Jonathan Gallagher Lección 2. “Nehemías” 4to Trimestre del 2019

Leccion 2. Nehemías (4T 2019—Esdras y Nehemías)

Textos Bíblicos: Nehemías 1–2, Deut. 7:9, Salmos 23:1–6, Num. 23:19.

Citas
● No solo liberó sus emociones a través de ríos de lágrimas, sino que durante varios días negó la comida de su cuerpo para poder orar y buscar al Dios del cielo. Craig Groeschel
● Toda verdadera obra de Dios ha tenido sus amargos enemigos, no solo desde afuera, sino también desde adentro, como en los días de Nehemías. Dwight L. Moody
● La oración y la humildad, junto con el odio al pecado, produce una ‘mente trabajadora’. ‘Continuamos con la reconstrucción y levantamos la muralla hasta media altura, pues el pueblo trabajó con entusiasmo’ (Nehemías 4:6). Los verdaderos reavivamientos de santidad siempre producen trabajadores. Los libros, seminarios y conferencias no lo hacen, ¡Pero el reavivamiento sí! David Wilkerson
● Nehemías, al construir el muro de Jerusalén, enfrentó el constante hostigamiento de los enemigos internos y externos. No podemos servir honesta, auténtica, razonable y deliberadamente a nuestro Señor sin nuestra voluntad de aceptar dificultades e inconvenientes. K.P. Yohannan
● La oración predominante requiere un corazón tierno y compasivo, una profunda solicitud de la gloria de Dios y el bien de su pueblo. Nehemías lloró y se lamentó. Arthur Wallis
● Cuando el corazón de Nehemías se rompió, él prestó atención a su corazón roto. Andy Stanley

Para debatir
¿Cómo podemos separar los hilos políticos de los espirituales en estas historias? ¿Por qué Nehemías estaba tan molesto? ¿Qué riesgos tomó al tratar de enmendar la situación? ¿Cómo se aplica esto a lo que deberíamos estar haciendo hoy en nuestro mundo? ¿Por qué regresar a Judá era tan importante? ¿Qué aspectos de la historia reflejan la gran controversia?

Resumen Bíblico
Nehemías 1–2 proporciona el relato de cómo Nehemías provocó otro regreso a Judá. Si bien podemos ver esto como una especie de orgullo nacionalista, muy en el fondo podemos ver que esto se debe a que Dios estaba siendo tergiversado e irrespetado porque su “capital” yace en ruinas. Dios es un Dios leal (Deut. 7:9). Él es el verdadero pastor que ha guiado a su pueblo (Salmos. 23:1–6). Dios no es humano y no cambia de opinión.

Comentario
Nehemías era un estudioso de la Biblia. Él sabía lo que iba a pasar. También recordaba las palabras que Dios le había dado a Moisés diciendo que iba a dispersar al pueblo entre las naciones, pero también prometiendo que los volvería a reunir si se arrepentían. Desesperado y molesto por las noticias de Jerusalén, aprovecha la oportunidad de su acceso al rey para presentar su pedido. No podía evitar lucir triste, aunque hubiera sido un “crimen” hacerlo frente al rey. Como resultado, se le permite explicar la causa de su tristeza, y pedir por la ayuda del rey. El problema real es que el regreso y la restauración estaban incompletos. Los servicios del templo no estaban operando. Los enemigos de los judíos habían estado evitando con éxito que reconstruyeran los muros, porque no querían ver un resurgimiento de Judá. Si bien, la política y la religión solían ir de la mano en esta época, pareciera que la principal preocupación de Ezequías era que su testimonio del verdadero Dios estaba siendo opacado. Podemos pensar en otros que abordaron aún más específicamente esta preocupación. Moisés no quería convertirse en el líder de una nueva nación porque estaba preocupado por la reputación de Dios entre las naciones. Abraham preguntó “¿No hará bien el juez de toda la tierra?”
El papel del pueblo de Dios era representarlo correctamente. Pero se habían convertido en un completo fracaso en el tiempo de su esclavitud. Tanto así, que se habían vuelto peor que los cananeos que habían expulsado de la tierra prometida. Sus cultos formalistas y su hipocresía fueron rechazados por Dios a través de los profetas, pero al pueblo no le importó, continuando con sus vidas pecaminosas y bajo un manto de piedad pretenciosa. Dando a Dios por sentado, nunca creyeron que serían derrotados o tomados en cautiverio.
Ahora la tragedia es que “el glorioso retorno” se ha convertido en un chiste. Pocos habían respondido al llamado a regresar, y aquellos que lo hicieron no pudieron lograr mucho. La intervención de Nehemías fue tratar de abordar estos problemas: más gente, y una fuerte confianza en Dios para cumplir lo que había prometido. Al aplicar todas estas lecciones a nuestra vida, podemos ver en dónde le hemos fallado a Dios. Como dijo David, “¡Mis pecados están siempre delante de mí!” El problema es que esto puede cegarnos del poder redentor de Dios que promete perdonarnos y renovarnos. ¡Nuestro regreso a Dios puede ser tan débil como el regreso de los judíos a Jerusalén! En lugar de retorcernos y quejarnos sobre lo que podría haber sido, como seguramente hicieron muchos judíos, lo importante era continuar con la reconstrucción de sus vidas, ¡y nosotros también deberíamos hacerlo! A menudo sucede que no creemos realmente en el poder de Dios para sanar y transformar, y nos aferramos a nuestros débiles y dudosos sentimientos.
Así que veremos cómo Esdras y Nehemías cambian todo esto, ¡A veces por medio de medios un poco drásticos! Ahora mismo el aspecto importante es estar convencidos, creer que Dios puede hacer todo lo que ha prometido hacer en nuestras propias vidas.

Comentarios de Elena de White
La experiencia de Nehemías en la reconstrucción de Jerusalén enseña lecciones que han de ser necesarias para el pueblo de Dios mientras dure el tiempo. Los tiempos reclaman hombres y mujeres vigorosos y con carácter decidido. Pablo dice: “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”. Si los obreros no están en guardia, el enemigo mezclará su maldad con cada buena obra que sea hecha. De este modo, intenta estropear los propósitos de Dios.—Manuscrito 58, 1903.{El Cristo Triunfante, p. 186} Nehemías y Artajerjes se hallaban frente a frente, el uno como siervo de una raza oprimida, el otro como monarca de un gran imperio mundial. Pero infinitamente mayor que la diferencia social era la distancia moral que los separaba. Nehemías había aceptado la invitación del Rey de reyes: “Echen mano … de mi fortaleza, y hagan paz conmigo. ¡Sí, que hagan paz conmigo!” La petición silenciosa fué la misma que había ofrecido durante muchas semanas, a saber, que Dios prosperará su solicitud. Y ahora, cobrando ánimo ante el pensamiento de que tenía un Amigo, omnisciente y omnipotente, que podía obrar en su favor, el hombre de Dios dió a conocer al rey su deseo de que se lo eximiera por un tiempo de su puesto en la corte, y de recibir autorización para reedificar los lugares desolados de Jerusalén, y volver a hacerla una vez más una ciudad fortificada y protegida. Trascendentales resultados para la ciudad y la nación judía dependían de esta petición. “Y—dijo Nehemías—otorgómelo el rey, según la benéfica mano de Jehová sobre mí.” {Servicio Cristiano, p. 214}

Preparado el 3 de Junio de 2019 © Jonathan Gallagher 2019

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