Escuela Sabática Texas USA Lección 10: El descanso sabático – Sábado 4 de Septiembre de 2021

Moisés recordó repetidamente a los hebreos su libertad de la esclavitud en Egipto. Lo señaló al repetir los mandamientos de Dios, cuando estaban a punto de entrar en Canaán después de muchos años en el desierto (Deuteronomio 5:15).

El cuarto mandamiento no era sólo una celebración de la creación del mundo por parte de Dios. También era una celebración de su liberación de la esclavitud. Habían experimentado un renacimiento, convirtiéndose en nuevas criaturas, y era justo celebrar su nueva condición de hombres y mujeres libres de Dios.

Nosotros también podemos contemplar con alegría nuestra re-creación cada sábado. Somos libres de la esclavitud del pecado. Esto hace que el día sea más dulce al contemplar la pertenencia al Rey del universo. Nunca debemos olvidar nuestras bendiciones de un nuevo nacimiento. El sábado está diseñado para incluir tanto la creación como la redención.

Cada sábado hacemos una pausa en nuestros propios trabajos. Se nos recuerda que no es nuestro trabajo el que logra algo. Dios es quien nos da la fuerza para trabajar y la orden de descansar. Él nos libera de tener que hacerlo todo solos. Necesitamos su presencia durante toda la semana, pero podemos detenernos y apreciarla aún más en el día que Él bendijo y santificó.

El mandamiento del sábado incluye el deber hacia nuestros semejantes, e incluso hacia los animales. Se les incluyó en la necesidad de descansar como un recordatorio de ser bondadosos con todas las criaturas de Dios, tanto hombres como animales. La idea de que el sábado era sólo para los judíos no es válida, cuando incluso el “extranjero que está dentro de tus puertas” fue invitado a observar el día de descanso (Éxodo 20:10).

Como “sacerdocio real, nación santa” (1 Pedro 2:9), se nos dice que debemos ser bondadosos con todas las personas y animales con los que entremos en contacto. Si Israel hubiera permanecido fiel a esa parte del mandamiento, habría continuado siendo los recipientes de Dios para extender el evangelio a todo el mundo mediante actos de bondad y amor.

El sábado nos hace mirar a los que nos rodean con nuevos ojos. Los vemos como tiernamente amados por Dios, el mismo Dios que nos ama a nosotros. Los seres humanos de todo el mundo, e incluso los animales y nuestras mascotas, nunca deben ser descuidados, maltratados o aprovechados. Todos formamos parte de la familia de Dios y, por tanto, debemos ser tratados con amabilidad y respeto. El sábado acentúa este tipo de pensamiento.

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