Lección 8 Edición Maestros: “Cómo planificar para tener éxito” Para el 25 de Febrero de 2023

Edición para maestros. Primer trimestre de 2023

“Cómo planificar para tener éxito”

Lección 8 :- Para el 25 de Febrero de 2023

RESEÑA

Las Escrituras nos enseñan que debemos servir al Señor desde nuestra juventud (Ecl. 12:1), trabajando con todas nuestras fuerzas (Ecl. 9:10) y con diligencia (Prov. 14:23; 2 Tes. 3:8). Además, necesitamos buscar el consejo del Señor en todo lo que nos propongamos lograr (Prov. 3:5). Cuando buscamos el consejo del Señor, él dirige nuestros caminos (Prov. 3:6). Esta guía divina es importante para formar una familia exitosa con un cónyuge, con la bendición del Señor (Prov. 19:14; 2 Cor. 6:14, 15).

Sin embargo, aun haciendo todo bien, puede haber circunstancias imprevistas, que no pueden explicarse humanamente y que están fuera de nuestro control, que pongan a prueba la fe en la conducción divina. Esas pruebas pueden surgir por conflictos maritales, por pérdidas materiales, por problemas de salud o la muerte de seres queridos (Ecl. 5:13, 14; Job 2:2-8). Podemos estar agradecidos porque la conducción del Señor también restaura en medio de esas dificultades y después (Jos. 1:9; Juan 16:33; Heb. 13:5). Si hay algo que nos enseñan las dificultades, es la amarga lección de que el éxito y el bienestar material, aunque deseables, pueden desaparecer sin previo aviso. Por lo tanto, desde una perspectiva bíblica, la riqueza y las posesiones no son suficientes para definir el éxito. El contentamiento (Prov. 15:16; 1 Tim. 6:6, 8), servir al Señor con gozo (Luc. 1:47; Sal. 126:3) y confiar en su providencia (Mat. 6:24-34; Sal. 37:25) son tesoros mucho mayores.

Cuando Dios otorga prosperidad material, espera que lo honremos con lo que nos da (Prov. 3:9, 10). Como destinatarios de esa generosidad, siempre debemos tener en cuenta que el verdadero éxito no depende de las riquezas, ni siquiera aquellas que provienen de Dios. El verdadero éxito significa ser un mayordomo fiel, independientemente de las circunstancias por las que estemos atravesando. En la prosperidad, la adversidad, la salud o la enfermedad, debemos ser fieles hasta la muerte para que, al final, podamos heredar la corona de la vida (Apoc. 2:10).

 

COMENTARIO
El éxito en la vida se puede definir de varias maneras, dependiendo del marco de referencia de cada uno o de los conceptos predominantes de cada cultura. Si medimos el éxito exclusivamente por las posesiones materiales o los logros humanos, será evidente que nuestro marco de referencia es una mentalidad secularizada. Una larga vida y las posesiones materiales están en armonía con las Escrituras (Prov. 3:16), pero no siempre se obtienen esas adquisiciones en este mundo.

Incluso para quienes viven en países económicamente aventajados, el pecado encontrará la manera de convertir la vida en una carga y un sinsentido, mediante las obras de la carne (Gál. 5:19-21). Pero Jesús vino a ofrecer vida “en abundancia” (Juan 10:10). Este es el camino del verdadero éxito.

 

Condiciones para el verdadero éxito

  1. Primero Dios: El éxito en nuestra vida material y espiritual depende de poner a Dios en primer lugar (Mat. 6:33; Deut. 28:1-14). Entonces Dios nos llama a guardar sus mandamientos, para establecernos como un pueblo santo (Deut. 28:9), sobre quien se invoca su nombre (Deut. 28:10). Luego, mediante las bendiciones materiales, él exalta su nombre y a su pueblo por encima de todas las naciones (Deut. 28:1; Mal. 3:12). Nuestro entendimiento es imperfecto. Hay caminos que parecen derechos pero que no son buenos (Prov. 16:25). Por lo tanto, necesitamos confiar en el Señor, para que él dirija nuestros caminos (Prov. 3:5-8).
  2. Diligencia: En las Escrituras, diligencia puede aludir a alguien que es rápido, hábil y preparado (heb. mahir) (Prov. 22:29). Otro significado de diligente es agudo, perspicaz (heb. harutz), dicho de alguien que es eficiente (Prov. 13:4). Como tal, una persona diligente es aquella que actúa con prontitud y competencia. La indolencia y la ociosidad no son compatibles con el éxito.
  3. Prosperidad e integridad: José prosperó porque el Señor estaba con él, según Génesis 39:2 al 5. En este texto de Génesis, “próspero” (hebreo: tsalah) significa ”seguir adelante”, “ser provechoso” o “ser bueno”. José no fue víctima de las circunstancias ni de la ociosidad, porque “siguió adelante” e hizo que las cosas sucedieran. Aprovechó las oportunidades, siempre en consulta con el Señor y, en consecuencia, sobresalió en lo que hizo.
    Además, José halló gracia ante los ojos de Potifar, quien confió plenamente en él y puso todo lo que tenía en sus manos. El alcance de esta responsabilidad muestra que, además de ser muy bueno en lo que hacía, José era recto, honesto y digno de confianza. El mundo necesita personas como José en todas las esferas de la vida. “La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se compren; hombres que sean sinceros y honrados en lo más íntimo de sus almas; hombres que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde; hombres cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo; hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos” (Ed 57).
  4. Comprender las limitaciones del éxito mundano: Es común que las personas definan el éxito solo en términos de bendiciones materiales, sin considerar los dones más importantes e intangibles, como la salud, la alegría, las relaciones sociales y familiares sólidas, y una vida de oración eficaz. Lamentablemente, no siempre adquirimos estos intangibles de una vez. Peor aún, estos dones pueden incluso ser sacrificados para alcanzar el éxito mundano. Por lo tanto, es mejor tener menos posesiones materiales “con el temor del Señor”, que tener mucho dinero, con preocupación y angustia (Prov. 15:16, leer también Ecl. 4:6).
    Alguien que alcanza grandes riquezas puede tener muchas cosas, por cierto (Ecl. 10:19). Pero esta persona quizá no tenga cosas que el dinero no puede comprar, como la libertad y la paz para disfrutar de sus posesiones (Ecl. 5:19) y el don del Espíritu (Hech. 8:20), con sus frutos de justicia (Gál. 5:22).

El éxito con muchas posesiones no necesariamente hace que una persona sea mejor, y puede ser la puerta de entrada a más tentaciones (1 Tim. 6:9, 10). Además, el éxito material es incierto. Hay posesiones que se vuelven perjudiciales para sus dueños en lugar de beneficiosas, posesiones que pueden perderse inesperadamente (Ecl. 5:13, 14). Muchas veces, la ambición de ganar mucho dinero se convierte en un fin en sí mismo en la búsqueda de tener más, aunque la persona no pueda disfrutar de todo lo que ha adquirido (Ecl. 4:6-8). Peor aún, puede terminar disfrutándola alguien que no hizo nada para adquirir esta riqueza ganada con tanto esfuerzo (Ecl. 6:2).

 

Ejemplos de éxito

  1. Éxito y sabiduría: Una palabra usada en la Biblia para buena fortuna (en hebreo: sakal) se puede traducir en varios pasajes de las Escrituras como ”buen éxito”, ”ser prudente” y ”sabio entender”. Esta palabra se utiliza en referencia a Josué en la victoria sobre Canaán (Jos. 1:7, 8), y de David, cuando tuvo éxito en sus batallas militares (1 Sam. 18:5, 14, 15). Toda la sabiduría y la prudencia que conducen al verdadero éxito provienen de Dios (Prov. 9:10). Esta verdad bíblica puede ser la razón por la que las mismas palabras (sakal) en estos ejemplos pueden traducirse como sabiduría y éxito.
  2. Éxito en el matrimonio y la familia: El matrimonio y la familia dependen de cónyuges sabios y exitosos (en hebreo: sakal); y así, la mujer sabia (sakal) es del Señor (Prov. 19:14). Por otro lado, hay maridos necios, como Nabal (1 Sam. 25:25), cuya arrogancia e insensatez pueden ser perjudiciales. Podemos aprender valiosos principios rectores sobre el matrimonio en la historia de la búsqueda de una esposa para Isaac por parte de Abraham. Abraham confió en Dios para encontrar una esposa para su hijo (Gén. 24:7). El siervo de Abraham, en respuesta a la fe de su amo, fue diligente en la búsqueda de la futura esposa de Isaac, y oró al Señor para que lo guiara (Gén. 24:12). Fue mientras Isaac también meditaba y oraba en el campo (Gén. 24:63) que Dios le trajo a Rebeca para que fuera su esposa. De la misma manera, la mujer cristiana debe orar para que Dios le proporcione un esposo sabio y prudente (sakal), y un hogar económicamente estable y exitoso.
  3. Éxito en cualquier situación: Dios deseaba abrir las ventanas de los cielos para bendecir a Israel, a fin de que pudieran avanzar y progresar (heb. ashar) en su plan de que fuera una bendición para todas las naciones. Esta bendición dependía de la fidelidad de la nación en la devolución de los diezmos y las ofrendas (Mal. 3:10-12). En la traducción griega del Antiguo Testamento, llevada a cabo por los judíos (LXX), la palabra ”progreso” se tradujo al griego como makarioi, que significa bendito, o dichoso (Mal. 3:12). Esta bendición (makarioi) llamaría la atención de todas las naciones hacia el nombre del Señor.

En las Bienaventuranzas, Jesús identifica a los felices (en griego: makarioi) de su Reino como aquellos que son pobres de espíritu, mansos, misericordiosos, pacificadores y puros de corazón (Mat. 5:1-9).Jesús señala otro grupo de personas felices (makarioi): los que son perseguidos y acusados falsamente por causa de su nombre (Mat. 5:10, 11), así como los que pacientemente soportan pruebas y aflicciones por causa de su fe (Sant. 5:11).

Por otro lado, muchos hacen todo bien, pero, inexplicablemente, ocurren imprevistos que prueban severamente su fe: la desgracia, la enfermedad, la bancarrota y la pérdida de seres queridos. La paciencia con la que estos enfrentan esas pruebas sin perder la fe los coloca entre los bienaventurados, felices y exitosos delante de Dios, al igual que Job (Sant. 5:10, 11). Su vida fue exitosa porque fueron fieles, sin importar las circunstancias (Apoc. 2:10). En consecuencia, Dios se complace en bendecirnos con posesiones materiales, pero esto no siempre sucede, debido a situaciones desconocidas para nosotros en el conflicto entre el bien y el mal (Job 1: 8-22). (Ver CMC 209.) Sin embargo, mediante la gracia, podemos tener éxito en el mayor desafío existencial de poner siempre a Dios en primer lugar (Mat. 6:33).

 

APLICACION A LA VIDA
Pide a un miembro de la clase que lea en voz alta las siguientes citas y luego analícenlas.

Ex1to aparente
”El mal triunfa aparentemente, pero no en realidad” (Ed 108). ¿Cómo no preocuparnos por el aparente éxito de la gente que no teme a Dios (Sal. 73:2-20)?

 

Fracaso aparente
”Nuestros planes a menudo fracasan, para que los planes que Dios tiene para nosotros puedan resultar en un éxito completo. Oh, en la vida futura veremos explicados los enredos y los misterios de la vida que tanto han estorbado y frustrado nuestras esperanzas. Veremos que las oraciones y las esperanzas de ciertas cosas que nos fueron retenidas han estado entre nuestras mayores bendiciones” (NEV 320).

Esta cita, ¿en qué medida nos consuela en nuestras pérdidas, expectativas incumplidas y esperanzas frustradas en esta vida? Además, los sentimientos allí expresados, ¿cómo nos ayudan a no preocuparnos por el aparente fracaso de los creyentes (1 Cor. 13:7; 1 Ped. 1:6, 7; 4:16)?

 

Principios para el verdadero éxito
“No hay ocupación lícita para la cual no provea la Biblia una preparación esencial. Sus principios de diligencia, honradez, economía, temperancia y pureza son el secreto del verdadero éxito” (Ed 135).

Radio Adventista
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