dios y, por lo tanto, se alejaría de la vida.

Moisés describe la idolatría como un proceso que se origina en nosotros mismos; porque la adoración de ídolos es la adoración de lo que hacemos, de quienes somos. Por tal motivo, Moisés aconseja: “Por tanto, tengan mucho cuidado de ustedes mismos” (Deut. 4:15, RVA-2015). Por esta razón, el primer Mandamiento, que se deriva de la afirmación del acto de salvación de Dios (Deut. 5:6), es el mandamiento que prescribe el monoteísmo (Deut. 5:7), y le sigue el mandamiento que prohíbe la idolatría (Deut. 5:8). Esta es también la razón por la que, en el mismo contexto, el mandamiento de guardar el sábado está justificado por el acto de salvación de Dios (Deut. 5:15). Por esto también la repetición de los Diez Mandamientos viene acompañada del llamado a amar a Dios (Deut. 6:1-9), lo que implica la misma relación exclusiva (ver la lección siguiente).

 

Preguntas para analizar y reflexionar: 

Lee Proverbios 3:1 y 2. ¿Por qué la Ley de Dios es buena para nuestra vida? ¿De qué manera la ley de Dios nos salva de la muerte? ¿Por qué el mandamiento del sábado en Deuteronomio 5:15 hace referencia a la salvación de Israel y no a la creación del mundo (comparar con Éxo. 20:11)?

El pueblo escogido

El otro argumento de Moisés para convencer a su pueblo de guardar los mandamientos de Dios concierne al pueblo mismo, porque ha sido elegido por Dios (Deut. 7:6). Inmediatamente, Moisés especifica que Dios escogió a este pueblo, no porque fuera mejor que los otros pueblos, sino simplemente por la fidelidad de Dios al juramento que hizo con sus padres (Deut. 7:8) y porque lo ama (Deut. 7:8). Por cuanto ama a su pueblo, Dios es celoso de ellos (Deut. 4:24; 6:15) y no tolerará que el corazón de su pueblo se divida entre él y otros dioses. La referencia a los celos en relación con Dios puede resultar chocante para algunos porque los “celos” generalmente se asocian con el crimen y la pecaminosidad humana. Pero esta descripción de Dios como “celoso” es paradójicamente reconfortante. El autor bíblico se refiere a esa cualidad humana para sugerir el amor apasionado y exclusivo de Dios por su pueblo. Así como se describe a Dios como “uno”, único, él considera que su pueblo es único, porque lo ama.

 

Preguntas para analizar y reflexionar:

¿Por qué fue necesario que Dios eligiera a un solo pueblo en particular, Israel, para que fuera su receptáculo para la transmisión de la verdad sobre la salvación universal? ¿Por qué el amor particular de Dios por un pueblo, Israel, no es incompatible con el amor particular de Dios por mí? ¿Cuál es el peligro de pensar que Dios me ama más que a los demás? Con todo, ¿hasta qué punto este pensamiento tiene algo de cierto?

El pueblo santo

Por otro lado, así como Dios actuó y salvó a Israel y lo eligió porque lo amaba, se espera que Israel responda y también por amor lo elija a él por sobre todos los demás dioses. En consecuencia, esa elección implica lealtad solo a él, manifestada en el estilo de vida “diferente” que esta decisión conlleva. Cabe subrayar que la definición de “pueblo escogido” se relaciona con la calificación de “pueblo santo” (Deut. 7:6). La palabra hebrea qadosh, “santo”, significa ser “apartado”; es decir, ser diferente, único, así como Dios es único: “Seréis santos, porque yo soy santo” (Lev. 11:44; comparar con 11:45).

Ser “santo” no se refiere a una cualidad estática, a ser perfecto como Dios es perfecto, ni a ser un “santo”. Al llamar a su pueblo a ser qadosh, “santo”, Dios llama a Israel a ser su pueblo, a estar separado de los demás pueblos para tener una relación especial con él (comparar con Éxo. 19:6). La preposición hebrea le, que está unida a Dios (leYHWH), expresa esta idea de pertenecer especialmente a Dios. Ser “santo” significa estar separado para tener una relación especial con Dios: “Tú eres pueblo santo para Jehová [leYHWH] tu Dios” (Deut. 7:6). Y la razón de esta separación es que “Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial” (Deut. 7:6). Por lo tanto, ser “santo” es un elemento importante en el Pacto. Y, dado que no es una cualidad estática –es dinámica, siempre presente y relevante–, ser “santo” no es algo que heredamos del pasado debido a nuestros patriarcas o nuestros pioneros. Este hecho concreto del Pacto se enfatiza en la definición de pacto: “No con nuestros padres hizo Jehová este pacto, sino con nosotros todos los que estamos aquí hoy vivos” (Deut. 5:3). Ser “santo” es una exigencia que concierne al presente, “nosotros hoy”.

Esta verdad presente se repite vez tras vez en el libro de Deuteronomio precisamente porque somos llamados a ser “hoy […] pueblo suyo” (Deut. 26:17, 18). Otro pasaje es aún más explícito e incluye a personas futuras en ese pacto: “Y no solamente con vosotros hago yo este pacto […] sino […] con los que no están aquí hoy con nosotros” (Deut. 29:14, 15). Algunas líneas más adelante, el pasaje bíblico especifica que este pacto alude también a “nuestros hijos para siempre” (Deut. 29:29). Debido a que este pacto es siempre “la Verdad Presente”, necesitamos hacerla “actual”; por lo tanto, siempre debemos “acordarnos” de ella y seguir enseñándola (Deut. 6:7; 8:2, 18; 9:7).

 

Preguntas para analizar y reflexionar:

¿Cómo podemos ser santos, aunque inherentemente seamos pecaminosos? ¿Por qué el requerimiento bíblico de ser “santos” (es decir, diferentes y separados del mundo) nos enseña cómo debemos interactuar con el mundo actual?

APLICACIÓN A LA VIDA

El filósofo judío Abraham Heschel describió la respuesta bíblica a la pregunta “¿Qué es vivir?” como “el secreto de ser humano y santo” (A. J. Heschel, I ask for Wonder, p. 80). Considera ejemplos bíblicos de personas que fueron “humanas” (es decir, que estuvieron en contacto con la realidad actual del mundo) y “santas” a la vez. Enumera las cualidades de estas personas santas: ¿Qué las hacía humanas y qué las hacía santas? A la luz de estos modelos bíblicos, ¿cómo se puede aplicar este principio de “ser humano y santo” en las diversas situaciones que se presentan a continuación?

  • Estás invitado a la casa de una amiga. Tu amiga, que no es adventista, te sirve una comida con carne de cerdo que preparó. ¿Cómo puedes ser “humano” (es decir, atento y respetuoso de su hospitalidad) y sin embargo ser santo, al no transgredir la prohibición de Dios de no consumir alimentos inmundos?
  • Estás en la iglesia y detrás de ti un grupo de jóvenes se ríe y habla. ¿Cómo les enseñas a ser reverentes y respetar el carácter santo del santuario (“ser santo”) de una manera que a la vez coseche una relación positiva con ellos?
  • ¿Cómo puedes explicar la verdad de la profecía a un grupo de incrédulos y seguir siendo claro, interesante y relevante para ellos?
  • Eres un líder en una iglesia que está dividida en dos grupos. A un grupo le gusta enfatizar la justicia social, el amor fraternal y la importancia de la gracia, mientras que el otro grupo enfatiza el Juicio y la Ley. ¿Cómo propondrías controlar la tensión entre ambos grupos?

 

Radio Adventista
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