Antes de pasar al capítulo trece de Marcos, no debemos pasar por alto una historia al final del capítulo 12. Jesús ya había limpiado el templo de tramposos, cambistas revoltosos, pero también notó allí a una viuda pobre que dio todo lo que tenía al Señor sin reservas, a diferencia de los fariseos, quienes daban sus abundantes ofrendas con vistosa pompa y gloria propia. Ver Marcos 12:38-44.
Más tarde, cuando los discípulos recorrieron el templo, felicitaron la enorme y hermosa estructura. Pero Jesús lo vio a la luz de su futura destrucción, y sólo pudo responder que algún día no quedaría piedra sobre piedra.
Más tarde, en el Monte de los Olivos, algunos discípulos vinieron a preguntar más acerca de la inquietante predicción de Jesús y recibieron profecías que llegarían a un futuro lejano. Como Sus discípulos, entonces y ahora, nos ayuda a conocer las señales que debemos buscar y las formas en que podemos prepararnos para la crisis que se avecina al final de la historia de este mundo.