Edición para maestros. Tercer trimestre (julio-septiembre) de 2019
“Amar misericordia”
Lección 12: – Para el 21 de septiembre de 2019
RESEÑA
Nosotros no generamos misericordia: reflejamos la misericordia de Dios. La misericordia es parte de la respuesta de Dios a la fragilidad humana. Además, Dios muestra misericordia a través de sus siervos. La palabra hebrea para “misericordia” es hesed, que significa “amor leal” o “bondad amorosa”. La palabra griega es eleos, que significa tener una profunda preocupación por el bienestar de los demás. Es una cualidad divina que encontramos tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. Es notorio que, en las instrucciones para la construcción del Santuario del Antiguo Testamento, en Éxodo 25, Dios le haya dicho a Moisés que construya un “propiciatorio” [“asiento de la reconciliación”, JBS] de oro puro como cubierta para el arca del pacto en el Lugar Santísimo (vers. 21), aunque “propiciatorio” es una palabra diferente de hesed.
En esta lección, hallaremos certezas bíblicas de que quienes sirven a Dios pueden librarse de las preocupaciones para enfocarse en las prioridades del reino. Examinaremos las actitudes y estrategias que guían a los misericordiosos y generosos para hacer frente a los desafíos y oportunidades de servicio. Tomaremos nota del llamado y el papel de los misericordiosos para facilitar la reconciliación y el restablecimiento de la paz, así como el salir en defensa de quienes no tienen voz. Si tienes un ejemplar del Manual de la iglesia, consulta los consejos de la iglesia sobre el mantenimiento pacífico de una postura firme a favor de la justicia y el derecho en los asuntos cívicos.1
En clase, exploren el progreso de su iglesia para responder a las súplicas de misericordia. Traten de evaluar la efectividad de su iglesia en amar la misericordia y mostrarla.
COMENTARIO
Texto bíblico: Nuestro ministerio para el mundo no se circunscribe solo al ámbito de las doctrinas e ideas. Debe demostrarse en actos de misericordia, equidad, compasión y justicia. “La obra práctica tendrá mucho más efecto que el mero sermonear. Debemos dar alimento al hambriento, ropa al desnudo y albergue al que no tiene hogar. Y se nos llama a hacer más que esto. Únicamente el amor de Cristo puede satisfacer los deseos del alma” (PVGM 343).
El amor de Jesús y la prioridad de mostrar misericordia se evidencian claramente en sus parábolas y sus actos de sanidad, tanto física como espiritual. Por ejemplo, en la parábola de las ovejas y los cabritos en el tiempo del fin (Mat. 25:31-40), Jesús asocia la salvación con la ética misericordiosa. Este vínculo vuelve a surgir en la historia de la curación espiritual de Zaqueo. La misericordia y la gracia de Cristo conquistaron el corazón de Zaqueo. Zaqueo respondió prometiendo ser misericordioso, entregar la mitad de sus bienes a los pobres y restituir por cuadruplicado a quien hubiese estafado. Entonces Jesús le anunció: “Hoy ha venido la salvación a esta casa” (Luc. 19:9). Una vez más, Jesús vincula la salvación con la ética social misericordiosa, una prioridad del reino.
Al parecer, en su ministerio Jesús dedicó más tiempo a sanar que a enseñar, y regularmente mostraba misericordia al curar a los endemoniados, desfigurados, ciegos, sordos, mudos y los de espíritu herido. “La tendencia de las religiones de todos los tiempos ha sido preocuparse más por la religión que por la humanidad; Cristo se preocupó más por la humanidad que por la religión; en realidad, su preocupación por la humanidad fue la principal expresión de su religión”.2
Invita a los miembros de la clase a analizar las implicaciones de la cita anterior. Invítalos a leer Santiago 1:26 y 27; y 2:15 al 18 en voz alta como introducción al análisis.
Ilustración
Hacer justicia y amar misericordia (Miq. 6:8) puede parecer una tarea imposible a la luz de los problemas abrumadores y colosales de la sociedad.
Para analizar en clase: Tu iglesia ¿de qué modo puede remediar la fatiga por compasión (o el desgaste por empatía) al resistir la tentación de no hacer nada porque no puede hacer todo?
Se cuenta la historia de un niño que caminaba por una playa donde se encontró con cientos de estrellas de mar moribundas que el mar arrastró hasta la playa. El niño comenzó a arrojar las estrellas de mar al océano. Alguien lo vio y le dijo que no podía ayudar a todas esas estrellas de mar. Mientras arrojaba otra estrella al océano, respondió que lo poco que podía hacer marcaba la diferencia para esa estrella.
Aunque te canses y te sientas desbordado al tratar de ayudar a cada persona necesitada y en cada situación que se presenta, comienza con algo. Puedes marcar la diferencia para aquellos a quienes ayudas.
Textos bíblicos: Mostrar misericordia requiere educación porque muchas situaciones son complicadas y confusas. Con el tiempo, la misericordia colisionará con una fuerza opuesta: la injusticia. Contra esta fuerza abrumadora, los actos de misericordia pueden parecer deplorablemente inadecuados. ¿De qué sirven una taza de sopa y un emparedado cuando una adicción profunda controla la vida de una persona?
Tener que enfrentar inevitablemente la fuerza abrumadora de la injusticia puede ser la razón por la que la Biblia pone el mismo énfasis tanto en la misericordia como en la justicia. El designio básico de Dios para mostrar misericordia se resume en Miqueas 6:8, que instruye al pueblo de Dios a “hacer justicia, y amar misericordia”. Hacer justicia significa tratar a los demás con equidad y razonabilidad. Significa tomar decisiones que sean justas y razonables también. Amar misericordia significa ser compasivo, amable y perdonar a alguien sobre quien ejerces poder. Ejercer estas dos virtudes juntas, según el mandato de Miqueas, hace que nos involucremos en forma integral y motivadora con aquellos a quienes servimos. Por ejemplo, el adicto necesita comida y tratamiento. Los niños de la calle necesitan amistad y trabajo.
¿Cuáles son las implicaciones de los conceptos expresados arriba para la estrategia de servicio de tu iglesia? ¿Qué historias bíblicas de los milagros de sanidad de Jesús muestran a personas que cooperan con el Gran Médico en su curación/mejoría? Por ejemplo, ver Lucas 17:11 al 14; y Juan 5:1 al 9; 8:2 al 11; y 9:1 al 7.
Ilustración
Para ilustrar la importancia de pasar de la asistencia social (darle un pescado) al desarrollo personal (enseñarle a pescar), analiza la siguiente historia. ¿Qué pautas de generosidad se dan?
Un defensor de la reforma social coordinó un programa llamado “adopta a una familia”, para familias urbanas que no podían comprar regalos de Navidad para sus hijos. El día de Navidad, los donantes entregarían regalos a las familias de la ciudad que adoptaron. Una Navidad, el organizador de este programa estaba en las casas de las familias necesitadas cuando llegaron los donantes de este programa de adopción de familias. Los niños estaban muy emocionados y felices con los regalos bellamente envueltos, pero las madres se mantenían reservadas, aunque amables. Si había un papá en la casa, desaparecía por la puerta de atrás cuando veía que se acercaban los donantes de obsequios. Estos padres sufrían de pérdida de dignidad y orgullo. Su fracaso como proveedores para sus hijos quedaba en evidencia en su propia casa.
Después de esta experiencia, la organización de este programa abrió una tienda familiar. En lugar de entregar regalos envueltos a sus familias adoptivas de la ciudad, se les pidió a los compasivos donantes que llevaran un regalo sin envolver a la tienda familiar, donde se montó una tienda de juguetes para Navidad. Se colocó un precio bajo en cada artículo. Se invitó a los padres de la comunidad a la tienda navideña. Quienes no tenían dinero, podían trabajar en la tienda para ganar lo necesario para comprar regalos para su familia, ya que se había generado un flujo de fondos al vender las donaciones. En Navidad, los padres pudieron experimentar la alegría de ver a sus hijos abrir regalos que ellos mismos les habían entregado con sus propias manos. El nombre del programa dejó de ser “Adopta una familia” para llamarse “Orgullo para padres”. ¡Permitamos que los pobres también den!
Textos bíblicos: La pacificación es un acto de misericordia. Por su misericordia, Jesús ofrece paz a los atribulados de espíritu (Juan 14:27). Dios nos ha reconciliado consigo mismo por medio de Cristo. Él le ha dado a su pueblo el “ministerio de la reconciliación” (2 Cor. 5:18) para ayudar a promover la paz entre la gente en cumplimiento de su mandato: “Procuren vivir en paz con todos” (Heb. 12:14, RVC). Dios incluso instruyó a los israelitas: “Procuren la paz de la ciudad a la que permití que fueran llevados” (Jer. 29:7, RVC).
La pacificación está relacionada con pertenecer a la familia de Dios (Mat. 5:9). Quienes fomentan la paz mesiánica de Dios recibirán la recompensa de ser sus hijos e hijas, ya que reflejan su carácter. Esta paz se basa en la palabra hebrea shalom, que significa bienestar total, personal y comunitario.3 Dios quiere que su pueblo lleve este shalom a las comunidades en las que sirve.
Pídele a la clase que comparta formas en las que su iglesia ha sido pacificadora, tanto en el ámbito interno como el externo.
APLICACIÓN A LA VIDA
Los bienintencionados y los misericordiosos pueden convertir los intentos de mostrar misericordia en “caridad tóxica”. La misericordia no es un fin, sino solo la puerta, una oportunidad para marcar la diferencia. La misericordia que no avanza en la misma dirección que la justicia (que incluye el desarrollo de los destinatarios de nuestra misericordia) hará más mal que bien tanto al receptor como al dador. Hacer algo por, en lugar de hacerlo con quienes lo necesitan, muy a menudo produce caridad tóxica. Debemos creer profundamente que cada persona, cada comunidad, sin importar cuán fragmentada esté, tiene algo valioso para aportar. Hacer por una comunidad lo que esta puede hacer por sí misma es perjudicial para la vida de la comunidad, como también para la persona. Solución: la intervención misericordiosa no debe ser impulsada ni dirigida por voluntarios sino por la comunidad.
Si la clase es grande, divídela en parejas para analizar en clase ideas para aplicar los conceptos antes mencionados en la vida real. Que los alumnos realicen una dramatización donde inician un proyecto para satisfacer una necesidad que hayan descubierto en la comunidad. O que evalúen una intervención comunitaria existente con la que estén familiarizados. Pídeles también que consideren estas preguntas (escriban sus ideas en las líneas provistas):
1. ¿Cuántos líderes autóctonos (es decir, locales, nativos) capaces hay detrás del esfuerzo?
2. El programa ¿muestra que el objetivo primordial es la autosuficiencia definitiva del vecindario?
3. ¿En qué medida el plan emana de la iglesia local, que se asocia con entidades de la comunidad?
4. El plan ¿promueve la interdependencia antes que la dependencia continua?
Para terminar, que los miembros de la clase compartan con todo el grupo lo que analizaron.
Referencias
1 Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Manual de la iglesia, 7ª edición (ACES, 2015), pp. 139, 140.
2 Henry Drummond, The Programme of Christianity (Nueva York: Thomas Y. Crowell & Company, 1891), p. 9.
3 The English Standard Version Study Bible (Wheaton, Illinois: Crossway Bibles, 2008), p. 1.828.