Lección 13 Edicion Adultos: “El nuevo nacimiento del planeta Tierra” Para el 27 de Marzo de 2021

Primer trimestre (enero-marzo) de 2021

“El nuevo nacimiento del planeta Tierra”

Leccion 13 :- Para el 27 de Marzo de 2021

Sábado 20 de marzo

Lee Para el Estudio de esta Semana: Isaías 65:17–25; 66:1–19; 66:19–21; 66:21; 66:22–24.

Para Memorizar: “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento” (Isa. 65:17).

Un día, un niño de doce años que acababa de leer un libro sobre astronomía se negó a ir a la escuela. Su madre llevó al niño al médico de familia, quien le preguntó:

Billy, ¿qué te pasa? ¿Por qué ya no quieres estudiar ni ir a la escuela?

Porque, doctor –dijo–, leí en este libro de astronomía que un día el Sol se quemará y toda la vida de la Tierra se desvanecerá. No veo ninguna razón para hacer nada si, al final, todo se extinguirá.

¡Eso no te incumbe! ¡No es asunto tuyo! –exclamó la madre, histérica.

Pero, Billy –le dijo el médico con una sonrisa–, no tienes que preocuparte, porque para cuando eso suceda, todos estaremos muertos de todos modos.

Por supuesto, ese es parte del problema: finalmente, de todos modos morimos.

Afortunadamente, nuestra existencia no tiene que terminar en la muerte. Al contrario, se nos ha ofrecido vida, vida eterna, en un mundo renovado.

 

Domingo 21 de marzo:

Cielos nuevos y tierra nueva (Isa. 65:17-25)

Lee Isaías 65:17 al 25. ¿Qué tipo de restauración promete el Señor?

Dios promete una nueva creación, y comienza con estas palabras: “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento” (Isa. 65:17). En esta notable profecía, el Señor promete “tra[er] a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo” (65:18). En la ciudad no habrá más llanto (65:19). La gente normalmente vivirá bastante más de un siglo antes de morir (65:20). Su trabajo y sus hijos subsistirán para que ellos disfruten (65:21–23). Dios les responderá incluso antes de que llamen (65:24).

Si bien esto es bueno, ¿por qué no es una escena de nuestra restauración final, nuestra esperanza final?

Por ahora tenemos una escena de una vida larga y tranquila en la Tierra Prometida. Pero a pesar de que la gente viva más, aún muere. ¿Dónde está la transformación radical de la naturaleza que esperamos con la creación de “nuevos cielos” y una “nueva tierra”? El siguiente versículo nos dice: “El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová” (Isa. 65:25).

Para que los carnívoros como los leones se vuelvan vegetarianos se requiere mucho más que una clase de cocina vegetariana. Se necesita una nueva creación para restaurar el mundo a su estado ideal, como era antes de que el pecado en el Edén introdujera la muerte.

Aquí, en Isaías 65, Dios presenta la creación de “nuevos cielos” y una “nueva tierra” como un proceso, una serie de pasos, que comienza con la reconstrucción de Jerusalén. Compara Isaías 11, donde el Mesías traería justicia (Isa. 11:1–5). Luego, finalmente, habrá paz en el “santo monte” mundial de Dios. Las imágenes que se utilizan en Isaías 11 son similares a las que se encuentran en Isaías 65: “Morará el lobo con el cordero […] y el león como el buey comerá paja” (11:6, 7). Aunque el “santo monte” del Señor comenzaría con el Monte Sión de Jerusalén, este era solo un precursor, un símbolo de lo que Dios promete hacer, en última instancia, en un mundo nuevo con su pueblo redimido.

Supongamos que, en lugar de vivir 60, 70, 90 o incluso 100 años, la mayoría de la gente viviera un millón de años o más. ¿Por qué aun así no se resolvería el problema fundamental de la humanidad? ¿Por qué la vida eterna es la única respuesta a nuestras más profundas necesidades humanas?

 

Lunes 22 de marzo:

“Imán” divino (Isa. 66:1-19)

Lee Isaías 66:1 al 19. Teniendo en cuenta la época en que Isaías escribió, ¿cuál es el mensaje básico que da aquí?

A través del profeta, Dios reitera el llamado y la advertencia que impregna el libro: Dios salvará y restaurará a los humildes que tiemblan ante su Palabra (Isa. 66:2, 5). Como en Isaías 40:1, los consolará (66:13). Pero destruirá a los que se rebelen contra él. Esto incluye a los hipócritas que practican rituales, cuyos sacrificios él rechaza (66:3, 4; comparar con 1:10–15), así como a quienes odian y rechazan a los fieles de Dios (66:5). También incluye a quienes practican abominaciones paganas (66:17) como las que se practicaban incluso en el Templo de Jerusalén (Eze. 8:7–12).

Lee Isaías 66:3 detenidamente. ¿Qué dice este versículo? ¿Qué principios espirituales se revelan? ¿Cómo podría expresarse la misma idea, pero en el contexto del cristianismo y la adoración contemporáneos?

¿En qué medida Dios actúa como un imán para atraer a las naciones a sí mismo? Isaías 66:18, 19.

Después de la destrucción de sus enemigos (66:14–17), Dios revela su gloria para que se convierta en un imán para atraer a la gente a Jerusalén (comparar con 2:2–4). Él establece una “señal” entre ellos, que no se especifica aquí, pero aparentemente se refiere a la señal mencionada por última vez por Isaías: Dios da alegría y paz a su pueblo y restaura su tierra (Isa. 55:12, 13). Cuando revela su gloria al restaurar a su pueblo después de la destrucción, esta es una señal de su favor restaurado, así como dio a Noé la señal del arco iris después del diluvio (Gén. 9:13-17).

Lee Isaías 66:5. ¿Qué significa “temblar” ante su Palabra? ¿Por qué quiere el Señor que temblemos frente a su Palabra? Si tú no tiemblas, ¿qué podría significar eso sobre la condición de tu corazón?

 

Martes 23 de marzo:

Líderes misioneros y de adoración (Isa. 66:19-21)

¿Cuál es el significado de los sobrevivientes que traen gente de las naciones como una ofrenda a Jehová? Isaías 66:19, 20.

Dios envía sobrevivientes de su destrucción a los confines de la Tierra, a la gente que no conoce a Dios, “y publicarán mi gloria entre las naciones” (Isa. 66:19). Esta es una de las declaraciones más claras del Antiguo Testamento sobre el tema de acción misionera. En otras palabras, no solo habrá gente que se sentirá atraída hacia la nación hebrea, sino además algunos de los hebreos irán a otras naciones y les enseñarán acerca del Dios verdadero; un paradigma que es explícito en el Nuevo Testamento. Aunque hubo obra misionera judía entre la época del regreso del exilio y la época de Cristo (Mat. 23:15), los primeros cristianos difundieron el evangelio en forma rápida y a gran escala (Col. 1:23).

Así como los israelitas llevaban ofrendas de grano a Jehová en su Templo, los misioneros le llevarían una ofrenda. Pero su ofrenda sería “todos vuestros hermanos de entre todas las naciones” (Isa. 66:20). Así como las ofrendas de granos eran regalos para Dios que no se sacrificaban, los conversos traídos al Señor le serían presentados como “sacrificio vivo” (comparar con Rom. 12:1). Con respecto a la idea de que la gente podría ser presentada como una especie de ofrenda a Dios, ten en cuenta la dedicación mucho más antigua de los levitas como “ofrenda de los hijos de Israel, y servirán en el ministerio de Jehová” (Núm. 8:11).

¿Cuál es la importancia de la promesa de Dios de escoger “de ellos para sacerdotes y levitas” (Isa. 66:21)?

El “ellos” en el versículo 21 se refiere a “vuestros hermanos de entre todas las naciones” en el versículo anterior. Estos son gentiles, algunos de los cuales Dios elegiría como conductores de adoración, junto con los sacerdotes y levitas. Este es un cambio revolucionario. Dios previamente había autorizado que solo los descendientes de Aarón sirvieran como sacerdotes y únicamente a otros miembros de la tribu de Leví para ayudarlos. Los gentiles no podían literalmente convertirse en descendientes de Aarón o de Leví, pero Dios autorizaría a algunos a servir en estas funciones, que previamente estaban prohibidas incluso para la mayoría de los judíos.

Lee 1 Pedro 2:9 y 10. ¿A quién escribe Pedro? ¿Qué le dice? ¿Qué mensaje tiene para cada uno de nosotros, como miembros de una “nación santa” hoy? ¿Nos está yendo mejor que a los destinatarios originales (Éxo. 19:6)?

 

Miércoles 24 de marzo:

Comunidad de fe (Isa. 66:21)

Los israelitas eran “un reino de sacerdotes y gente santa” (Éxo. 19:6), con sacerdotes especiales apartados para representarlos como líderes de adoración. Pero en el futuro, algunos gentiles se convertirían en conductores de adoración (Isa. 66:21).

¿Cómo afectaría este cambio a la comunidad de fe renovada? Ver Mateo 28:19; Hechos 26:20; Gálatas 3:28; Colosenses 3:11; 1 Timoteo 3:16.

En el “nuevo orden mundial” de Dios, los gentiles no solo se unirían al pueblo de Dios, sino además estarían en pie de igualdad con los judíos en una comunidad combinada de fe que sería un “real sacerdocio”. Por lo tanto, la distinción entre judíos y gentiles se volvería prácticamente irrelevante.

¿Cuándo se cumplió esta profecía de Isaías?

Pablo, el misionero a los gentiles, proclamó: “Ya no hay judío ni griego […] porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa” (Gál. 3:28, 29).

Convertirse en herederos de la promesa y, por lo tanto, en un “real sacerdocio” exaltado, no era un mandato para un elitismo arrogante, sino una comisión para unirse a los judíos en la proclamación de “las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Ped. 2:9, NVI; comparar con Isa. 66:19).

La exaltación de los gentiles no daba derecho a los judíos para quejarse de que Dios era injusto al darles la misma recompensa. Tampoco daba derecho a los gentiles a tratar a sus hermanos judíos con falta de respeto, así como los obreros contratados en las primeras horas del día tampoco deberían menospreciar a los contratados más tarde (ver Mat. 20:1–16). Los judíos fueron los primeros a los “que les [fue] confiada la palabra de Dios” (Rom. 3:2) como el canal de revelación de Dios. Pablo escribió a los gentiles: “Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, no te jactes contra las ramas” (Rom. 11:17, 18).

A la luz de la Cruz, a la luz de la comisión evangélica, ¿por qué cualquier clase de elitismo espiritual, étnico o incluso político es tan aborrecible a la vista de Dios? Mírate de cerca. ¿Estás albergando algún sentimiento de superioridad espiritual o étnica? Si es así, ¡arrepiéntete!

 

Jueves 25 de marzo:

“Así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre” (Isa. 66:22-24)

Lee Isaías 66:22. ¿Qué nos dice el versículo? ¿Qué esperanza podemos encontrar aquí?

Una de las promesas más maravillosas de Isaías se encuentra en Isaías 66:22. Léelo con atención. En los cielos nuevos y la Tierra Nueva, nuestra descendencia y nuestro nombre permanecerán para siempre. Nada de borrar, cortar, injertar, arrancar o eliminar de raíz. Tenemos aquí una promesa de vida eterna en un mundo nuevo: un mundo sin pecado, sin muerte, sin sufrimiento, un cielo nuevo y una Tierra Nueva, el cumplimiento final y completo de nuestra fe cristiana, la consumación de lo que Cristo había logrado en nuestro favor en la Cruz.

¿Por qué hay lunas nuevas junto con los días de reposo en la representación de los nuevos cielos y la nueva tierra como se presenta en Isaías 66:23, NVI?

Aunque hay varias maneras diferentes de ver este texto difícil, una aproximación es esta: Dios creó el sábado antes de que existiera el sistema de sacrificios (Gén. 2:2, 3). Así, aunque en el sistema ritual se guardaba el sábado, este no dependía de él. Por lo tanto, el día de reposo sigue sin interrupciones durante todo el período de restauración en la nueva tierra. No hay indicios en la Biblia de que las lunas nuevas fueran días legítimos de adoración al margen del sistema de sacrificios. Pero quizá serán días de adoración (aunque no necesariamente días de descanso como los días de reposo semanales) en la nueva tierra, posiblemente en relación con el ciclo mensual del árbol de la vida (Apoc. 22:2).

Cualquiera que sea el significado específico de Isaías 66:23, el aspecto fundamental parece ser que el pueblo de Dios lo adorará por toda la eternidad.

¿Por qué Isaías termina con la escena negativa de los salvados contemplando los cadáveres de los rebeldes destruidos por Dios (Isa. 66:24)?

Como una advertencia gráfica para la gente de su época, Isaías resume el contraste entre los fieles sobrevivientes de la destrucción de Babilonia y los rebeldes, que serían destruidos. Este no es un tormento eterno: los rebeldes están muertos; murieron por el “fuego”, una destrucción que no se apagó hasta que hizo su trabajo para que pudiera comenzar la reconstrucción de Jerusalén.

La advertencia de Isaías apunta a un cumplimiento final profetizado en el libro de Apocalipsis: la destrucción de los pecadores, Satanás y la muerte misma en un lago de fuego (Apoc. 20), después del cual habrá “un cielo nuevo y una tierra nueva”, una “nueva Jerusalén” santa, y no más llanto ni dolor, “porque las primeras cosas pasaron” (Apoc. 21:1–4; comparar con Isa. 65:17–19), una nueva existencia, con vida eterna para todos los redimidos de la Tierra.

 

Viernes 26 de marzo

Para Estudiar y Meditar:

Con respecto a la purificación final de pecado en el planeta Tierra, lee Elena de White, El conflicto de los siglos, “El fin del conflicto”, pp. 720-737.

“Y a medida que transcurran los años de la eternidad, traerán consigo revelaciones más ricas y aún más gloriosas respecto de Dios y de Cristo. Así como el conocimiento es progresivo, así también el amor, la reverencia y la dicha irán en aumento. Cuanto más aprendan los hombres acerca de Dios, tanto más admirarán su carácter. A medida que Jesús les descubra la riqueza de la redención y las proezas asombrosas en el gran conflicto con Satanás, los corazones de los redimidos se estremecerán con devoción siempre más ferviente, y con arrebatador gozo tocarán sus arpas de oro; y miríadas de miríadas y millares de millares de voces se unirán para engrosar el potente coro de alabanza.

“ ‘Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos’ (Apoc. 5:13).

“El gran conflicto ha terminado. Ya no hay más pecado ni pecadores. Todo el universo está limpio. Una misma pulsación de armonía y júbilo late a través de la vasta creación. Del Ser que todo lo creó manan vida, luz y contentamiento por toda la extensión del espacio infinito. Desde el átomo más imperceptible hasta el mundo más grande, todas las cosas, animadas e inanimadas, declaran, en su belleza sin mácula y en gozo perfecto, que Dios es amor” (CS 736, 737).

 

Preguntas para Dialogar:

  1. ¿Por qué la promesa de vida eterna en un cielo nuevo y una Tierra Nueva es tan básica para nuestra creencia cristiana? ¿De qué serviría nuestra fe sin esa promesa?
  2. Lee 2 Pedro 3:10 al 14. ¿Cómo reflejan estos versículos la misma idea presentada en Isaías 66?

Resumen: Isaías presenta una visión de alcance asombroso. Dios no solo purificaría y restauraría a su comunidad de fe, sino también ampliaría sus fronteras hasta abarcar a todas las naciones. Finalmente, la nueva creación de su comunidad conduciría a la reconstrucción del planeta Tierra, donde su presencia sería el máximo consuelo de su pueblo.

Radio Adventista
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