EL SÁBADO ENSEÑARÉ…
RESEÑA
Las profecías del Apocalipsis revelan lo que se avecina con el fin de que el pueblo de Dios pueda estar preparado para ello. En su carta a la iglesia de Tesa- lónica, el apóstol Pablo establece claramente el propósito de la profecía: “Pero ustedes, hermanos, no están en tinieblas, para que ese día los sorprenda como un ladrón. Todos ustedes son hijos de luz e hijos del día. No somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino vigilemos y seamos sobrios” (1 Tes. 5:4-6). La Palabra de Dios ilumina el camino que tenemos por delante. En la lección de esta semana, estudiaremos las predicciones de Apo- calipsis sobre los movimientos finales de la historia de esta Tierra.
Comprender lo que se avecina nos ayudará a prepararnos para el conflicto final entre las fuerzas del bien y del mal. Apocalipsis 18 predice que una confede- ración de poderes religiosos, políticos y económicos, llamada Babilonia, se unirá en un intento por gobernar el mundo. Pero no hay nada que a Dios lo tome por sorpresa. Según Apocalipsis 18:1 y 2, Dios obrará mediante su Espíritu Santo para iluminar al mundo con su gloria. El sublime poder celestial saldrá al encuentro de los poderes demoníacos de abajo. Entonces quedará demostrado mediante el pueblo de Dios que la gloria de Dios es su carácter.
El énfasis del estudio de esta semana es sobre la gloria de Dios que se revela mediante su pueblo, para iluminar este mundo entenebrecido por el pecado. La iglesia de Dios del tiempo del fin, cambiada por la gracia, transformada por el amor, llena del Espíritu Santo, transmite el llamado final de Dios a este mundo, y decenas de miles oyen y responden al llamado. Así, “este evangelio del reino será predicado en todo el mundo, por testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin” (Mat. 24:14).
COMENTARIO
La gloria de Dios
Apocalipsis 18:1 es uno de los pasajes más relevantes de todo el libro de Apocalipsis. Dice: “Después de eso vi a otro ángel descender del cielo con gran poder, y la Tierra fue iluminada con su gloria”. La expresión “la Tierra fue ilumi- nada con su gloria [de Dios]” es sumamente importante. En todo el Apocalipsis hay tres palabras que están enlazadas: la gloria de Dios, la honra de Dios y el poder de Dios.
Apocalipsis 4:11 dice: “ ‘Señor y Dios, digno eres de recibir gloria, honra y poder’ ”. Analiza Apocalipsis 5:12, donde Juan nuevamente manifiesta que Jesús es digno de recibir, entre otras cosas, la gloria, el honor y el poder. Volvemos a encontrar este pensamiento en Apocalipsis 19:1: “ ‘¡Salvación y honra, gloria y poder a nuestro Dios!’ ” Y observa que Apocalipsis, en referencia a la morada de los santos en la Nueva Jerusalén, concluye: “Y traerán a ella la gloria y la honra de las naciones” (Apoc. 21:26).
El gran conflicto entre el bien y el mal en el Universo tiene que ver con el honor y la reputación de Dios. Satanás, un ángel rebelde, ha declarado que Dios es injusto, que demanda adoración pero da poco a cambio. El maligno declara que la Ley de Dios es arbitraria, que restringe nuestra libertad y limita nuestro gozo.
La vida, la muerte y la resurrección de Jesús derribaron ese mito. El que nos creó se sumergió en el pozo de serpientes de este mundo para redimirnos. En la Cruz, Jesús respondió las acusaciones de Satanás y demostró que Dios es a la vez amoroso y justo. Cautivado por su amor, preocupado por su honor, el pueblo de Dios del tiempo del fin revela su gloria (su carácter amante y abnegado) a un mundo egocéntrico e impío. Así, la Tierra será iluminada por una revelación del carácter de Dios.
La plenitud del Espíritu
El Espíritu Santo se derramará en la plenitud de su poder justo antes de la venida de Jesús, y la Tierra será alumbrada con la gloria de Dios. Apocalipsis 18:1 es el cumplimiento de las palabras del profeta Habacuc, en el Antiguo Testamento: “Pero la Tierra se llenará del conocimiento de la gloria del Señor, como el agua cubre el mar” (Hab. 2:14). Como acabamos de observar, la gloria de Dios es su carácter de amor. Pero esta afirmación plantea una pregunta: ¿Cómo se revelará esta gloria en los últimos momentos de la historia en un planeta moralmente entenebrecido y contaminado por el pecado?
Para responder esta pregunta, consideremos una experiencia de Moisés. ¿Recuerdas cuando Moisés pidió a Dios que le mostrara su gloria? ¿Qué le reveló Dios? Leamos la respuesta de Dios a la pregunta de Moisés: “Entonces Moisés dijo: ‘Te ruego que me muestres tu gloria’. El Señor respondió: ‘Haré pasar toda mi bondad delante de ti, y proclamaré mi nombre ante ti. Tendré misericordia de quien yo quiera, y seré clemente con quien yo quiera’ ” (Éxo. 33:18, 19). La gloria de Dios es su carácter.
La gloria de Dios llena la Tierra en un momento de oscuridad espiritual, cuando su pueblo, constreñido por su amor, transformado por su gracia y comprometido con su misión, revele al mundo su carácter amoroso mediante su vida y su tes- timonio. El testimonio de su vida abnegada y la proclamación del mensaje de la bondad, la gracia y la verdad de Dios están en marcado contraste con el egoísmo, el orgullo y las falsedades del sistema de este mundo.
El llamado final de Dios
Un ángel desciende del Cielo con un mensaje proveniente directamente del Trono de Dios, un mensaje que llama a su pueblo a salir de una confederación político-religiosa apóstata, llamada Babilonia. La advertencia de Dios es: “ ‘¡Ha caído, ha caído la gran Babilonia! Y se ha vuelto habitación de demonios’ ” (Apoc. 18:2). Esta proclamación refleja el anuncio del segundo ángel de Apocalipsis 14, quien también anunció la caída de Babilonia (Apoc. 14:8). Apocalipsis 18:4 es el último llamado de Dios a toda la humanidad. Él exhorta con urgencia a quienes llevan su nombre: “¡Salgan de ella, pueblo mío, para que no participen de sus pecados y no reciban de sus plagas!”; “El pecado es la transgresión de la ley [de Dios]” (1 Juan 3:4). Dios está llamando a su pueblo a salir de toda iglesia que transgreda la Ley. ¿Por qué Dios está llamando a su pueblo a salir de Babilonia en este momento? Apocalipsis 18:5 nos dice: “Porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se acordó de sus maldades”. Babilonia ha llenado la copa de su iniquidad. Dios lleva un registro preciso de los pecados de los poderes terrenales, y cuando las cifras alcanzan cierto monto, Dios dice “¡Basta!”
Eso es exactamente lo que sucedió en los días de Noé. Dios envió un men- saje de redención al mundo antediluviano, pero cuando sus pecados alcanzaron cierto nivel, y después de que cada persona de la Tierra tuvo la oportunidad de arrepentirse, llegaron las lluvias. Lo mismo vemos nuevamente en la destrucción de Sodoma y Gomorra. Lot hizo un llamado solemne a sus hijos para que salieran de Sodoma con él. Cuando la cuenta del pecado alcanzó cierto nivel, cayó fuego.
Lo mismo sucedió con la antigua Babilonia. Dios envió mensaje tras mensaje a Babilonia, llamando a sus autoridades y al pueblo al arrepentimiento, pero cuando esos mensajes fueron rechazados, los medos y los persas invadieron. La misericordia de Dios es paciente con sus hijos descarriados. Él les da todas las oportunidades para arrepentirse. Envía a su Espíritu al corazón de cada uno. Envía advertencias proféticas y hace llamados urgentes. Pero a todos les da libre albedrío. La Babilonia espiritual, al igual que su contraparte antigua, endurece su corazón en rebeldía.
Las fuerzas demoníacas finalmente tomarán el control total de la Babilonia moderna y espiritual. Ella se convierte en “habitación de demonios, guarida de todo espíritu impuro” (Apoc. 18:2). El pueblo de Dios está lleno del Espíritu Santo; por el contrario, los espíritus de los demonios llenan Babilonia. Cuando cualquier persona u organización religiosa, a sabiendas, se aparta de las enseñanzas de las Escrituras, se expone a engaños espirituales. La única forma de evitar ser controlado por espíritus impíos es ser controlado por el Espíritu Santo.
Los engaños de la Babilonia espiritual se vuelven universales, porque todas las naciones beberán del vino de sus fornicaciones. El vino representa falsas doc- trinas, como vimos en una lección anterior. A los que beben el vino de Babilonia se les confunde el pensamiento. Confunden la verdad con el error y concluyen que la verdad es un error. Presta especial atención a las palabras de Apocalipsis 18:3: “ ‘Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación. Los reyes de la Tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la Tierra se han enriquecido con su excesiva lujuria’ ”.
La fornicación es una unión ilícita. Hay tres grupos que se asocian en esta unión o confederación ilícita del tiempo del fin: Babilonia (todas las religiones falsas del mundo, incluyendo el espiritismo, en connivencia con el poder papal), los reyes de la Tierra (los poderes políticos/estatales) y los mercaderes de la Tierra (los poderes económicos). En cuanto a la unión de la Iglesia y el Estado que se aproxima, Elena de White nos advierte que, “cuando el protestantismo extienda la mano a través del abismo para asir la mano del poder romano, cuando se incline por encima del abismo para darse la mano con el espiritismo, cuando, bajo la influencia de esta triple unión, nuestro país repudie todo principio de su Constitución como Gobierno protestante y republicano, y haga provisión para la propagación de las mentiras y las seducciones papales, entonces sabremos que ha llegado el tiempo en que se verá la asombrosa obra de Satanás, y que el fin está cerca” (TI 5:426, 427). Dios se enfrentará a la “asombrosa obra de Satanás” con la mayor manifestación del poder celestial desde el Pentecostés: el derrama- miento del Espíritu Santo en la lluvia tardía. La Tierra arderá con la gloria de Dios. El evangelio se predicará hasta los confines de la Tierra mediante personas que serán testigos vivos de su poder transformador. Decenas de miles de hombres y mujeres sinceros huirán de Babilonia y se unirán a los seguidores de Cristo. En- tonces Jesús descenderá en gloria por la ruta celestial y llevará a sus hijos a casa.
APLICACIÓN A LA VIDA
Para reflexionar: Las dos cosas más importantes en la vida son conocer a Jesús y ayudar a los demás a conocerlo. Dicho de otra manera, las dos cosas más importantes en la vida son estar preparados para la venida de Jesús y ayudar a otros a prepararse para cuando él venga. Cuanto más nos acercamos a Cristo, más revelamos su gloria al mundo. Como escribe Juan: “Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, lleno de gracia y de verdad. Y vimos su gloria, gloria que, como Hijo único, recibió del Padre. […] De su plena gracia, todos hemos recibido bendición tras bendición” (Juan 1:14, 16). Reflejar la gloria de Dios es estar llenos del amor, la gracia y el poder de Cristo. Es vivir para la gloria de su nombre y el honor de su Reino.
El himno No 380, “Ando con Cristo”, del Himnario adventista (2009), expresa el anhelo de todo corazón convertido: “Ando con Cristo, somos amigos, y man- tenemos fiel comunión; ya de su lado nunca me aparto; ¡cuánto me alienta su comprensión!”
Pide a los miembros de la clase que durante la próxima semana reflexionen sobre las siguientes preguntas:
1. ¿Hay algo que preferirías tener antes que a Jesús? Si la respuesta es sí, ¿cuál es este “ídolo”? ¿Qué ocupa mi tiempo? ¿Cómo paso mis momentos de ocio? ¿Qué consume mis pensamientos más íntimos?
2. ¿De qué manera mi vida refleja externamente mi profesión de fe? ¿Qué testimonio dan mis acciones acerca de mi compromiso espiritual?
3. Si Jesús viniera hoy, ¿estaría listo? Si la respuesta es no, ¿por qué?
4. ¿Tiene Cristo el control total de mi vida? Si no es así, ¿qué se interpone en el camino y qué puedo hacer yo al respecto, con la ayuda del Espíritu Santo?