Lección 10 Edición Maestros: “Acuérdate, no olvides” Para el 4 de Diciembre de 2021

Edición para maestros. Tercer trimestre (octubre-diciembre) de 2021

“Acuérdate, no olvides”

Lección 4 :- Para el 4 de Diciembre de 2021

RESEÑA

Texto clave: Deuteronomio 9:7.

Enfoque del estudio: Génesis 9:8-17; Éxodo 20:8; Deuteronomio 4:9, 23, 32-39; 6:7; 8:7-18; 32:7; Efesios 2:8-13.

Hay una placa que lleva una cita del filósofo George Santayana en la entrada de Auschwitz que desafía a recordar a todos los que ingresan a este sitio: “El que no recuerda la historia está destinado a vivirla de nuevo”. Después de la lección sobre el arrepentimiento, surge naturalmente una lección sobre el recuerdo. Para recordar, al igual que para arrepentirse, tendrás que volver al pasado y traer el pasado al presente. Por lo tanto, es crucial que entendamos por qué es importante recordar, qué recordar y cómo recordar para conseguir un verdadero arrepentimiento.

Temática de la lección:
Esta lección nos expondrá a una serie de temas que nos ayudarán a mejorar la comprensión de este concepto:

  • Acuérdate de la Creación: Casi todo lo que creemos no tiene sentido realmente si anulamos el recuerdo de nuestros orígenes.
  • Acuérdate del Diluvio: Incluso en medio de una catástrofe, Dios recuerda a su pueblo.
  • Acuérdate del Éxodo: Recordar acontecimientos pasados de salvación (lo que Dios hizo por su pueblo) sustenta y fortalece la fe en Dios, quien volverá a salvar.
  • Acuérdense de que alguna vez fueron gentiles: Qué importante es no olvidar nunca lo que Dios ha hecho por nosotros.

 

COMENTARIO
El libro de Deuteronomio, más que cualquier otro libro de la Biblia, es un texto relacionado con hacer memoria, donde el verbo zakar, “acordarse”, aparece en 19 ocasiones. En este sentido, Deuteronomio da testimonio de un amplio espectro del uso del verbo “acordarse”, con sus diversas aplicaciones, y ofrece una enseñanza teológica que se basa en los acontecimientos de las experiencias pasadas de los israelitas. El verbo “acordarse” mayormente tiene a Dios como sujeto y se refiere, en casi todos los casos, a su pueblo; Dios recuerda el Pacto, la relación con su pueblo. El verbo “acordarse” aparece también con “Israel” como sujeto, y el objeto del recuerdo es Dios, su accionar y su Pacto. Generalmente, es el suceso del Éxodo el que acapara la atención (Deut. 5:15; 15:15; 16:3, 12; 24:18, 22). La idea es que todos estos hechos pasados sirvan de material formativo para moldear la fe de Israel. El verbo “acordarse” es un lema bíblico importante. Durante la lección de esta semana, meditaremos en este tema con respecto a cuatro acontecimientos clave en la Biblia: (1) La Creación; (2) la liberación del Diluvio; (3) el Éxodo de Israel, de Egipto y de su obstinación; y (4) la conversión de los gentiles del paganismo. Todos estos sucesos tienen algo en común; todos representan el acto de salvación de Dios de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida, de la maldad a la justicia.

 

Acuérdate de la Creación (Éxo. 20:8).
El verbo “acuérdate” se utiliza en el cuarto Mandamiento para traer a nuestra memoria el primer evento de la historia humana, la creación por parte de Dios de los cielos y la Tierra, y el séptimo día de la Creación, el sábado, que también fue el primer día de la historia de la humanidad. El verbo “acuérdate” no es solo una alusión al evento más antiguo de la historia de la humanidad, sino sobre todo un llamado a recordar nuestras raíces, de dónde venimos; contiene la lección de que “él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos” (Sal. 100:3). De hecho, el verbo “acuérdate” se refiere al Creador, nuestro Hacedor, sin el cual no estaríamos aquí.
La Creación es el primer evento para recordar porque es el que da cuenta de nuestras raíces. Claramente, el cuarto Mandamiento, que nos ordena recordar, es paralelo al quinto Mandamiento (Éxo. 20:12), que nos manda honrar a nuestros padres. Este paralelismo no solo es visible en la estructura del Decálogo; también aparece en la estructura gramatical de los verbos. Ambos verbos, “acuérdate” y “honra”, se utilizan en imperativo positivo. Todos los demás Mandamientos están escritos en forma negativa. Recuerda que el sábado, o de dónde venimos, está relacionado con recordar a nuestros padres, que son nuestras raíces. Si no recordamos nuestro pasado, nuestras raíces, dejaremos de prosperar espiritualmente. Ambos Mandamientos, el cuarto y el quinto, contienen la promesa del futuro. Así como el sábado promete el futuro día de descanso para la humanidad (Sal. 95:11; comparar con Heb. 3:11; 4:3-7), el mandamiento de honrar a nuestros padres promete una larga vida (cf. Efe. 6:2).

Acuérdate del Diluvio (lee Gén. 8:1)
Este pasaje contiene la primera aparición del verbo zakar, “acordarse”. Dios es el sujeto del verbo, y nos dice que Dios ha salvado a la humanidad. El uso del verbo zakar, “se acordó”, no supone ningún tipo de falta de memoria por parte de Dios. El verbo “se acordó” significa que Dios ha salvado a la humanidad de la profundidad del olvido. Los seres humanos ahora han sobrevivido a las aguas del Diluvio y, por lo tanto, serán recordados. Cuando el texto bíblico habla de que Dios se acordó de sus criaturas, es para referirse al acto de salvación de Dios, ya que cumple su promesa en el tiempo señalado (Gén. 19:29). El verbo zakar, “se acordó”, significa, en este caso, el fin del Diluvio, que está marcado con precisión en el tiempo (Gén. 8:3-6), así como el sábado marca un tiempo señalado al final de la obra de la Creación. Cabe destacar que el día de reposo también juega un papel en el calendario del Diluvio. Ten en cuenta que estos períodos de siete días contribuyen a la siguiente estructura quiásmica de la narración, cuyo centro es el hecho de que “se acordó Dios” (tabla de Jacques B. Doukhan, “Génesis”, SDA International.

Acuérdate del Éxodo (Deut. 9:7).
Recordar el Éxodo es sin duda el llamado a recordar que más predomina en la Biblia. En este caso, el verbo “acuérdate” tiene a Israel como sujeto. Israel recuerda no solo el acto de salvación de Dios, que sacó a Israel de su condición de esclavos en Egipto, sino también la indignidad de Israel. En este versículo en particular (Deut. 9:7), Israel debe recordar cuán terco fue con Dios, al resistir su esfuerzo por salvarlo. El doble imperativo, uno expresado en forma positiva, “acuérdate”, seguido del otro que se menciona en forma negativa, “no olvides”, es enfático, y le recuerda encarecidamente a Israel su absurda obstinación. Si los israelitas eran tan necios como para olvidar que Dios los había salvado de la esclavitud en Egipto, y tan insensatos como para pensar que Dios les había dado la Tierra Prometida debido a sus méritos y su justicia, sufrían un caso grave de amnesia. Por lo tanto, se los llama dos veces a recordar. Esta insistencia le añade peso a la ira y al juicio venideros por parte de Dios desde el día en que salieron de Egipto. El principal ejemplo que se toma para ilustrar el dramático caso de Israel es la rebelión de la nación, que tuvo lugar en Horeb y precipitó la producción de nuevas tablas. Este será, por excelencia, el caso que Israel tendrá que recordar y enseñar a sus hijos de generación en generación (Deut. 6:7; 32:7). Sin embargo, los judíos de hoy “se acuerdan” de la historia del Éxodo en su lectura anual de la hagadá (relato tradicional) durante Pascua. De la misma manera, los cristianos en todo su espectro recuerdan la Cena del Señor, que en sí está relacionada también con el recuerdo de la Pascua del Éxodo.

Acuérdense de que alguna vez fueron gentiles (Efe. 2:8-13)
Tal como lo hizo Moisés con el antiguo Israel, Pablo lo hace con los gentiles que se conviertan al Nuevo Pacto: “No te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti” (Rom. 11:18). Estos conversos recientes se comportaron de la misma manera que el Israel de antaño. Ambos se jactaban y eran arrogantes al pensar, en su locura, que eran dignos de la gracia de Dios. Ambos se habían “olvidado”. Así como Israel había olvidado lo indigno que era, los gentiles olvidaron la oscuridad y la iniquidad de su pasado anterior. Además, olvidaron que solo fueron injertados en las ramas originales y que, por lo tanto, deberían aprender a ser humildes. Preguntas para analizar y reflexionar: 1. ¿Recuerdas la Creación y el primer día de reposo cuando observas el sábado? 2. ¿Recuerdas el Éxodo cuando celebras la Cena del Señor? 3. ¿Cuáles fueron las consecuencias históricas de que la iglesia cristiana olvide sus raíces judías?

APLICACIÓN A LA VIDA
Aprender a recordar: Solíamos aprender de memoria pasajes enteros de la Biblia. Reflexiona y analiza el valor de aprender de memoria los versículos de la Biblia. Asume el desafío de aprender de memoria la historia de la Creación, un texto elaborado de manera única para memorizarlo, con sus paralelismos y repeticiones. Encuentra líneas y palabras en la historia de la Creación que se repitan; reflexiona en las razones que podrían justificar estas repeticiones.

Ilustración: Toma una flor fresca y una flor artificial y preséntalas en la clase. ¿Cuál es la superioridad de la flor fresca sobre la flor artificial y por qué? ¿Cuál es la superioridad de la flor artificial sobre la flor fresca y por qué? Analicen la importancia de la raíz y la importancia de la flor en sí.

Autocrítica: Recuerden los valores enfatizados en el pasado por los pioneros de nuestra iglesia y que actualmente han quedado en el olvido. ¿Qué debes hacer para refrescar tu memoria? Analicen esta autocrítica: “Somos pequeñitos sentados sobre los hombros de gigantes”.

Vida de iglesia: Tu comunidad está formada por ancianos que recuerdan la solidez de las raíces y por jóvenes a quienes les gusta la vida y la belleza de la nueva flor. Aplica tu reflexión a los cultos de adoración, la música y los sermones en la hora del culto de adoración. Propongan soluciones concretas que sean aceptadas y disfrutadas por ambos grupos.

Radio Adventista
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