Lección 4 Edicion Adultos: “El poder de la oración: Interceder por otros” Para el 25 de julio de 2020

Tercer trimestre (julio-septiembre) de 2020

“El poder de la oración: Interceder por otros”

Lección 4: – Para el 25 de julio de 2020

Sábado 18 de julio

Lee Para el Estudio de esta Semana: Apoc. 12:7-9, Efe. 6:12, Heb. 7:25, Efe. 1:15-21, Dan. 10:10-14, 1 Juan 5:14-16.

Para Memorizar: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho” (Sant. 5:16).

Los miembros de la iglesia del Nuevo Testamento sentían su necesidad de orar. “Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios” (Hech. 4:31).

Nota: los discípulos oraron. Fueron llenos del Espíritu Santo, y luego hablaron la Palabra de Dios con denuedo y confianza.

Hubo una relación directa entre sus oraciones, el derramamiento del Espíritu Santo y la proclamación poderosa de la Palabra de Dios. “Los discípulos […] no pedían una bendición simplemente para sí. Estaban abrumados por la preocupación de salvar almas. Comprendían que el evangelio había de proclamarse al mundo, y demandaban el poder que Cristo había prometido” (HAp 30, 31).

Cuando buscamos a Dios e intercedemos por los demás, Dios obra en nuestros propios corazones para acercarnos a él y nos da la sabiduría divina para alcanzarlos para su Reino (Sant. 1:5). Él también trabaja poderosamente en sus vidas de maneras que no podemos ver o incluso entender completamente para atraerlos hacia él (1 Juan 5:14-17).

 

Domingo 19 de julio:

Un conflicto cósmico

Compara Apocalipsis 12:7 al 9, Efesios 6:12 y 2 Corintios 10:4. ¿Cómo influyen estos pasajes en nuestra comprensión de la oración intercesora?

La Biblia descubre el velo entre el mundo visible y el invisible. Hay un conflicto entre el bien y el mal, entre las fuerzas de la justicia y las fuerzas de la oscuridad, entre Cristo y Satanás. En este conflicto cósmico, Dios respeta la libertad humana. Nunca manipulará la voluntad ni coaccionará la conciencia. Él envía su Espíritu Santo para convencer a hombres y mujeres de la verdad divina (Juan 16:7, 8). Los ángeles celestiales entran en la batalla a fin de influir en las personas para la eternidad (Heb. 1:14). Dios también organiza eventos providenciales en la vida de las personas para guiarlos hacia él.

Lo que Dios no hará es forzar la conciencia. La fuerza es contraria al Reino de Dios. La coerción es ajena al principio del amor, que es la base de su gobierno. Aquí es donde la oración es tan significativa. Aunque Dios está haciendo todo lo posible para llegar a las personas antes de que oremos, nuestras oraciones desatan el poderoso poder de Dios. Respeta nuestra libertad de elección al orar por otro, y puede hacer más, a la luz de la controversia entre el bien y el mal, cuando oramos que si no lo hiciéramos.

Considera esta declaración cuidadosamente: “Forma parte del plan de Dios concedernos, en respuesta a la oración hecha con fe, lo que no nos daría si no se lo pidiésemos así” (CS 580). En el gran conflicto entre el bien y el mal, la oración establece la diferencia. Cuando oramos por alguien que no conoce a Cristo, se abren canales de bendición divina para que fluyan en sus vidas. Dios honra nuestra decisión de orar por ellos y trabaja aún más poderosamente en su favor.

Al tratar el tema de la oración intercesora, debemos reconocer humildemente que no entendemos completamente el accionar de Dios, pero esto no debe impedirnos entrar continuamente en las bendiciones que ofrece la oración para nosotros y para los demás.

¿Por qué crees que Dios obra más poderosamente cuando oramos que cuando descuidamos la oración? Incluso si no entendemos completamente cómo funciona todo, ¿por qué la advertencia bíblica de orar por otros debería impulsarnos a hacer exactamente eso?

 

Lunes 20 de julio:

“Jesús: El poderoso Intercesor”

Lee Lucas 3:21; 5:16 y 9:18. ¿Qué te dicen estos textos sobre la relación entre la vida de oración de Jesús y su efectividad en el ministerio?

La vida de Jesús fue de una constante comunión divina con su Padre. En el momento de su bautismo, cuando inició su ministerio mesiánico, oró por el poder divino para cumplir el propósito del Cielo. El Espíritu Santo le dio poder para hacer la voluntad del Padre y cumplir la tarea que tenía por delante. Ya sea en la alimentación de los cinco mil, la curación del leproso o la liberación de los endemoniados, Jesús reconocía que, en la batalla entre el bien y el mal, la oración es un arma poderosa para vencer a las fuerzas del infierno. La oración es una forma ordenada por el Cielo de combinar nuestra impotencia y debilidad con el poder omnipotente de Dios. Es un medio de elevarnos hacia Dios, el único que puede tocar los corazones de aquellos por quienes oramos.

Lee Lucas 22:31 al 34 y Hebreos 7:25. ¿Qué seguridad le dio Jesús a Pedro para prepararlo para las tentaciones que enfrentaría en el futuro cercano? ¿Qué seguridad nos da a cada uno de nosotros cuando enfrentamos tentaciones?

Los ganadores efectivos de almas son hombres y mujeres de oración. Jesús oró por Pedro por su nombre. Le aseguró a Pedro que, en el momento de su mayor tentación, estaría orando por él. Satanás entendía muy bien el potencial de Pedro para el avance del Reino de Dios. Planificaba hacer todo lo posible para destruir la influencia positiva de Pedro en la iglesia cristiana. Pero a través de todas sus tentaciones, Jesús estuvo orando por Pedro, y las oraciones del Maestro fueron respondidas. Qué realidad tan emocionante reconocer que el Salvador también está orando por nosotros. Él nos invita a unirnos a él en esta obra de oración intercesora y presentar a otros por nombre ante el trono de Dios.

Nuestra persistencia en la oración demuestra que reconocemos nuestra total y absoluta dependencia de Dios para alcanzar al individuo por el cual estamos orando.

Por quién estás orando en este momento? ¿Por qué es tan importante nunca rendirse, sin importar cuán difícil parezca la situación?

 

Martes 21 de julio:

Las oraciones intercesoras de Pablo

La oración intercesora es bíblica. A lo largo de su ministerio, Pablo oró por los nuevos conversos en las iglesias que estableció a través de su ministerio evangelizador. Pablo creía que algo sucedía cuando oraba, que no sucedería si no oraba. Aunque estaba lejos de sus seres queridos, reconocía que podían estar unidos de corazón mientras oraban el uno por el otro.

Lee Efesios 1:15 al 21. En las líneas a continuación, enumera los diferentes pedidos que Pablo hizo a Dios por los efesios. ¿Qué le pidió específicamente a Dios que les diera?

La oración de Pablo por los creyentes de Éfeso es notable. Oró para que Dios les diera sabiduría y discernimiento espiritual, para que iluminara sus mentes con la verdad divina y les diera la esperanza de la vida eterna. También oró para que experimentaran la poderosa obra del poder de Dios en sus vidas. Este Dios es tan poderoso, tan poderoso, que resucitó a Jesús de entre los muertos, un evento que forma el fundamento de su esperanza de vida eterna en él. Su oración concluye recordándoles las “riquezas de la gloria de su herencia”. Los cristianos de Éfeso deben haber estado llenos de aliento, sabiendo que Pablo estaba orando por ellos y sabiendo por qué estaba orando.

Lee Filipenses 1:3 al 11 y observa el tono de la oración de Pablo. Si fueras miembro de la iglesia de Filipos y recibieras una carta como esta de parte de Pablo, compartiendo contigo no solo que él estaba orando por ti sino también el contenido de su oración, ¿cómo te sentirías y por qué? ¿Qué promesas se encuentran en sus palabras? Al mismo tiempo, ¿qué advertencias hay también?

Estas son algunas de las palabras más confortadoras y alentadoras de la Biblia, llenas de promesas, así como de llamados a ser llenos del amor, el conocimiento y el discernimiento que proviene de conocer a Jesús para que podamos ser todo lo que Dios quiere que seamos en él.

 

Miércoles 22 de julio:

Poderes invisibles en acción

La oración intercesora es un arma poderosa en esta batalla entre el bien y el mal que llamamos “el Gran Conflicto”. Una de las revelaciones más claras de esta lucha está en Daniel 10.

Recordarás que el profeta Jeremías predijo que los judíos serían esclavos de los babilonios durante setenta años. Al final de la vida de Daniel, este período profético del cautiverio judío estaba llegando a su fin. Daniel estaba preocupado. Veía poca evidencia del cumplimiento de las palabras de Jeremías; su pueblo todavía estaba esclavizado.

Babilonia fue vencida por los medos y los persas, pero los judíos seguían esclavizados. Daniel ayunó y oró por tres semanas. Intercedió sinceramente por su pueblo. Al final de las tres semanas, se le apareció un glorioso ser angelical.

Lee Daniel 10:10 al 14. ¿Cuándo fueron escuchadas las oraciones de Daniel y qué las estorbó temporalmente?

Este es un pasaje fascinante. Para entenderlo completamente, identifiquemos algunos de los personajes. ¿Quién es el príncipe del Reino de Persia? Ciertamente no Ciro. Es el rey del Imperio Persa. Es muy probable que la expresión “el príncipe del Reino de Persia” represente a Satanás. Jesús lo llamó “el príncipe de este mundo” o “el gobernante de este mundo” (Juan 12:31; 14:30). Pablo lo etiquetó como “el príncipe de la potestad del aire” (Efe. 2:2). Si el príncipe de Persia representa a Satanás, ¿quién es Miguel? El nombre Miguel se usa cinco veces en la Biblia (Apoc. 12:7; Jud. 9; Dan. 10:13, 21; 12:1). Un estudio cuidadoso de estos pasajes revela que Miguel (que significa “Quién es como Dios”) es otro término para describir a Jesús como el Comandante de todos los ángeles en combate directo con Satanás. Cristo es el eterno, preexistente y todopoderoso Hijo divino de Dios. Una de sus funciones como Comandante de todos los ángeles es derrotar y eventualmente destruir a Satanás.

Daniel 10 descorre el telón y revela esta lucha entre el bien y el mal. Mientras Daniel ora, Miguel, el Jesús todopoderoso, desciende del cielo para vencer a las fuerzas del infierno. Aunque no lo veamos, Jesús también está trabajando para responder nuestras oraciones de intercesión. Él es un poderoso Salvador. Ninguna de nuestras oraciones pasa desapercibida.

¿Cómo ves la realidad del Gran Conflicto que se desarrolla en tu propia vida? ¿Qué debería decirte la realidad de esta batalla sobre el tipo de elecciones que necesitas hacer?

 

Jueves 23 de julio:

Foco en la oración

A lo largo de la Biblia, hay un énfasis en la especificidad en la oración. La oración no es un anhelo vago del alma, presenta a Dios peticiones específicas. Jesús oró específicamente por sus discípulos. El apóstol Pablo oró muy específicamente por los cristianos de Éfeso, Filipos y Colosas. Oró por sus jóvenes colegas Timoteo, Tito y Juan Marcos.

Lee 1 Samuel 12:22 al 24 y Job 16:21. ¿Qué tienen en común estos dos pasajes? ¿Qué nos dicen sobre la oración intercesora?

Tanto Samuel como Job enfatizan la necesidad de una intercesión ferviente, sincera y específica. Las palabras de Samuel son bastante fuertes. Él clama: “Lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros” (1 Sam. 12:23). Casi podemos escuchar el eco de la oración de Samuel en las palabras de Job, “¡Ojalá pudiese disputar el hombre con Dios, como con su prójimo!” (Job 16:21). Es nuestra responsabilidad suplicar a Dios por los hombres y las mujeres que no conocen a Cristo.

Lee 1 Juan 5:14 al 16. ¿Qué sucede cuando intercedemos por los demás?

Cuando oramos por los demás, nos convertimos en un canal de bendición de Dios para ellos. Él vierte el río del agua de vida desde el Trono del cielo a través de nosotros hasta ellos. Toda la hueste de Satanás tiembla ante el sonido de una ferviente intercesión. Elena de White describe el poder de la oración en estas palabras significativas: “Satanás no puede soportar que se recurra a su poderoso rival, porque teme y tiembla ante su fuerza y majestad. Al sonido de la oración ferviente, toda la hueste de Satanás tiembla” (TI 1:309). La oración nos conecta con la Fuente del poder divino en la batalla por las almas de los hombres y mujeres perdidos.

Lee Mateo 18:18 y 19. ¿Qué relación tiene este pasaje con la oración intercesora, y por qué este pasaje resulta un estímulo para orar con otros por la salvación de aquellos que no conocen al Señor?

 

Viernes 24 de julio

Para Estudiar y Meditar:

Lee Elena de White, El camino a Cristo, “El privilegio de orar”, pp. 79-89; Testimonios para la iglesia, t. 7, “Una obra para los miembros de iglesia”, pp. 21-26.

Cuando oramos por los demás, Dios honra nuestro compromiso con él y nuestra dependencia de su poder al emplear todos los recursos del Cielo para transformar las vidas humanas. A medida que nuestras oraciones ascienden a su Trono, los seres angelicales entran en acción a su orden. “Los ángeles ministradores esperan junto al trono para obedecer instantáneamente el mandato de Jesucristo de contestar cada oración ofrecida con fe viva y fervorosa” (MS 2:471). Tenemos la seguridad de que ni una oración se pierde, ni Dios olvida a nadie. Están almacenadas en el cielo para ser respondidas en el momento y lugar que él considere mejor. “La oración de fe nunca se pierde, pero es presunción suponer que siempre será contestada en la forma misma y para el objeto mismo que esperamos” (TI 1:211). Qué aliento nos da esto cuando intercedemos por nuestros cónyuges que no conocen a Cristo, o por nuestros hijos e hijas, parientes, amigos y compañeros de trabajo. Ninguna oración sincera se pierde jamás. Es posible que no siempre veamos respuestas inmediatas en aquellos por quienes oramos, pero Dios se está moviendo sobre sus corazones de maneras que solo sabremos en la eternidad.

Preguntas para Dialogar:

  1. Lee Filipenses 1:19; Colosenses 4:2, 3; y 2 Tesalonicenses 3:1 y 2. Durante su encarcelamiento, ¿qué seguridad tuvo Pablo por causa de las oraciones de los filipenses? ¿Por qué pidió a los colosenses y tesalonicenses que oraran por él? ¿Qué relación tienen estas peticiones de oración intercesora con la ganancia de almas?
  2. Reflexiona sobre la realidad del Gran Conflicto y que conforma la gran narrativa detrás del mundo en el que vivimos. ¿Cómo te ayuda tu conocimiento de este conflicto a darte cuenta de la importancia de la oración? Sí, Jesús ganó la guerra, y sabemos que su bando ganará al final. Pero, mientras tanto, ¿por qué es tan importante que oremos y busquemos hacer todo lo posible para mantenernos fieles a él y trabajar por la salvación de los demás?
  3. ¿Cuáles son algunos de los obstáculos para una vida más efectiva de oración intercesora? ¿Qué tipo de excusas usas (si es que lo haces) para dejar de orar más por otros que lo necesitan?
Radio Adventista
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