Jonathan Gallagher Lección 12 “El Deseado de todas las gentes” 1er Trimestre del 2021

12. El deseado de todas las gentes (1T 2021—Isaías)

Textos bíblicos: Isaías 59; Isaías 59:15–21; Isaías 60:1-3; Isaías 61; Isaías 61:2.

Citas
• Cristo es el deseado de las naciones, la alegría de los ángeles, el deleite del Padre. ¡Con qué consuelo debe llenarse entonces esa alma que tiene la posesión de él para toda la eternidad! John Bunyan
• Ven, Deseado de las naciones, ven, fija en nosotros tu humilde hogar. Charles Wesley
• Ven, deseado de todas las naciones, une a todos los pueblos en un solo corazón y mente; haz que cesen la envidia, las disputas y la discordia; llena el mundo entero con la paz del cielo. Regocíjate, regocíjate, Emmanuel. Vendrá a ti, oh Israel. Himno del siglo IX (latín).

Para debatir
¿Qué causa la separación entre nosotros y Dios, y por qué? ¿Es cierto que Dios no puede oírnos? ¿Qué nos dicen las palabras de Isaías 59 sobre el pecado y sus consecuencias inherentes? En esta lección se habla mucho de la justicia, ¿qué implica esto? ¿Por qué Jesús eligió citar a Isaías 61 al principio de su ministerio? ¿Cómo se aplica esto a nosotros hoy en día?

Resumen bíblico
Isaías 59 explica el problema: “Es tu culpa la que ha creado una barrera entre tú y tu Dios”) y la solución: “El Redentor vendrá a Sión”. (Isaías 59:2, 20 VBL). Todo el capítulo es la preocupación de Dios por la injusticia y la explotación, y cómo vendrá al final para traer una completa resolución. Isaías 60:1-3 llama a su pueblo a “levantarse y resplandecer” y dice “las naciones vendrán a tu luz’. Isaías 61:1-2 es lo que Jesús usó para anunciar su ministerio en Lucas 4:18, 19 (noten las diferencias). El capítulo detalla el placer de Dios en su pueblo cuando hace lo correcto, y su condena del robo y la injusticia.

Comentario
Los temas gemelos de esta lección son las consecuencias del pecado y la respuesta de Dios. Isaías contrasta la desesperanza en la que nos encontramos, y la gloriosa salvación que Dios ofrece. Isaías Señala que no es porque Dios no quiera ayudar, sino que por nuestra libertad de elección Dios no interviene a menos que lo deseemos. El cuadro poético no es el de una deidad ofendida que hace pucheros por nuestro desprecio de sus reglas, que se enfurruña y se niega a escuchar lo que decimos, sino el de un Padre amoroso que no puede actuar porque le hemos dado la espalda (59:13). La separación es el resultado de nuestra elección. A través de nuestras acciones nos hemos separado del único Ser en el universo que puede ayudarnos de verdad. La separación sólo puede terminarse a través de nuestra elección de regresar a él, y aceptar su oferta de salvación-sanación.
Como vemos, la lección habla de esta separación causada por el pecado. Pero es esencial notar que somos nosotros los que hemos puesto la barrera, no Dios. Esto es muy importante, porque algunos han enseñado que el problema está del lado de Dios. La Biblia deja muy claro que el problema está en nosotros, no en Dios o en algún concepto mal entendido de que Dios necesita ser propiciado (“compensado”) antes de que pueda poner fin a la separación.Jesús al anunciar su misión (ver Lucas 4:18) eligió citar las palabras de Isaías 61, por lo que debemos prestar mucha atención a lo que dice. En primer lugar, son buenas noticias. ¡Con mucha frecuencia Dios es visto como una mala noticia! Los conceptos en los que se hace hincapié son la curación y la libertad, exactamente lo que se esperaría de un Dios amoroso, cariñoso y digno de confianza que valora la libertad por encima de todo. Las consecuencias son el consuelo, la alegría y la alabanza (61:3). “¡Celebraré felizmente en el Señor! Todo mi ser gritará alabanzas a mi Dios. Porque él me ha vestido con la ropa de la salvación, y me ha envuelto en un manto de bondad” (Isaías 61:10 VBL). Si alguien tiene algún tipo de enfermedad mental, ¿nos preocupamos tanto por sus extrañas acciones, lam forma en que se comportan, lo que hacen? ¿O tratamos de ayudar curando la enfermedad interna, tratando de curar lo que son, no de arreglar lo que hacen? Lo mismo sucede con el pecado. Jesús no busca la conformidad externa. Quiere un corazón curado. Una y otra vez Jesús vuelve a enfatizar este punto. ¿Cómo anunció Jesús su ministerio? El citó Isaías 61:1, que en el original de Isaías dice: “El Espíritu del Señor está sobre mí… me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón”. ¡Qué promesa! Qué clara demostración de lo que quería hacer por los oprimidos, los enfermos y los enfermos espirituales que le rodeaban. ¡Y qué promesa para nosotros también! Jesús no quiere “limpiar su cuenta bancaria del sobregiro del pecado”. Más bien, quiere liberarte de la enfermedad del pecado. Esa es la verdadera salvación, porque al final, serás sanado completamente, y la enfermedad del pecado desaparecerá.
Dios siempre ha sido así. Siempre ha sido “el Señor que nos sana”. Él promete en Jeremías 3:22 y Oseas 14:4: “Yo sanaré su infidelidad”. Él dice en el Salmo 147:3 que “Él sana a los quebrantados de corazón, y venda a los heridos”. David clamó a Dios en el Salmo 41:4: “Por favor, cúrame”. En esa profecía del Mesías sanador que escuchamos: “Pero fue herido por nuestros actos de rebelión, fue aplastado por nuestra culpa. Experimentó el castigo que nos trae paz, y sus heridas nos curan”. Es. 53:5 VBL.
“El sol de la salvación de Dios se levantará con la curación en sus alas.” Malaquías 4:2. No hay duda de ello. El pecado es una terrible enfermedad del alma, y Dios es el único que puede sanarnos. Imagina que estás enfermo. Tal vez ni siquiera lo sepas. Hay muchas enfermedades terribles en nuestro mundo hoy en día, a pesar de los avances médicos. Pero el médico diagnostica un problema serio. ¿Lo ignoras y esperas que desaparezca? ¿Finges que no hay nada malo? ¿O acudes al único que puede tratarte y hacer que vuelvas a estar bien? Es obvio, ¿no? Hasta un niño podría verlo. Sin embargo, cuando se trata de nuestra enfermedad espiritual debemos escuchar a los niños. Ellos saben más que nosotros, porque a menudo nos alejamos del Dios que promete sanarnos.

Comentarios de Elena de White
Si el pueblo hubiese estudiado con sinceridad la Palabra por sí mismo, no habría sido extraviado. El capítulo 61 de Isaías testifica que Cristo había de hacer la misma obra que hacía. El capítulo 53 presenta su rechazamiento y sus sufrimientos en el mundo, y el capítulo 59 describe el carácter de los sacerdotes y rabinos. Dios no obliga a los hombres a renunciar a su incredulidad. Delante de ellos están la luz y las tinieblas, la verdad y el error. A ellos les toca decidir lo que aceptarán. La mente humana estádotada de poder para discernir entre lo bueno y lo malo. Dios quiere que los hombres no decidan por impulso, sino por el peso de la evidencia, comparando cuidadosamente un pasaje de la escritura con otro. Si los judíos hubiesen puesto a un lado sus prejuicios y comparado la profecía escrita con los hechos que caracterizaban la vida de Jesús, habrían percibido una hermosa armonía entre las profecías y su cumplimiento en la vida y el ministerio del humilde Galileo.{DA 422}

Su Evangelio era un mensaje de vida espiritual y restauración física. Se vinculaban la liberación del pecado y la curación de la enfermedad. {CT 465-6}

Preparado y escrito por © Jonathan Gallagher 2021
Traducido por: Shelly Barrios De Ávila

IA Para Docentes
0 comments… add one

Leave a Comment

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.