Jonathan Gallagher Lección 10. – Lecciones del Pasado (1T 2024— El libro de los Salmos)

Lección 10. Lecciones del pasado(1T 2024— El libro de los Salmos)

Textos bíblicos:Salmos 78, Salmos 105, Gal. 3:29, Salmos 106, Salmos 80, Núm. 6:22–27,
Salmos 135; Salmos 38:3, 4.

Citas
• Quizá nuestra esperanza más brillante para el futuro resida en las lecciones del
pasado. John F. Kennedy
• Del mismo modo que el pasado era reconfigurado por la memoria selectiva, los
acontecimientos futuros también eran blancos móviles. SantiagoLuceno
• Tenemos que recordarlo todo. Si no lo hacemos, cuando crezcamos habrá
desaparecido para siempre. Isaac Marion
• Recuerda también esto: siempre es fácil mirar atrás y ver lo que fuimos, ayer,
hace diez años. Es difícil ver lo que somos. Harper Lee
• Olvidamos tan fácilmente las lecciones del pasado. Anthony T. Hincks
• Feliz es la persona que atesora las preciosas lecciones del pasado y vive
vigorosamente el presente. Jerome Hines

Para debatir
¿Por qué es importante recordar las lecciones del pasado? ¿Puede ser esto también un problema si nuestro pasado afecta demasiado a nuestra vida presente? ¿Por qué Israel fue llamado a recordar su historia? ¿De qué manera los recuerdos de las bendiciones pasadas son útiles en el presente (véase el Salmo 42)? ¿Por qué es importante la evidencia de la historia en el contexto del gran conflicto?
Resumen bíblico El Salmo 78 de Asaf relata la historia de Israel desde Jacob hasta David, centrándose especialmente en su experiencia en el desierto. Del mismo modo, el Salmo 105 habla de los peregrinajes de Israel, esta vez comenzando por Abraham. Gal. 3:29 El Salmo 106 trata en particular de los fracasos de Israel después del Éxodo. El Salmo 80 es una oración para que Dios vuelva a salvar a su pueblo como hizo cuando salieron de Egipto. Núm. 6:22-27 El Salmo 135 detalla algunas de las victorias históricas de Israel sobre sus enemigos. En el Salmo 38:3, 4 David describe su enfermedad, y esto también puede representar el alejamiento de Israel del seguimiento de Dios: “Porque estás tan molesto conmigo, ni una sola parte de mi cuerpo está sana; estoy completamente enfermo a causa de mis pecados. Me ahogo en la culpa: la carga es demasiado pesada para soportarla”.

Comentario
A lo largo de los siglos, Dios se ha enfrentado al dilema de que sólo mediante una demostración de fuerza puede convencer a las mentes humanas embotadas de su superioridad; y una vez hecho esto, esperan poder manipular este poder divino. Durante la historia de Israel, su pueblo sólo se convence del Dios verdadero mientras sigue ganando. Para todas las naciones, la prueba de fuego de quién es el mejor dios se dirime en la batalla. El que gana tiene de su lado al dios más poderoso.
Entonces, ¿qué hace el Dios verdadero? ¿Cómo convence a esos corazones endurecidos de su verdadero carácter? Sólo demostrando primero su poder para que le escuchen. Y su capacidad de atención es claramente limitada.
Una y otra vez Dios permite que su pueblo experimente los resultados de seguir su propio camino, sólo para tener que traerlos de vuelta mediante la prueba de su poder superior. Sólo así le respetarán. Pero entonces se vuelven sumamente confiados y creen presuntuosamente que, hagan lo que hagan, Dios tendrá que estar de su parte, porque de lo contrario su reputación se resentirá. El resultado final de tal actitud es la destrucción de Jerusalén y el Exilio.

Imagínate. El todopoderoso Dios verdadero te ha defraudado, mientras eres llevado a Babilonia. ¿Qué piensas ahora del poder de Dios? Tal vez algunos aprendieron la lección: “’No con ejército, ni con fuerza, sino con mi espíritu’, dice el Señor de los Ejércitos”. Zac. 4:6. Y no malinterpreten el versículo. Dios no está diciendo: No por tu poder, sino por mi poder. Es por su espíritu. Dios no está en la aplicación de la creencia por el poder. El todopoderoso Creador del Universo ha elegido no usar ese poder. No quiere la aceptación basada en el miedo; la adoración basada en la amenaza del poder punitivo. Si eso fuera lo que Dios quería, podría haber logrado su objetivo desde el principio: toda disidencia se habría encontrado con la desintegración instantánea. Dios no utiliza el poder para salirse con la suya. Pero pocos captan el mensaje.

Así que viene en persona. Como un ser humano sin poder. Sin la capacidad de amenazar, forzar, convencer mediante el despliegue de poder. ¿Y qué sucede? Muy poco. ¿Quién se molesta en fijarse en este individuo impotente? Unos pocos pastores; alguna profetisa y sacerdote; y algunos astrónomos de oriente. Cuando crece, ¿quién viene a verle? E incluso cuando comienza su ministerio público, ¿qué quiere la gente de él?
“Muéstranos un milagro, entonces creeremos. Danos una señal, para que sepamos que lo que dices es verdad. Haz que aparezca una maravilla en el cielo, para que nos convenzamos. Danos alguna prueba de poder, Jesús.” ¿La respuesta de Jesús? “Una generación malvada y adúltera busca una señal. Y yo no les daré ninguna. Ninguna pirotecnia de poder que los asombre.” Porque Jesús vino sin otro motivo para ser aceptado que el decir la verdad. Y lo que hacía era prueba suficiente del poder real de Dios.

Los discípulos piden fuego del cielo sobre los que no responden. Jesús rechaza este tipo de uso del poder. El Diablo tienta a Jesús para que use su poder para ayudarse a sí mismo. Jesús se niega a usar su poder de esta manera, porque contradice totalmente su propia naturaleza, la naturaleza de Dios mismo. Herodes le pide a Jesús un milagro espectacular. “Para que pueda creer”. Jesús no
dice nada, no hace nada. Incluso en la Cruz, siguen intentando conseguir alguna exhibición de poder de Jesús. Después de todo, bajar de la Cruz sería una hazaña de la que cualquier escapista estaría orgulloso. Vamos Jesús, muéstranos algún poder divino. Oblíganos a creer. Haz algo que nos convenza, danos un Dios poderoso del que sentirnos orgullosos.

Y lo único que hace Jesús es pedir perdón por los que no saben lo que hacen. Porque nuestro Dios no es un Dios de poder. No en ese sentido. No es que Dios no tenga poder. Seguramente tiene un poder total. Pero elige no ejercer su poder para forzar y obligar; porque eso sólo crea la hosca sumisión de un rebelde. Y una vez retirado el poder, la hostilidad vuelve a estallar. ¿Es así como Dios quiere dirigir su Universo? No. Dios extiende su poder para alcanzar el mayor objetivo: la libertad total de todos sus seres creados. La libertad de elegir, la libertad de amar, la libertad de adorar a un Dios que nunca nos obligará.
Y sólo cuando comprendamos ese tipo de poder real, sólo cuando renunciemos a
intentar utilizar el poder para conseguir nuestros propios fines, sólo cuando veamos que ejercer el poder no produce libertad ni amor, sólo entonces estaremos en armonía con Dios mismo.

Comentarios de Elena de White
Este incumplimiento del propósito divino era muy aparente en días de Malaquías. El mensajero del Señor reprendió severamente los males que privaban a Israel de prosperidad temporal y de poder espiritual. En esta reprensión de los transgresores, el profeta no perdonó a los sacerdotes ni al pueblo. La “carga de la palabra de Jehová contra Israel, por mano de Malaquías” era que las lecciones pasadas no se olvidasen, y que el pacto hecho por Jehová con la casa de Israel se cumpliese con fidelidad. La bendición de Dios podía obtenerse tan sólo por un arrepentimiento de todo corazón. Instaba el profeta: “Ahora pues, orad a la faz de Dios que tenga piedad de nosotros.” Malaquías 1:1, 9.{Profetas y Reyes, p. 520}
Cuando considero el trabajo que se ha hecho, no temo seguir adelante, pero sí temo por aquellos que olvidan las lecciones del pasado. Hemos pasado de ser unos pocos creyentes a ser un pueblo numeroso, y como Dios nos ha dado grandes e importantes verdades, tenemos grandes e importantes deberes, y pesadas responsabilidades que asumir. {SignsoftheTimes, 3 de junio de 1889 par. 2}

Preparado y escrito por: © Jonathan Gallagher 2024
Traducción: Shelly Barrios De Ávila

Radio Adventista
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