Lección 7: para Maestros “Jesús, el Señor de las misiones” Para el 15 de agosto de 2015

Edición para maestros. Tercer trimestre (julio-septiembre) de 2015

 “Jesús, el Señor de las misiones”

Lección 7: – Para el 15 de agosto de 2015

 

El sábado enseñaré…

Texto Clave: Juan 20:21.

 

Enseña a tu clase a:

Saber cuán vital e importante es un enfoque integral de la misión que Dios le ha dado.

Sentir la responsabilidad de ser enviado como embajadores de Cristo para la misión en esta tierra.

Hacer demostraciones del cuidado de Jesús por la gente, el cual abarca lo físico, lo espiritual y lo emocional.

 

Bosquejo de la Lección

  1. Saber: Enviados como embajadores
    1. ¿Qué nos impulsa a ser embajadores de Dios para la misión? (2 Cor. 5:14).
    2. Nuestra misión es continuar la obra de Jesús sobre la tierra (Juan 20:21). ¿Cómo describe Pablo la misión de Jesús (2 Cor. 5:18)?
    3. Una misión realmente integral debe equilibrar las dimensiones física y espiritual. Mateo nos dice que Jesús miró a las multitudes con compasión. ¿De qué otro modo describe el ministerio de Jesús? (Mat. 9:35, 36).
  2. Sentir: Misión compasiva
    1. La verdadera misión es motivada por amor, no por un sentimiento de obligación. ¿Por qué Jesús tuvo compasión de las multitudes? (Mat. 9:36).
  3. Hacer: Participar
    1. ¿De qué forma puedes demostrar el amor de Jesús en tu lugar de trabajo, de estudio, etc.?
    2. ¿Que puedes hacer para que tu iglesia se enfoque en la comunidad, donde cada miembro participa en alguna forma de ministerio integral?

 

Resumen

Como embajadores de Cristo, somos llamados a una misión muy amplia que toca la vida de las personas aquí y ahora, pero que también las conduce a la eternidad.

 

CICLO DE APRENDIZAJE

Pasaje destacado: Marcos 16:15-20.

Concepto clave para el crecimiento espiritual: En el ministerio de reconciliación de Jesús en la tierra, él fue un modelo del enfoque amante e integral que debería guiar la forma en que nosotros hacemos hoy misión.

 

PASO 1: ¡Motiva!

Solo para los maestros: Se ha dicho que Jesús es “Dios expresado en un lenguaje que los seres humanos pueden comprender”. Tal vez, también podríamos decir que Jesús es “la misión expresada en un lenguaje que los seres humanos pueden comprender”. El apóstol Pablo afirma que Jesús nos ha dado “el ministerio de la reconciliación” (2 Cor. 5:18) y que somos “embajadores de Cristo” (vers. 20). Explora esta semana con tu clase lo que significa ser embajadores de Cristo sobre la tierra, promoviendo su ministerio de reconciliación y siguiendo su enfoque integral.

Diálogo inicial: C. S. Lewis, famoso autor y erudito, tenía una agenda sumamente cargada. Pero, a pesar de las pesadas demandas de su tiempo, respondía personalmente –y mayormente a mano− las miles de cartas que recibía de todo el mundo. Oraba por las personas que le escribían, muchas de las cuales no conocía ni de vista, y aun enviaba dinero a los que tenían necesidad. La gente a veces caminaba hasta su casa, y él los invitaba a pasar y les daba un refresco. Ayudaba a sostener alumnos que no podían pagar sus estudios y abría su hogar a niños carenciados. Durante tres meses, un adolescente mentalmente discapacitado quedó en su hogar, y el mismo Lewis le enseñó a leer. He aquí un hombre que enseñó a los mejores estudiantes del mundo en las universidades de Oxford y de Cambridge, y que escribió obras apologéticas en favor del cristianismo, y que también sabía que, para seguir a Jesús, debía no solo amar de palabra sino también por los hechos (1 Juan 3:18).

Analiza con la clase maneras prácticas en que podemos testificar en palabra y acciones.

 

PASO 2: ¡Explora!

Solo para los maestros: El concepto bíblico de las buenas nuevas es rico y tiene muchos niveles, con implicaciones para lo que Dios está haciendo ahora con su reino aquí en la tierra y lo que piensa hacer en el futuro en la Tierra Nueva. Incluye la promesa de salvación eterna futura y la acción liberadora de Dios en todas las dimensiones de la vida actual. N. T. Wright habla acerca de las “noticias transformadoras de la justicia redentora de Dios para toda la creación”. Añade: “Esta es una definición muy apretada, y cada trozo de ella es importante”.−Simply Christian: Why Christianity Makes Sense, p. 200. Esta semana, analiza con tu clase el amplio panorama de la misión de Dios al mundo. ¿Qué involucra y qué incluye? ¿De qué maneras el mensaje de la Biblia es una buena noticia para todos los aspectos de nuestras vidas?

Comentario de la Biblia

I. La misión integral de Jesús I

(Repasa, con tu clase, Isa. 42:1-9.)

Esta profecía mesiánica bosqueja la misión integral de Jesús. Es una misión a varias categorías de personas: los gentiles, los ciegos, los que están en prisión y “los que moran en las tinieblas”. Y es una misión de liberación: traer justicia, compartir luz, abrir ojos, soltar cautivos.

Este pasaje es un paralelo estrecho con la declaración de misión que dio Jesús en Lucas 4:18 al 21, en el que cita otro pasaje mesiánico (Isa. 61). Aquí Jesús otra vez participa de un ministerio integral a los pobres, los presos, los ciegos y los oprimidos. Es un ministerio que proclama “buenas nuevas”, “libertad” y “recuperación de la vista”.

Es un error leer que la misión de Jesús solo fue en términos físicos: un evangelio social de ayudar a los pobres, los presos, los discapacitados y los oprimidos políticamente. También es un error espiritualizar la misión: ver que estas categorías representan solo a los que están espiritualmente ciegos, presos, empobrecidos u oprimidos. Jesús está hablando aquí acerca de la liberación que es tanto espiritual como física. Trae buenas noticias a todas las dimensiones de la vida.

Comentando el pasaje de Lucas, Elena de White dice: “Nuestro Señor Jesucristo era la majestad del cielo, no obstante vino a nuestro mundo como un médico, un sanador de las enfermedades físicas y espirituales”.–“The Work for Today”, The Gospel of Health, 1º de septiembre de 1898.

Considera: ¿De qué maneras podemos asegurarnos de que nuestra misión de hacer discípulos incluya tanto el cuidado físico como el espiritual? ¿En qué forma evitamos los peligros de terminar, por un lado, predicando solo un “evangelio social” o, por el otro, concentrándonos solo en la salvación individual?

II. La misión integral de Jesús II

(Repasa, con tu clase, Mat. 10:5-8; Mar. 16:15-20.)

En estos versículos leemos una parte de las últimas palabras de consejo de Jesús a sus doce discípulos antes de enviarlos a ministrar. Durante muchos meses, habían estado bajo su tutela: les había enseñado, había sido su mentor y había sido un modelo personal de ministerio. Ahora era el momento de practicar lo que habían aprendido.

Jesús les dijo que predicaran, sanaran a los enfermos, levantaran a los muertos, limpiaran a los leprosos y expulsaran demonios (Mat. 10:7, 8). Nota que Jesús “envió” a los discípulos (vers. 5) y les dijo: “Yendo, predicad” (vers. 7). No se les dijo que debían tratar de atraer a la gente a un gran evento. Más bien, debían seguir el método “encarnacional” de Jesús, de ir personalmente a la gente donde ella se encontrara.

Más tarde, después de su resurrección, Jesús instruyó a los once discípulos restantes. Les dijo que fueran a todo el mundo para predicar las buenas nuevas; pero, junto con esto, realizarían diversas señales y maravillas, incluyendo la expulsión de demonios y la curación de enfermos (Mar. 16:15-18).

Elena de White resume en forma hermosa el método del ministerio de Jesús en cinco pasos. Primero, el Salvador se acercaba a la gente de una manera amante e interesada. Segundo, les mostraba “simpatía”. Luego “atendía sus necesidades”, y así “se ganaba su confianza”, finalmente, les decía: “Sígueme”. La Sra. de White llega a decir que este es el único método de ministerio que dará “éxito”. (Ver MC 102).

Jesús no le predicó a la gente. En realidad, pasó más tiempo atendiendo sus necesidades físicas. Para él, el ministerio era integral: un equilibrio entre lo físico y lo espiritual.

Hoy algunas personas hacen una distinción entre la atención social y humanitaria, por un lado, y la evangelización, por el otro. Jesús no hizo tal separación. Como seguidores de Jesús, damos un vaso de agua y también anhelamos que acepten al Agua de Vida. Por supuesto, debemos ser cuidadosos de asegurarnos que nuestra atención por la gente no dependa de que lleguen a ser cristianos. Oramos y trabajamos para conducirlos a Jesús, pero seguiremos amándolos y cuidando de ellos no importa qué sendero elijan.

Considera: Reflexiona en cada uno de los pasos del modelo de ministerio que dejó Jesús: acercarse, mostrar simpatía, atender sus necesidades, ganar su confianza e invitarlos a seguir a Jesús. ¿Podemos descartar alguno de estos pasos y seguir con seguridad? ¿Por qué sí, o por qué no? Considera algún esfuerzo reciente de tu iglesia por alcanzar a otros y analiza si todos estos elementos estuvieron en su lugar. Si no, ¿qué se descuidó?

 

PASO 3: ¡Aplica!

Solo para los maestros: Enfatiza a tu clase que, en nuestro testimonio, un enfoque intelectual de las buenas nuevas no es suficiente. Tiene que conectarse con la vida, con lo que es vital, significativo, urgente para la gente. Si no lo es, no tendrá poder, y alguna otra cosa ocupará su lugar. Pedro escribe: “Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios” (1 Ped. 1:13). Las creencias deben estar conectadas con las vidas. Debemos vivir lo que creemos. Pedro pasó mucho actuando con una mente no preparada. Sin embargo, el Espíritu Santo cambió su vida y lo preparó para la acción; y él dedicó su vida a compartir las buenas nuevas de un Salvador maravilloso.

Pregunta para reflexionar:

¿Qué pasos prácticos podemos dar a fin de preparar nuestras mentes para la acción?

Actividad:

Elige algunas de las creencias fundamentales para analizar con tus alumnos. Según el tamaño de tu clase, puedes dividirla en grupos pequeños, o analizar el tema todos juntos. Invita a cada grupo a considerar una creencia fundamental y analizar cómo puede aplicarse de una manera significativa a algún problema o evento actual. Luego compartan sus pensamientos con el resto de la clase.

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PASO 4: ¡Crea!

Solo para los maestros: El término latino para la palabra griega “embajador”, usada por Pablo, es legatus, una expresión muy familiar en el antiguo mundo romano (2 Cor. 5:20). Los legados diplomáticos, comisionados por el emperador, lo representaban en países extranjeros. Siempre que Roma conquistaba un territorio, el legado iba con el general victorioso para fijar los términos de la paz, acordar las fronteras y establecer condiciones constitucionales. Su tarea era supervisar el proceso del traspaso, al Imperio Romano, de ese territorio y su gente. Analiza con tu clase de qué modo nosotros, embajadores de Dios, tenemos el maravilloso privilegio de conducir a las personas a llegar a ser ciudadanos de su Reino y miembros de su familia.

Actividad:

Invita a los miembros de tu clase a imaginarse que están “estableciendo los términos” para que alguien llegue a ser cristiano, miembro de la familia de Dios. ¿Cómo sería esa lista? Analicen las ideas que surjan en el grupo.

Concluye la clase hoy con un momento de oración. Anima a cada uno a orar para que el Espíritu Santo esté presente en nuestras vidas y en nuestra iglesia al representar a Cristo en nuestra comunidad.

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