Amar a tu esposa como a ti mismo fue el consejo de Pablo a los maridos en Efesios 5:28-30. Es nuestra responsabilidad cuidar de nuestro cuerpo, la morada o templo de Dios (1 Corintios 6:19). Y puesto que los maridos y las esposas son considerados una sola carne, este consejo parece el más apropiado.
Este tipo de “amor propio” parece razonable cuando recordamos la Regla de Oro, que nos dice que “lo que quieras que otros te hagan, hazlo también con ellos” (Mateo 7:12).Lucas 10:27 también nos dice que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Entonces amarse a uno mismo tiene sentido en el contexto del matrimonio. Cada uno debería considerar el bienestar del otro como igual al suyo propio. La igualdad de trato debería ser la norma para un matrimonio cristiano feliz.