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Hasta ahora, todo es positivo en esta parte de la carta de Pablo que habla sobre el cuerpo de Cristo, con dones espirituales tan beneficiosos para su unidad y crecimiento. Sin embargo, se pone serio con sus lectores en Efesios 4:14 advirtiéndoles de los peligros de no estar unidos a través de los dones del Espíritu Santo. Él dice que sin unidad, pueden convertirse en “niños, arrojados de aquí y otro y llevarse con cada viento de doctrina”. Sostiene que hay falsos maestros inteligentes que pueden influir fácilmente.
Luego, en Efesios, 4:15, 16, da esperanza y muestra su confianza en sus elecciones. Les recuerda que al “decir la verdad en el amor”, con cada creyente haciendo su parte, pueden estar unidos y fortalecidos, reflejando a su Señor Jesús, cabeza de la Iglesia. Qué objetivo tan digno: estar tan estrechamente unido íntimamente con Dios y entre ellos que nada puede apartarnos o sacudirnos de nuestra misión para difundir el evangelio.