Leccion 12. La obra del Espíritu Santo (1T 2017)
Textos bíblicos: Juan 16:8-11; Romanos 5:10; Hebreos 4:15, 16; 1 Pedro 5:8, 9; 1 Juan
5:12, 13; Salmos 31:24; Romanos 15:13.
Citas
• Antes de Cristo enviar a la iglesia al mundo, envió primero el Espíritu a la iglesia.
Ese mismo orden debe observarse en la actualidad. John R. W. Stott
• La gracia es poder, así como el perdón. Gabriel Fackre
• El Espíritu Santo establece la justicia de los cielos en medio de la injusticia de la
tierra, y no se detendrá ni se estacará hasta que todo lo que se ha muerto sea
devuelto a la vida y se haya formado un nuevo mundo. Karl Barth
• Si no repetimos el Pentecostés, tampoco podremos detenerlo… Esta es la era del
Espíritu Santo. John Murray
• Cuando leemos el Nuevo Testamento, vemos que el Espíritu Santo tuvo que
cambiarlo todo para que esta reunión de personas que se llamaban a sí mismos
cristianos tuviera este elemento sobrenatural. Francis Chan
Para debatir
¿Qué necesitamos que sea restaurado en nosotros y cómo logra esto el Espíritu
Santo? ¿Cómo nos convence el Espíritu Santo de Pecado? ¿Por qué Dios no puede
sencillamente “arreglar las cosas”? ¿Qué ocurre si rechazamos continuamente los
llamados del Espíritu Santo y elegimos deliberadamente seguir nuestro propio camino? Si
rechazamos a Dios, ¿que nos espera después? ¿A que Dios estamos rechazando?
Resumen bíblico
Jesús dijo, refiriéndose al Espíritu Santo: “Y cuando él venga, convencerá́ a los
que están en el mundo de que tienen ideas equivocadas sobre el pecado, sobre lo que es
correcto y sobre el juicio. Sobre el pecado, porque no creen en mí. Sobre lo que es
correcto, porque yo voy al Padre y ustedes no me verán por más tiempo. Sobre el juicio,
porque el gobernante de este mundo ha sido condenado.” Juan 16:8-11 FBV. Pablo
escribe y nos dice que por medio de la muerte de Jesús somos reconciliados y salvados
por su vida (Romanos 5:10). A través de Jesús, nuestro sumo sacerdote, debemos
acercarnos al trono de la gracia con plena seguridad (Heb. 4:15, 16). Debemos rechazar al
Diablo (1 Pedro 5:8, 9). Por medio de Jesús tenemos vida eterna (1 Juan 5:12, 13). Los
que esperan en el Señor han de ser fuertes y valientes (Salmos 31:24). “¡Que el Dios de
esperanza los llene por completo de todo gozo y paz, como sus creyentes, a fin de que
puedan rebosar de esperanza por el poder del Espíritu Santo!” Rom. 15:13 FBV.
Comentario
Romanos 1 nos ofrece una maravillosa perspectiva acerca del problema que Dios
enfrentó al tratar con el pecado. Aunque Dios desea con sinceridad salvarnos y sanarnos,
también respeta la libertad y la individualidad de cada uno de sus seres creados. Así que
sin una respuesta positiva, Dios no puede intervenir. Al final, si la resistencia es completa
y persistente, Dios no puede hacer otra cosa que darse por vencido. En este capítulo se lee
tres veces que Dios renuncia a sus hijos rebeldes, permitiéndoles experimentar los
resultados finales de sus elecciones, ya que es lo que ellos mismos han decidido de
manera inalterable.
Este es el reto para el Espíritu Santo: Convencernos de pecado, suplicar por una
respuesta de parte de nosotros, y obrar cambios en nuestra vida siempre que se lo
permitamos. Sin nuestro consentimiento, el Espíritu no violará nuestra libertad, sino que
nos permitirá elegir y experimentar las consecuencias de nuestras decisiones.
Pero nunca debemos ver a Dios como hostil o como si no estuviera dispuesto a
ayudarnos. Tal como le dijo Jesús a sus oyentes: “¿Quién de ustedes, siendo padre, si su
hijo le pide un pescado, le dará́ una serpiente en lugar de ello? 12¿O si le pide un huevo,
le dará́ un escorpión? 13De modo que si ustedes, siendo malos, aun así́ saben darles cosas
buenas a sus hijos, ¿cuanto más el Padre celestial le dará́ el Espíritu Santo a quienes se lo
pidan?” Lucas 11:11-13 FBV.
El aspecto esencial de esta lección es el Espíritu Santo como restaurador. Esta
imagen refleja muy bien la verdad sobre lo que Dios más quiere lograr: No una
declaración legal que ya no somos culpables cuando manifiestamente sí lo somos, o decir
que estamos sin pecado cuando claramente somos pecadores. Sino un proceso de
transformación de rebeldes infieles a amigos fieles. La obra del Espíritu consiste en obrar
este cambio en nosotros a través de nuestra propia decisión de elegir el bien sobre el mal
y la justicia sobre la injusticia. Al confirmar la verdad, al ayudarnos a entender, y al
convencernos con pruebas del carácter fidedigno de Dios, el Espíritu transforma a los
rebeldes, los hace volverse de sus malas decisiones y nos lleva de nuevo al estado que
Dios tenía en mente para con sus hijos amorosos. La elección de Adán y Eva de no creer
en Dios y aceptar las mentiras del diablo ahora es rechazada; ahora elegimos a Dios y
todo lo que es bueno. La imagen desfigurada y distorsionada de Dios retratada por el
Acusador es sanada y restaurada, y volvemos a ver a nuestro Padre Celestial como
realmente es: completamente justo y admirable.
Comentarios de Elena de White
El Señor llama a la puerta de tu corazón, con el deseo de entrar e impartir las
riquezas espirituales de su alma. Él unge los ojos de los ciegos, para que puedan
descubrir el carácter santo de Dios en su ley, y entiendan el amor de Cristo, que es de
hecho el oro refinado en fuego. Hay, sin embargo, verdades antiguas y a la vez nuevas
que habrán de añadirse a los tesoros de nuestro conocimiento. No entendemos ni
ejercemos la fe como deberíamos. Cristo ha hecho ricas promesas en cuanto a derramar el
Espíritu Santo sobre su iglesia, y, sin embargo, ¡cuán poco apreciamos estas promesas!
No estamos llamados a adorar y servir a Dios mediante el uso de los formas antiguas.
Dios requiere un servicio más elevado que nunca antes. Se requiere el mejoramiento de
los dones celestiales. Él nos ha llevado a una posición en la que necesitamos cosas más
elevadas y mejores que nunca antes han sido necesarias. La Iglesia durmiente debe
despertar de su letargo espiritual y darse cuenta de las tareas importantes que ha dejado
de cumplir. Las personas no han entrado al lugar santo, donde Jesús ha ido a hacer la
expiación por sus hijos. Necesitamos al Espíritu Santo para comprender las verdades de
este tiempo; pero hay una sequía espiritual en las iglesias, y nos hemos acostumbrado a
quedar satisfechos con la manera como nos estamos presentando ahora ante Dios.
Decimos que somos ricos y nos hemos enriquecido y que no tenemos necesidad de nada,
pero en realidad somos pobres, desventurados, miserables, ciegos y desnudos. {Review
and Herald, 25 de Febrero de 1890, pár. 1}
Los verdaderos cristianos son uno con Cristo así como Cristo es uno con Dios. La
acción del Espíritu Santo trae vida al alma. Cuando creemos en esto y lo entendemos, por
experiencia, entonces se revela el carácter de Dios en el agente humano. Así Cristo mora
en el corazón. {Signs of the Times, 3 de Octubre de 1900 pár. 13}
Preparado y escrito por: © Jonathan Gallagher 2017
Traducción: Shelly Barrios De Ávila