Jonathan Gallagher Lección 5 Jesús y la proyección a la comunidad (3T 2016—La Iglesia en la Comunidad)

Jesús y la proyección a la comunidad (3T 2016—La Iglesia en la Comunidad)

Textos bíblicos: Lucas 4:16–19, 10:25–37, Mateo 5:13, Isa. 2:8, Juan 4:35–38, Mateo
13:3–9; Mateo 4:23.

Citas
• Una parte del mensaje de Jesús se resume en su Sermón del Monte, y la otra parte cuando inicia su ministerio y cita el pasaje de Isaías que dice: “He venido a liberar a los prisioneros y a devolver la vista a los ciegos.” Y sin duda alguna su misión también consiste en traer esperanza. Se trataba de sanar a la gente, de ser amigo de los marginados. Dan Wakefield
• Si se nos dejara solos en la tarea de llevar el evangelio al mundo, inmediatamente habríamos comenzado a planificar estrategias novedosas y a conspirar esquemas complejos. Organizaríamos convenciones, desarrollaríamos programas, y crearíamos fundaciones… Pero Jesús es tan distinto a nosotros. Con la tarea de llevar el evangelio al mundo él simplemente anduvo caminando por las calles y senderos apartados… Lo único que quería era encontrar unos cuantos hombres que pensaran como él, que amaran como él, que vieran como él, que enseñaran como él, y que sirvieran como él. Lo único que necesitaba era revolucionar los corazones de unos cuantos, y esos pocos impactarían el mundo. David Platt
• Nunca creas que unas pocas personas amables no pueden cambiar el mundo. Porque, de hecho, son esas personas quienes lo han hecho siempre. Margaret Mead
• Si el evangelio es una noticia vieja para ti, será una noticia aburrida para todos los demás. Kevin DeYoung

Para debatir
¿Crees que Jesús habría descrito su misión como una “proyección a la comunidad”? ¿Cuál era la fuente del compromiso que Jesús tenía con su ministerio? ¿Qué podemos aprender sobre la manera en que Jesús trabajaba? ¿De qué maneras podemos enseñar y sanar como lo hizo Jesús? ¿Qué nos dice esto sobre el Dios en el que
decimos creer?

Resumen bíblico
Lucas 4:16–19 describe la visita de Jesús a la sinagoga de Nazaret y la lectura que hizo del rollo de Isaías, anunciando su ministerio a los pobres, prisioneros, ciegos y oprimidos. En Lucas 10:25–37 se nos presenta la parábola del buen Samaritano. Jesús le dijo a sus discípulos: “Ustedes son la sal de la tierra” en Mateo 5:13. En Isaías 2:8 se describe el desafío de lidiar con una tierra llena de ídolos. Luego en Juan 4:35-38 Jesús señala la necesidad de obreros para la cosecha, mientras que la parábola del sembrador (Mateo 13:3–9) nos muestra el primer paso. “Jesús viajó por toda Galilea, enseñando en las sinagogas, contando las buena nueva del reino, y sanando todas las enfermedades que
tenían las personas.” Mateo 4:23 FBV.

Comentario
Los miembros de la iglesia dan muchas respuestas distintas cuando se les pregunta sobre el significado y misión del mensaje adventista. Para algunos tiene mucho que ver con su origen social, con un lugar familiar que siempre ha sido parte de sus vidas. Con este pensamiento en mente, piensan que la misión es continuar del modo en que siempre lo han hecho, un santuario de las alarmantes tendencias que hay afuera. Para otros la misión es uno de los distintos temas que aunque es importante, no alcanza a capturar el evangelio real de Jesús. Ya sea el sábado, el vegetarianismo o el Armagedón, terminamos especializándonos en temas simples, tomando cualquier cosa y
convertirlo en el tema central siendo que solo Jesús es el tema central de la misión. Cuando se trata de compartir con otros que no son de nuestra fe, esta “proyección social” puede sonar como algo programático. Podemos incluso preparar libros y seminarios con presentaciones en PowerPoint para instruir a los fieles (¡y no estoy en contra de las
capacitaciones tampoco!) El problema es que pareciera que hemos olvidado cuál debe ser nuestro enfoque. Somos como actores que olvidan las líneas de sus diálogos, y nos enredamos en asuntos que tienen que ver con nuestra identidad y nos preguntamos qué mensaje tenemos que dar al mundo o qué debemos decir. ¿Qué es el evangelio? Estoy seguro que todos podemos articular las palabras sobre ir y hablar a otros acerca de Jesús, e incluso citar textos como: “Y esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero y a Jesucristo, a quien has enviado.”
Pero si nosotros mismos no lo creemos, esas palabras no nos cambiarán. Si nuestras vidas no reflejan a Dios, no hemos recibido el evangelio y la verdad no está en nosotros. Se nos traba la lengua y no tenemos nada que decir. Todas las demás versiones del evangelio son fraude porque reemplazan la verdad esencial por algo distinto. El
evangelio se trata de una persona, de un Dios que nos ama, y que nosotros amamos, y que desea amar a todos sus hijos desorientados. La buena noticia no debe igualarse a vivir una vida saludable o de preocuparnos por la comunidad, o ninguna otra cosa aunque sea de admirar. No tiene que ver con la iglesia. Se trata de nosotros. Se trata de Dios.

“Esta es la obra bosquejada por el profeta Isaías en las palabras: “Levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Veis aquí el Dios vuestro! He aquí que el Señor Jehová vendrá con fortaleza, y su brazo se enseñoreará: he aquí que su salario viene con él, y su obra delante de su rostro”. Aquellos que esperan la venida del Esposo han de decir al pueblo: “¡Veis aquí el Dios vuestro!” Los últimos rayos de luz misericordiosa, el último mensaje de clemencia que ha de darse al mundo, es una revelación de su carácter de amor.” {Palabras de Vida del Gran Maestro, p. 342} ¿Qué tal si convertimos el evangelio en una buena noticia acerca Dios?

Comentarios de Elena de White
La obra de Dios en esta tierra no podrá nunca terminarse antes que los hombres y mujeres abarcados por el total de miembros de nuestra iglesia se unan a la obra, y aúnen sus esfuerzos con los de los pastores y dirigentes de las iglesias… “{Obreros evangélicos, p. 364.} En el Evangelio se retrata el carácter de Cristo. Al descender de su trono, peldaño tras peldaño, su divinidad fue velada por la humanidad. Pero en sus milagros, sus doctrinas, sus sufrimientos, su traición, en la burla que soportó, en su juicio, su muerte por crucifixión, su tumba entre los ricos, su resurrección, sus cuarenta días sobre la tierra, su ascensión, su triunfo, su sacerdocio, están contenidos los inagotables tesoros de la sabiduría, registrados para nosotros por la inspiración en la Palabra de Dios. Las aguas de
vida todavía fluyen en corrientes abundantes de salvación. Los misterios de la redención, la mezcla de lo divino con lo humano en Cristo, su encarnación, sacrificio y mediación, serán suficientes para proveer para siempre a las mentes, los corazones, las lenguas y las plumas con temas para el pensamiento y la expresión. El tiempo no será suficiente para agotar las maravillas de la salvación, porque Cristo será la ciencia y el canto de los redimidos durante las edades eternas. Para siempre continuarán produciéndose nuevas evidencias de la perfección y la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Y ahora corresponde manifestar una confianza perfecta en su mérito y su gracia; hay que
desconfiar de uno mismo y tener una fe viviente en él. —The Signs of the Times, 24 de noviembre de 1890.

Preparado y escrito por: © Jonathan Gallagher 2016
Traducción: Shelly Barrios De Ávila

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