La caída del hombre llenó todo el cielo de tristeza. El mundo que Dios había hecho quedaba mancillado por la maldición del pecado, y habitado por seres condenados a la miseria y a la muerte. Parecía no existir escapatoria para aquellos que habían quebrantado la ley…
El Hijo de Dios, el glorioso Soberano del cielo, se conmovió de compasión por la raza caída. Una infinita misericordia conmovió su corazón al evocar las desgracias de un mundo perdido. Pero el amor divino había concebido un plan mediante el cual el hombre podría ser redimido… Ninguno sino Cristo podía salvar al hombre de la maldición de la ley, y colocarlo otra vez en armonía con el Cielo…
El plan de la salvación había sido concebido antes de la creación del mundo; pues Cristo es “el Cordero, el cual fue muerto desde el principio del mundo”. Apocalipsis 13:8. Sin embargo, fue una lucha, aun para el mismo Rey del universo, entregar a su Hijo a la muerte por la raza culpable. Pero, “de tal manera amo Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en el cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Juan 3:16. jOh, el misterio de la redención! jEl amor de Dios hacia un mundo que no le amaba! ^Quien puede comprender la profundidad de ese amor “que excede a todo conocimiento”? A través de los siglos sin fin, las mentes inmortales, tratando de entender el misterio de ese incomprensible amor, se maravillaran y adoraran a Dios.
Escuela Sabática VIVA. Lección 13 – Encendidos con la Gloria de Dios – Sábado 24 de Junio 2023
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