Aunque hay muchos versículos e historias en la Biblia que hablan de lo que sucede después de la muerte, esta semana veremos algunos de los más comunes que se utilizan para apoyar la idea de que vivimos en forma de espíritu inmediatamente después de morir, ya sea en el cielo o en el infierno. Examinaremos…
- Las lecciones que enseña la parábola del hombre rico y Lázaro-Lucas 16:19-31 (domingo)
- Lo que Jesús quiso decir cuando le habló al ladrón en la cruz sobre estar en el cielo con él ese día-Lucas 23:43 (lunes)
- Por qué Pablo dijo que prefería morir a vivir-Filipenses 1:21-24 (martes)
- Cómo y cuándo predicó Jesús a los “espíritus encarcelados”-1 Pedro 3:13-20 (miércoles)
- Quiénes son las almas que lloran bajo el altar-Revelación 6:9-11 (jueves)
Hay dos versículos que nos hacen querer estudiar este tema de la muerte desde la perspectiva de todos aquellos con los que podríamos estar estudiando la Biblia.
1 Pedro 3:15-“…Estad siempre preparados para dar razón de la esperanza que hay en vosotros a todo el que os la pida, con mansedumbre y temor”.
2 Timoteo 4:2, 3-“¡Predica la palabra! Estad preparados a tiempo y fuera de tiempo. Convence, reprende, exhorta, con toda paciencia y enseñanza. Porque llegará el momento en que no soportarán la sana doctrina”.
Siguiendo el ejemplo de Jesús, podemos compartir nuestra esperanza con confianza y humildad.
“Cristo mismo no suprimió ni una sola palabra de la verdad, sino que la dijo siempre con amor… Nunca fue grosero, nunca dijo innecesariamente una palabra severa, nunca dio dolor innecesario a un alma sensible. No censuró la debilidad humana”. ~Ellen G. White, El Deseo de Todas las Gentes, p. 353.
Texto de memoria: ” ‘Escudriñáis las Escrituras porque en ellas creéis tener la vida eterna; y éstas son las que dan testimonio de mí’. “Juan 5:39 LBLA
Recordemos que cuando estudiamos la Biblia, las palabras son las de Cristo mismo. Las palabras no tienen ningún poder, excepto si reconocemos a Cristo como Aquel que las habló. Él nos ayudará a predicar la palabra de manera que dé esperanza y consuelo de la forma más amorosa posible.