Asc. Metropolitana MX Lección 5: Calor extremo – Sábado 30 de Julio de 2022

Abraham había pasado casi toda una vida conociendo a Dios, aprendiendo a escuchar su voz con todo el amor y la confianza que su relación exigía. Fue casi al final de su vida, cuando su cuerpo físico era frágil, pero su núcleo espiritual era fuerte, cuando se dio esta última prueba de lealtad. El momento no fue casual y la prueba en sí misma no carecía de propósito.

El crisol más caliente y aplastante de Abraham fue cuando Dios le pidió que sacrificara a su único heredero, su amado y anhelado hijo Isaac (Génesis 22). El propósito de llamar a Abraham de la tierra de sus padres era preparar un pueblo que acogiera el nacimiento del Mesías. La creación de este linaje era evidente para Abraham. Dios le había compartido esa misión en múltiples ocasiones.

Pero para comprender plenamente lo que significaría la venida del Mesías para nuestro Creador, Abraham recibió esta inusual prueba de fe y se le dijo que ofreciera a Isaac como sacrificio. Aunque Abraham se salvó del cruel destino en el último momento, ahora tendría una clara comprensión del Sacrificio que Dios haría de Su propio Hijo.

La iluminación que surgió del crisol de Abraham se ha magnificado, haciendo que todos los que somos padres o tenemos padres contemplemos más plenamente el Sacrificio del Mesías y lo que significó para nuestro Padre celestial.

Radio Adventista
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