EL DIA QUE SUPE QUE MI HERMANO ERA EL SALVADOR DEL MUNDO
Por Adan Dyck
Todos de niños jugamos a soñar en la profesión o actividad que realizaremos cuando la edad adulta llegue. Aun lo recuerdo, yo seré bombero, y yo seré jefe de bomberos, replicaba mi primo; yo seré patrón, pero yo policía y los policías le ganan a los patrones. Todos queremos ser más, ser alguien importante, sobresaliente de entre los demás sobre todo entre hermanos.
Ese día, sin haber podido asimilar del todo lo que había pasado lo supe, mi hermano llegaría a ser presidente, aunque en ese momento a nadie le pasaba por la cabeza y por lo que lo conozco ni a él mismo se le ocurría semejante idea, afirmó Mario Villalta Florez hermano de José María Villalta quien fue candidato a la presidencia en Costa Rica en las elecciones 2014.
Debe ser muy emocionante descubrir que tu hermano carnal es candidato a la presidencia del país donde vives. Que emociones nuevas se despiertan al ver la trayectoria de alguien que compartió gran parte de la vida durante la niñez y ahora lo vez en la cúspide del éxito, acariciando la gloria. ¿Orgullo por él o celo?
¿Que pensaría el pequeño Santiago, hermano de Jesús, hijo de José, cuando María, ahora su madre, le explicaba que Jesús era un niño especial? Que él tenía una misión importante en su vida que había nacido para salvar a todo el mundo. ¿Con que ojos lo miraría, mientras jugaban y en la competencia infantil sabía que Jesús era el ganador? Acaso se despertaba el celo entre los hermanos y/o los niños del barrio. Será que lo comprendían del todo.
Recuerdo vívidamente la historia de una familia Bíblica que identificamos como muy conflictiva de donde procede un personaje idílico “ José el Soñador” (Gen. 37).
Desde pequeño sus sueños sembraron el celo, la discordia y el odio. Cegados por el celo los hermanos lo llevaron por un camino de miseria y pena, para de pronto descubrir que era su propio hermano quien siguiendo sus sueños, se constituyó en el salvador del mundo, el mundo de Egipto.
Con Jesús no fue diferente por lo menos tres evangelios (Mt 12:46,47; Luc 8:19-21; Mr. 3:33) registran la búsqueda de Jesús por parte de su madre y sus hermanos, para salvarlo de un supuesto espíritu maligno que las multitudes decían lo poseía.
Santiago, manifiesta un espíritu muy diferente. En su carta que lleva su nombre y se cree fue la primera carta para el canon Bíblico del nuevo testamento escribió: “Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo..” (Sant. 1:1). Siervo de su propio hermano, tal ves su hermano menor.
Es extraordinario como plasma en ella los principios que seguramente fue testigo, Jesús practicó. Con sumo respeto y reconocimiento trasmite la vida y obra de un hermano con quien compartió la niñez, adolescencia y juventud.
El testimonio de Santiago es muy poderoso. Inspira en nosotros una actitud de humildad y reconocimiento. Alguien que tomó la decisión de ser nuestro hermano, abandonar el cielo, llevar nuestro apellido. Tomar la forma de siervo, forma humana y caminar entre nosotros. Tuvo sed, hambre y sueño. Experimento el vituperio y escarnio, porque había decidido ser un hermano (Isa. 53).
Como Santiago, nos corresponde a nosotros testificar de esa relación fraterna que Jesús nos ha ofrecido. Ser hermanos de Jesús debe llevarnos a escribir en la historia de nuestra vida, de su poder para destruir los celos, los prejuicios y humildemente reconocer que el es nuestro hermano mayor.