Los dos testigos (el Antiguo y el Nuevo Testamento) habían estado “vestidos de cilicio” durante la Edad Media (Apocalipsis 11:3). El período medieval de 1.260 años fue definitivamente un tiempo significativo de dolor y duelo para el pueblo de Dios. Los años fatídicos comenzaron cuando el emperador romano pagano Justiniano fue reemplazado por el Papa Vigillis en 538 d.C. El gobierno secular y eclesiástico de la Roma papal continuó sin control hasta que el general Berthier de Napoleón tomó cautivo al Papa Pío VI y lo llevó a Francia, donde murió.
Apocalipsis 11:7-10 luego señala un momento en el que los testigos (el Antiguo y el Nuevo Testamento) serían asesinados. Las medidas extremas para abolir la religión y convertirse en una nación atea durante la Revolución Francesa ciertamente indican la muerte de las Escrituras por un corto período de tres días y medio/años (Apocalipsis 11:11). Estos esfuerzos alcanzaron su apogeo desde el 26 de noviembre de 1793, cuando París emitió un decreto para abolir la religión, hasta el 17 de junio de 1797, cuando se eliminaron leyes tan estrictas contra la religión.
Apocalipsis 11:8 menciona una gran ciudad con los nombres espirituales de Sodoma y Egipto. Esto ciertamente describe la naturaleza inmoral y paganista/secular de París, Francia, durante los años tumultuosos de la Revolución Francesa, cuando la Biblia, Su testigo, fue víctima de la ira de Satanás.
