Aqui entre Qui entre Nos. Lección 8 – La ley del pacto – Un Programa pensado en los Maestros de E.S.

Algunos de los estatutos y ordenanzas dados a Moisés sólo eran aplicables a esa época y cultura. Sin embargo, los Diez Mandamientos, escritos por el propio dedo de Dios en dos tablas de piedra (Deuteronomio 9:10), fueron diseñados para ser permanentemente obligatorios para el pueblo de Dios. Tenían un lugar central en el santuario, en el propio arca de la alianza, lo más cerca de la gloriosa presencia de la Shekinah de Dios (Hebreos 9:4).

Estas diez reglas definen nuestro deber hacia Dios y hacia nuestra familia, amigos y vecinos. Existían antes de la época de Moisés y tendrán sentido por toda la eternidad, porque encarnan la voluntad y el carácter de Dios, que es inmutable.

Para que Dios esté cerca de nosotros en una relación de alianza, tenemos que parecernos a Él tanto como sea humanamente posible. Amós 3:3 nos dice que si dos caminan juntos, deben estar de acuerdo. Debemos estar de acuerdo en dejar que el Espíritu de Dios nos ayude a parecernos más a Dios en todos los aspectos que Él ha establecido para nosotros. Por lo tanto, los Diez Mandamientos deben convertirse en nuestra norma de comportamiento, para que nuestros caracteres puedan desarrollarse en una dirección positiva.

“Si obedeces…” es un comentario en Éxodo 19:5 que queremos entender. La palabra “si” ciertamente significa que las bendiciones prometidas serían condicionales.

Encontramos alivio en el amor incondicional de Dios por toda la humanidad, pero ¿por qué se habla ahora de condiciones? Dios nos ama, pase lo que pase. Jesús indicó que amaba incluso a los que lo clavaron en la cruz (Lucas 23:34). Pero cuando se trata de nuestra salvación y de la vida eterna, y en el caso de Israel, si prosperaría o no, parece que hay condiciones que cumplir.

Esto no significa que la gracia ya no sea un factor, que sólo nosotros seamos responsables de cumplir las condiciones. Al contrario, necesitamos aún más la gracia para poder seguir todas las directrices de Dios y vivir según su voluntad. Su amor por nosotros y nuestro amor por Él nos proporcionan la motivación y la capacidad para ser seguidores fieles y asegurar nuestra salvación.

Su pacto, expresado con tanta frecuencia en la historia bíblica, nos permite comprender lo que Dios espera de nosotros y lo que podemos esperar de Él a lo largo de este proceso de redención.

Radio Adventista
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