Aqui entre Nos. Lección 2 – Los crisoles venideros – Un Programa pensado en los Maestros de E.S.

Sabemos que los israelitas a veces luchaban con el pecado, y muchos profetas les advirtieron sobre los problemas que se estaban creando a sí mismos. Nunca serían los brillantes ejemplos de santidad que Dios deseaba que fueran, si continuaban en sus imprudentes caminos de autodestrucción, siguiendo a los dioses de sus padres.

Jeremías describió esta triste situación y les advirtió que Dios permitiría que las consecuencias los alejaran de su desobediencia y de sus corazones impenitentes. Véase Jeremías 9:7-16.

La prueba de un crisol tiene el potencial de refinarnos y purificarnos. Nos llama la atención sobre el pecado y nos motiva a vivir de forma diferente, de acuerdo con la voluntad de Dios. Dios sabe que hay que tomar medidas drásticas, si se necesitan cambios drásticos. Los crisoles pueden revelar nuestros pecados, y es de esperar que nos acerquen a Dios en el proceso mientras tratamos de librarnos de ellos.

Hemos visto crisoles que son el resultado del pecado en general, o de algún pecado del que podemos ser culpables actualmente o en el pasado. Pero también hay pruebas a través de un crisol sin otro propósito que el de hacernos cristianos más maduros.

Pablo era notablemente consciente de este tipo de prueba. Llamó a la suya “espina en mi carne” (2 Corintios 12:7). Este versículo dice que le fue “dado”, achacándolo a un mensajero de Satanás. Su propósito, sin embargo, era evitar que se exaltara, o que pensara mejor de sí mismo que los demás. El contexto de este versículo describe una visión del paraíso que Pablo recibió. Hubiera sido fácil para él sentirse orgulloso y jactarse de estas revelaciones. Así que recibió con gracia esta experiencia de crisol y reconoció su valor para mantenerse humilde.

Los estudiosos de la Biblia especulan sobre lo que era esta “espina”. Algunos han pensado que tal vez era una dificultad en el habla, pero lo más probable es que tuviera que ver con su vista. En Gálatas 6:11 se menciona que “os he escrito grandes cartas con mi propia mano”. Tal vez por eso recurría regularmente a los escribas para que escribieran por él. Hechos 28 también relata una ocasión en la que Pablo se agachó para recoger un palo y descubrió que era una serpiente. Es razonable pensar que quizá no se haya recuperado del todo de la ceguera que experimentó un día en el camino de Damasco, cuando se convirtió.

Pablo oró para que esta “espina” le abandonara. Pero cuando no lo hizo, permitió que la gracia de Dios fuera su fuerza. Dios puede utilizar nuestras debilidades e incapacidades para hacernos confiar más en Él. Nosotros también podemos hacernos más fuertes y perfectos a pesar de nuestras debilidades personales.

Radio Adventista
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