Leccion 7 El camino a la fe (3T 2017— Gálatas)
Textos bíblicos: Gálatas 3:21–25; Lev. 18:5; Romanos 3:9–19; 1 Corintios 9:20;
Romanos 3:1, 2; 8:1–4.
Citas
• La fe es el arte de aferrarnos a las cosas que nuestra razón ya ha aceptado a pesar
de nuestros cambios de ánimo. C. S. Lewis
• “Fe” significa no querer saber lo verdadero. Friedrich Nietzsche
• Lo opuesto a la fe no es la herejía, sino la indiferencia. Elie Wiesel
• La fe es una confianza deliberada en el carácter de Dios, cuyos caminos puede
que no entendamos en el momento. Oswald Chambers
• La fe… debe ser ejercida por la razón… Cuando la fe se vuelve ciega, muere.
Mahatma Gandhi
• La fe es poner todos tus huevos en la cesta de Dios, y luego contar tus
bendiciones antes de que empollen. Ramona C. Carroll
• No somos salvados por nuestra fe, sino a través de ella. Thomas Taylor
Para debatir
¿Cuán diferente sería nuestra perspectiva de las cosas si reemplazáramos la
palabra “fe” por “confianza en Dios”? ¿Cómo llegamos a creer en Dios? ¿En qué forma
la Ley nos ayuda o nos impide creer en Dios? ¿Qué es lo que Dios busca realmente?
¿Cuál es la diferencia si vemos a Dios como permitiendo una consecuencia natural o
imponiendo castigos? ¿Cómo refleja esto nuestra imagen de Dios?
Resumen bíblico
Gálatas 3:21–25 nos explica que la Ley no está en oposición a las promesas de
Dios. Pero que es a través de nuestra confianza en Dios que él puede salvarnos, y no
mediante la Ley. Tal como lo aclara Pablo, ahora que Cristo vino, ya la Ley no está “a
cargo” de nosotros, y todos somos hijos de Dios. No hay diferencia entre judíos y gentiles
porque nuestra relación con Dios está basada en nuestra confianza en él. “Y si ustedes
pertenecen a Cristo, son la descendencia de Abraham y herederos según la promesa.”
(Gálatas 3:29 NVI).
Levíticos 18:5 nos enseña que vivimos por seguir las leyes de Dios. Sin duda
alguna, desobedecer las leyes de Dios acarrea resultados inevitables. Sin embargo, ¡evitar
el mal no nos hace buenos! Si recordamos que el pecado es una relación con Dios
quebrantada, la salvación tiene que ver entonces con la restauración de esa relación y
vivir en armonía con él.
Romanos 3:9–19 nos identifica a todos nosotros como pecadores destinados a
morir. Ninguno es justo, ni siquiera los judíos o los gentiles. Todos somos juzgados por la
ley de Dios ¡y todos hemos fallado! En 1 Corintios 9:20 Pablo explica su forma de
trabajar: como judío para los judíos, entendiendo su respeto por las ceremonias y
costumbres de la Ley. Sin embargo, cuando habla en el siguiente versículo, dice que él
está dispuesto a vivir como gentil, por fuera de la ley judía, si eso ganase a los gentiles.
Romanos 3:1, 2 afirma que no hay ventaja en ser judío o gentil; mientras que Romanos 8
nos dice de manera enfática que ya no vivimos más bajo condenación.
Comentario
El tema es la fe, pero no en un sentido vago de la espiritualidad, o algún tipo de
eufemismo para referirse a “creer en lo que sabemos que no es cierto.” El punto está en
cómo llegamos allí, y la respuesta central para creer. Debemos confiar en Dios. Eso es lo
que quiere decir en pocas palabras. Aquellos que estaban tratando de fastidiar a los
gálatas eran defensores de un “bono de fe”. Necesitas creer en Jesús, pero necesitas
también seguir las leyes y las costumbres. El argumento de Pablo es que sí, se necesita
seguir los principios fundamentales de lo bueno y lo correcto (Lo cual incluiría los Diez
mandamientos) pero que los otros aspectos tales como la circuncisión y los ritos de
purificación y las diversas fiestas ya no eran necesarios. Él estaba interesado en
asegurarse de que nada se interpusiera entre el gentil (“extranjero” para los judíos) y
Dios, que la relación no fuese obstaculizada por requisitos que habían sido sustituidos por
la venida de Jesús.
¡Cuántas veces hemos querido “volver atrás”! Parece que no podemos aceptar la
salvación como un don gratuito: queremos ganarlo por la observancia de las normas,
demostrando que la merecemos. En lugar de ver nuestra relación con nuestro amoroso
Señor como lo más importante, queremos señalar todo el bien que hacemos y el mal que
estamos evitando como nuestro “título de propiedad para el cielo.” En esta lección vital
escrita para los gálatas, Dios dice: “¡Absolutamente, no!”
¡Tampoco podemos caer en el error de descuidar la manera como vivimos! Si nos
identificamos con él, estamos de acuerdo con él en la manera como él gobierna el
Universo con amor, verdad, rectitud, justicia y confianza, entonces no podemos obrar
movidos por ningún tipo de principios egoístas. Esto quiere decir que guardamos la ley,
no porque tenemos que hacerlo, sino porque no queremos obrar de otro modo. Pero no
como un medio para vindicarnos a nosotros mismos, sino para vindicar el carácter de
Dios.
Comentarios de Elena de White
Satanás tratará de arrojar sombras en su camino, y tratará de desfigurar el carácter de
Dios y la naturaleza de sus promesas en su mente, pero hay que echar mano del Poderoso.
No hay ayuda para usted dentro de sí mismo, porque usted es débil. Su fuerza está en tener
fe en Dios, para que él pueda obrar con sus esfuerzos. Si confía implícitamente en él, usted
sabrá que él irá delante de usted preparando todo como la mañana. {Review and Herald,
Julio 2 de 1889}
No es fuera de la prueba, sino en medio de ella, donde se desarrolla el carácter
cristiano. Expuestos a las contrariedades y la oposición, los seguidores de Cristo son
inducidos a ejercer mayor vigilancia y a orar más fervientemente al poderoso Auxiliador.
Las duras pruebas soportadas por la gracia de Dios, desarrollan paciencia, vigilancia,
fortaleza y profunda y permanente confianza en Dios. {Hechos de los Apóstoles, p. 373}
Dios quiere llevar nuestras vidas a una relación más estrecha con Él, quien es dueño
de todo lo que poseemos y quien nos sostiene con su poder. Todo lo que tenemos es de
Cristo. Por la recepción de la verdad estamos unidos a Dios en Jesucristo – ligados a Dios
para entretejer nuestras oportunidades con los principios de vida que hacen que esta unión
una posibilidad… {AUCR, Diciembre 1, 1900}
La verdadera conversión es un cambio radical. La misma tendencia de la mente y la
inclinación del corazón serán desviadas, y la vida llegará a ser nueva en Cristo. Debe haber
una perfecta confianza en Dios, una dependencia infantil en sus promesas, y una
consagración total de a su voluntad, recordando que en la observancia de meras formas
externas nunca se encontrará la gran necesidad del alma humana. Somos representantes de
Cristo en la tierra, y ninguno de nosotros puede ocupar una posición neutral. Somos agentes
activos a favor de Dios o a favor del enemigo. O nos reunimos con Cristo o estamos
perdidos. “Amados, ahora somos hijos de Dios”, dice el apóstol. Debemos tener en cuenta
esta relación sagrada, y no hacer nada para deshonrar a causa de nuestro Padre. {BEcho,
Septiembre 1 de 1888}
Preparado y escrito por: © Jonathan Gallagher 2017
Traducción: Shelly Barrios De Ávila.