Jonathan Gallagher Lección 5 “Hijos de la promesa” 2do Trimestre del 2021

5. Hijos de la Promesa (2T 2021—La Promesa: El Pacto Eterno de Dios)

Textos Bíblicos: Gén. 15:1–3, Isa. 25:8, 1 Cor. 2:9, 1 Pedro. 2:9, Gén. 11:4, Gen. 12:2; Mat. 28:20.

Citas
• De la misma manera que el sol nunca se cansa de brillar, ni una corriente de fluir, es la naturaleza de Dios cumplir sus promesas. Por lo tanto, ve inmediatamente a Su trono y di: “Haz lo que prometiste”. Charles Spurgeon
• Crece en la raíz de toda gracia, que es la fe. Cree en las promesas de Dios con más firmeza que nunca. Permite que tu fe aumente en plenitud, firmeza y sencillez. Charles Spurgeon
• Yo construyo sobre Cristo, la roca de los siglos; en sus seguras misericordias descritas en su palabra, y en sus promesas, todo lo que sé es sí y amén. John Wesley
• Las Escrituras contienen muchas historias de personas que esperaron años o incluso décadas antes de que se cumplieran las promesas del Señor. Lo que los creyentes modernos pueden aprender de la paciencia de santos bíblicos como Abraham, José, David y Pablo es que esperar en el Señor tiene recompensas eternas. Charles Stanley
• La esperanza es confianza en las promesas de Dios, fe en que, si actuamos ahora, las bendiciones deseadas se cumplirán en el futuro. James E. Faust
• El futuro es tan brillante como las promesas de Dios. William Carey

Para debatir
¿Por qué es tan importante que nos identifiquemos como “los hijos de la promesa”?¿De qué manera se aplica la promesa de Dios a Abraham a nosotros hoy en día?¿Cómo podemos evitar volvernos arrogantes en nuestras afirmaciones (véase Juan 8:33)? ¿En qué se basa realmente la promesa en la actualidad? ¿Cómo trasladamos estas ideas del Antiguo Testamento a nuestro mundo contemporáneo?

Resumen Bíblico
Gén. 15:1–3 e s la queja de Abraham de que no tiene un verdadero heredero en forma de hijo. En Isa. 25:8 Dios promete limpiar las lágrimas de cada ojo. 1 Cor. 2:9 declara (citando a Isaías): “Nadie ha visto, nadie ha escuchado, y nadie ha imaginado lo que Dios ha preparado para los que lo aman”. Somos “una familia elegida de manera especial, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo que pertenece a Dios. Por eso, pueden revelar las cosas maravillosas que él ha hecho, al sacarlos de la oscuridad a su luz admirable”. (1 Pedro 2: 9 VBL). Génesis 11: 4 describe los planes de los constructores de la Torre de Babel. En Génesis 12: 2, Dios promete bendecir a Abraham. Jesús promete estar con su pueblo hasta el fin del mundo (Mat. 28:20).

Comentario
Si bien, el Antiguo Testamento es interesante por su historia y descripción cultural, lo que más queremos aprender es lo que significa para nosotros hoy. Entonces, cuando se trata de ser “hijos de la promesa”, queremos ver cómo se aplica a nosotros. La promesa que Dios le hizo a Abraham no fue solo para él. También lo fue para nosotros, ¡especialmente en la forma de su
descendiente Jesús! Al igual que el “pueblo elegido” de Dios en el pasado, nosotros también podemos llegar a creer que hay algo especial en nosotros, que somos “intrínsecamente más valiosos” que los demás. Después de todo, argumentan las personas elegidas, debe haber algo en nosotros que Dios ama, y entonces comenzamos a mirarnos con orgullo y autosatisfacción porque Dios nos eligió. Sin embargo, como lo demuestra la historia de Israel, Dios no los eligió porque fueran “mejores” que los demás y, de hecho, Dios hizo todo lo posible para tratar de ganar a las otras naciones también. La única razón por la que nosotros o cualquier otra persona es “mejor” es por las bendiciones y la ayuda de Dios.
El aspecto central de este estudio es el significado y la importancia de la promesa. La promesa de Dios de bendecirnos ahora y proporcionarnos un futuro verdaderamente inimaginable apunta a lo que es realmente importante: la naturaleza y el carácter de Dios. Debido a que estamos tan abrumados por el pecado y la maldad, y nos resulta tan difícil confiar, Dios nos da muchas, muchas promesas. Incluso esas promesas cambian con el tiempo debido a quiénes somos. ¡La promesa de Dios de darle a Abraham muchos descendientes y ser el padre de muchas naciones no es algo que realmente busquemos hoy! Sin embargo, en ese momento, este tipo de promesa era muy importante y una verdadera bendición. Sin embargo, el aspecto más importante no eran los muchos descendientes que tendría Abraham, sino que sería el antepasado de Jesús, la mejor promesa y esperanza de Dios para la humanidad.
Por tanto, debemos volver a nuestros conceptos de Dios, sin centrarnos en nosotros mismos. Si bien, en verdad somos hijos de la promesa, ¡es Dios quien hace la promesa! Nuestro papel es aceptar y creer la promesa, y mirar a nuestro Dios que hace promesas. El gran peligro es mirarnos a nosotros mismos y enorgullecernos de quiénes somos, ya sea que nos llamemos “el remanente” o “la iglesia verdadera” o “los que guardan los mandamientos” …
En palabras de Charles Spurgeon, famoso predicador inglés del siglo XIX, “miré a Cristo y la paloma de la paz voló a mi corazón. Miré a la paloma y se fue volando “. Necesitamos mantener nuestros ojos fijos en Dios. “Debemos seguir con la mirada puesta en Jesús, el autor y perfeccionador de nuestra fe en Dios”. Hebreos 12: 2 VBL.

Comentario de Elena de White
Este mismo pacto le fue renovado a Abrahán en la promesa: ‘En tu simiente serán benditas todas las gentes de la tierra.’ Esta promesa dirigía los pensamientos hacia Cristo. Así la entendió Abrahán, y confió en Cristo para obtener el perdón de sus pecados. fue esta fe la que se le contó como justicia… El pacto de gracia no es una verdad nueva, porque existió en la mente de Dios desde toda la eternidad. Por eso se le llama el pacto eterno. Hay esperanza para nosotros solo cuando estamos bajo el pacto abrahámico, que es el pacto de gracia por la fe en Cristo Jesús. El evangelio que se le predicó a Abraham, a través del cual él tenía esperanza, fue el mismo evangelio que se nos predica hoy… Abraham miró a Jesús, quien también es el autor y consumador de nuestra fe. {FLB 79.2}
Con frecuencia los israelitas parecían no poder o no querer comprender el propósito de Dios en favor de los paganos. Sin embargo, este propósito era lo que había hecho de ellos un pueblo separado, y los había establecido como nación independiente entre los pueblos de la tierra. Abrahán, su padre, a quien se diera por primera vez la promesa del pacto, había sido llamado a salir de su parentela hacia regiones lejanas, para que pudiese comunicar la luz a los paganos. Aunque la promesa que le fuera hecha incluía una posteridad tan numerosa como la arena del mar. no eran motivos egoístas los que iban a impulsarle como fundador de una gran nación… Jehová declaró: “Bendecirte he, y engrandeceré tu nombre… serán benditas en ti todas las familias de la tierra…”Dios no reconoce distinción por causa de nacionalidad, raza o casta… Cristo vino para derribar el muro de separación, para abrir todos los departamentos de los atrios del templo, a fin de que toda alma tuviese libre acceso a Dios. Su amor es tan amplio, tan profundo y completo, que lo compenetra todo. Arrebata de la influencia satánica a aquellos que fueron engañados por sus seducciones, y los coloca al alcance del trono de Dios, al que rodea el arco iris de la promesa. En Cristo no hay judío ni griego, ni esclavo ni hombre libre.. {CC 236}

Preparado y escrito por © Jonathan Gallagher 2021
Traducido por: Shelly Barrios De Ávila

Radio Adventista
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