No te equivoques. Dios es nuestro Creador, pero también es nuestro re-creador. Nacemos de nuevo espiritualmente cuando aceptamos a Dios, pero algún día Dios provocará una experiencia de nuevo nacimiento para todo nuestro planeta.
Isaías no deja a sus lectores adivinando sobre su futuro. Sus profecías abarcan más que el futuro inmediato de su regreso del exilio. Dios revela a su profeta cómo termina el plan de salvación para todo el mundo. El universo entero cosechará los beneficios de este extravagante y nuevo acuerdo. Nuestra fe no es en vano. Nuestro futuro es seguro cuando ponemos nuestras vidas en Sus manos.
Nuestra adoración, aquí y ahora, debe reflejar, en la medida de lo posible, nuestra adoración futura cuando lleguemos al cielo. A menudo somos demasiado reticentes en nuestras prácticas de adoración. Las emociones deberían dispararse cada vez que nos reunimos para adorar, al igual que lo harán en los reinos celestiales. La gratitud por lo que Dios hace por nosotros debería hacernos mucho más expresivos en nuestros servicios religiosos. Mantener sus bendiciones en nuestra mente durante toda la semana transformará nuestras vidas y nuestra adoración.