Lección 11 Edicion Adultos: “De la batalla a la victoria” Para el 14 de marzo de 2020

Primer trimestre (enero-marzo) de 2020

“De la batalla a la victoria”

Lección 11: – Para el 14 de marzo de 2020

 

Sábado 7 de marzo

Lee Para el Estudio de esta Semana: Efesios 6:12; Daniel 10; Esdras 4:1–5; Josué 5:13–15; Apocalipsis 1:12–18; Colosenses 2:15; Romanos 8:37–39.

Para Memorizar: Efesios 6:12; Daniel 10; Esdras 4:1–5; Josué 5:13–15; Apocalipsis 1:12–18; Colosenses 2:15; Romanos 8:37–39.

Daniel 10 introduce la visión final de Daniel, que continúa en los capítulos 11 y 12. Se nos informa desde el comienzo que esta visión atañe a un “conflicto grande” (Dan. 10:1). Si bien Daniel 11 revela algunos detalles de este conflicto, Daniel 10 muestra sus dimensiones espirituales y revela que detrás del telón de las batallas terrenales se produce un conflicto espiritual de proporciones cósmicas. Al estudiar este capítulo, veremos que al orar participamos en este conflicto cósmico de una manera que tiene profundas repercusiones. Pero no estamos solos en nuestras luchas; Jesús participa en la batalla contra Satanás en nuestro favor. Aprenderemos que la lucha final en la que estamos involucrados no es contra los poderes humanos terrenales, sino contra los poderes de las tinieblas.

Como lo expresó el apóstol Pablo siglos después de Daniel: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efe. 6:12). En última instancia, nuestro éxito en el Conflicto recae en Jesucristo, quien personalmente derrotó a Satanás en la Cruz.

 

Domingo 8 de marzo:

Ayuno y oración, una vez más

Lee Daniel 10:1 al 3. ¿Qué encontramos que Daniel hacía de nuevo?

Daniel no explica las razones de su prolongado período de aflicción. Pero una intercesión tan ferviente muy probablemente haya estado motivada por la situación de los judíos, que acaban de regresar de Babilonia a Palestina.

Lee Esdras 4:1 al 5. ¿Qué desafíos enfrentaron los judíos al regresar?

Sabemos por Esdras 4:1 al 5 que en ese entonces los judíos enfrentaron una fuerte oposición al intentar reconstruir el Templo. Los samaritanos enviaron informes falsos a la corte persa, incitando al rey a detener la obra de reconstrucción. Frente a esas crisis, durante tres semanas Daniel ruega a Dios que influya en Ciro para permitir que la obra continúe.

A estas alturas, probablemente Daniel tenía unos noventa años. Él no pensaba en sí mismo, sino en su pueblo y los desafíos que este enfrentaba. Y persistió en la oración durante tres semanas completas antes de recibir una respuesta de Dios. Durante este tiempo, el profeta siguió una dieta muy modesta, absteniéndose de manjares e incluso ungüentos. No le preocupaba en absoluto su comodidad ni su apariencia, pero estaba profundamente preocupado por el bienestar de sus compatriotas judíos en Jerusalén, a 1.600 kilómetros de distancia.

Al observar la vida de oración de Daniel aprendemos algunas lecciones valiosas. En primer lugar, debemos perseverar en la oración, incluso cuando nuestras peticiones no sean respondidas de inmediato. En segundo lugar, debemos dedicar tiempo a orar por los demás. Hay algo especial en las oraciones de intercesión. Recuerda que “quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job” (Job 42:10). En tercer lugar, la oración impulsa a Dios a hacer algo concreto y real. Así que, oremos siempre, por todo tipo de motivos. Ante las pruebas insoportables, los grandes problemas y los desafíos abrumadores, llevemos nuestras cargas a Dios en oración (Efe. 6:18).

Lee Daniel 10:12. ¿Qué nos dice esto acerca de la oración como una experiencia objetiva que impulsa a Dios a hacer algo, y no solo una experiencia subjetiva que nos hace sentir bien con Dios?

 

Lunes 9 de marzo:

Una visión del príncipe

Lee Daniel 10:4 al 9. ¿Qué pasa con Daniel?

Cuando Daniel describe su experiencia, nos cuesta imaginar el esplendor abrumador de lo que ve. Esa apariencia humana (Dan. 10:5, 6) remite al “hijo de hombre” representado en la visión del Juicio celestial (Dan. 7:13). Su ropa de lino nos recuerda las vestimentas sacerdotales (Lev. 16:4), un aspecto que asimila a este personaje con el “príncipe de los ejércitos” descripto en relación con el Santuario celestial (Dan. 8). El oro también está ligado con la vestimenta sacerdotal como una señal de dignidad real. Por último, la comparación de este personaje con un relámpago, el fuego, el bronce y una voz estruendosa, lo muestra como un Ser sobrenatural. Se trata de alguien investido de atributos sacerdotales, reales y militares. Esta figura también muestra similitudes interesantes con el Ser celestial que se le aparece a Josué poco antes de la batalla contra Jericó (Jos. 5:13, 14). En la visión, Josué ve al “Príncipe del ejército de Jehová”. Curiosamente, sar es la palabra hebrea que aquí se traduce como “príncipe” (otras versiones la traducen como “comandante” [NTV, NVI]), al igual que en Daniel 10:21 con referencia a “Miguel, vuestro príncipe”. Pero existe un paralelismo mayor entre Daniel y Juan.

¿Qué similitudes encontramos entre la visión de Dios que tuvo Daniel en Daniel 10 y las de Josué 5:13 al 15 y Apocalipsis 1:12 al 18?

Según Daniel, los que estaban con él se llenaron de temor, y el mismo Daniel cae débil y frágil al suelo. La manifestación de la presencia de Dios simplemente lo abruma. Sin embargo, más allá de sus temores inmediatos, la visión de Daniel muestra que Dios tiene el control de la historia. De hecho, a medida que se desarrolla la visión, veremos que Dios provee a Daniel un resumen de la historia humana desde los tiempos del profeta hasta el establecimiento del Reino de Dios (Dan. 11, 12).

Si, como hemos visto vez tras vez en Daniel, el Señor puede mantener la historia humana bajo control, ¿qué puede hacer por nuestra vida individual?

 

Martes 10 de marzo:

Tocado por un ángel

Lee Daniel 10:10 al 19. ¿Qué sucede cada vez que un ángel toca a Daniel?

Abrumado por el resplandor de la luz divina, el profeta cae. Entonces un ángel aparece para tocarlo y consolarlo. Mientras lees el relato, fíjate que el ángel toca tres veces a Daniel.

El primer toque le permite al profeta ponerse de pie y escuchar las palabras de consuelo provenientes del Cielo: “Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido” (Dan. 10:12). La oración de Daniel conmovió los cielos. Para nosotros, esto es una garantía de que Dios escucha nuestras oraciones, lo cual es un gran consuelo en los momentos difíciles.

El segundo toque permite a Daniel hablar. El profeta derrama sus palabras ante el Señor, expresando sus sentimientos de miedo y emoción: “Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza. ¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me quedó aliento” (Dan. 10:16, 17). Así que, Dios no solo nos habla a nosotros; él quiere que abramos la boca para que podamos expresarle nuestros sentimientos, necesidades y aspiraciones.

El tercer toque le da fuerzas. Cuando Daniel reconoce su insuficiencia, el ángel lo toca y lo consuela con la paz de Dios: “Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido” (Dan. 10:19). Recuerda que el ángel fue enviado a Daniel en respuesta a sus oraciones, para darle discernimiento y comprensión. En otras palabras, la visión que aparece a continuación en el capítulo 11 tiene la intención de animar a Daniel en respuesta a su aflicción y meditación sobre la situación actual de Jerusalén. Con Dios de nuestro lado, entonces, podemos tener paz incluso cuando enfrentamos aflicciones. Su toque amoroso nos permite mirar hacia el futuro con esperanza.

“Mientras recorremos las sendas humildes de la vida, el cielo puede estar muy cerca de nosotros” (DTG 32). ¿Con cuánta frecuencia te dedicas a pensar cuán estrechamente unidos están el Cielo y la Tierra? ¿Cuán diferente sería tu vida si siempre conservaras esta verdad viva en el corazón y la mente?

 

Miércoles 11 de marzo:

Un gran conflicto

Lee Daniel 10:20 y 21. ¿Qué se le revela a Daniel aquí?

El mensajero celestial corre el telón y le revela a Daniel la guerra cósmica que transcurre tras bambalinas de la historia humana. En cuanto Daniel comienza a orar, se inicia una batalla espiritual entre el cielo y la Tierra. Los seres celestiales comenzaron una lucha con el rey de Persia para permitir que los judíos continuaran con la reconstrucción del Templo. Sabemos por la introducción de Daniel 10 que el rey de Persia es Ciro. Sin embargo, un rey humano por sí solo no puede oponer gran resistencia a un Ser celestial. Esto indica que detrás del rey humano hay un agente espiritual que instiga a Ciro para que impida que los judíos reconstruyan el Templo.

Una situación similar ocurre en Ezequiel 28, en la que el rey de Tiro representa a Satanás, el poder espiritual detrás del rey humano de esa ciudad. Por lo tanto, no debe sorprendernos que los reyes de Persia contra los que Miguel viene a luchar incluyan a Satanás y sus ángeles. Esto demuestra que la oposición humana a la reconstrucción del Templo de Jerusalén tiene su contraparte en el reino espiritual.

Lee Daniel 10:13. ¿Qué tipo de batalla se describe?

“Mientras Satanás estaba procurando influir en las más altas potestades del reino de Medopersia para que mirasen con desagrado al pueblo de Dios, había ángeles que obraban en favor de los desterrados. Todo el cielo estaba interesado en la controversia. Por medio del profeta Daniel se nos permite vislumbrar algo de esta lucha poderosa entre las fuerzas del bien y las del mal. Durante tres semanas Gabriel luchó con las potestades de las tinieblas, procurando contrarrestar las influencias que obraban sobre el ánimo de Ciro; y antes que terminara la contienda, Cristo mismo acudió en auxilio de Gabriel. Este declara: ‘El príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí, Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia’ (Dan. 10:13). Todo lo que podía hacer el cielo en favor del pueblo de Dios fue hecho. Se obtuvo finalmente la victoria; las fuerzas del enemigo fueron mantenidas en jaque mientras gobernaron Ciro y su hijo Cambises, quien reinó unos siete a ños y medio” (PR 418, 419).

 

Jueves 12 de marzo:

Un príncipe victorioso

El personaje más prominente en el libro de Daniel es la figura que al principio se denomina “hijo de hombre” (Dan. 7:13) o “príncipe de los ejércitos” (Dan. 8:11). Finalmente, descubrimos que su nombre es Miguel (Dan. 10:12), que significa “¿Quién como Dios?” Él viene a ayudar a Gabriel en el conflicto con el rey de Persia (Dan. 10:13). El ángel hace alusión a este ser celestial como “Miguel vuestro príncipe” (Dan. 10:21), es decir, el príncipe del pueblo de Dios. Miguel aparece más adelante en el libro de Daniel como el protector del pueblo de Dios (Dan. 12:1). En Judas 9 aprendemos que Miguel, también llamado arcángel, lucha contra Satanás y resucita a Moisés. Apocalipsis 12:7 revela que Miguel es el adalid del ejército celestial, que derrota a Satanás y sus ángeles caídos. Por consiguiente, Miguel no es otro que Jesucristo. Así como el Imperio Persa tiene un comandante supremo, una fuerza espiritual que está detrás de su líder humano, así también el pueblo de Dios tiene a Miguel como Comandante en jefe, que interviene para luchar y ganar la guerra cósmica en su favor.

Lee Colosenses 2:15. ¿Cómo logró Jesús la victoria en el conflicto cósmico?

Al hacer frente a las fuerzas del mal, podemos tener fe en Jesús, nuestro campeón. Él derrotó a Satanás al comienzo de su ministerio público. Durante su vida terrenal, derrotó a Satanás en el desierto cuando fue asaltado con tentaciones, luchó contra hordas demoníacas y liberó a la gente del poder de las tinieblas. Jesús derrotó al mal, incluso cuando se enmascaró detrás del intento de Pedro de disuadirlo de dirigirse hacia el Calvario. En sus últimas palabras a los discípulos, Jesús habló de su muerte inminente como una batalla, que culminará en una victoria decisiva sobre Satanás: “Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo” (Juan 12:31, 32).

A veces miramos a nuestro alrededor, y las cosas se ven muy mal. Hay violencia, inmoralidad, corrupción y enfermedades en todas partes. Un enemigo, no de carne y hueso, nos ataca brutalmente desde todos los lados. Pero no importa cuán difíciles sean las batallas que tenemos que librar, Jesús lucha por nosotros y es nuestro Príncipe y Sumo Sacerdote en el Santuario celestial.

Lee Romanos 8:37 al 39. ¿Cómo podemos hacer que la promesa de ser vencedores sea una experiencia real en nuestra vida cristiana?

 

Viernes 13 de marzo

Para Estudiar y Meditar:

“Durante tres semanas Gabriel luchó con las potestades de las tinieblas, procurando contrarrestar las influencias que obraban sobre el ánimo de Ciro […]. Todo lo que podía hacer el cielo en favor del pueblo de Dios fue hecho. Se obtuvo finalmente la victoria; las fuerzas del enemigo fueron mantenidas en jaque mientras gobernaron Ciro y su hijo Cambises” (PR 418, 419).

“¡Qué grande honor se le muestra a Daniel por parte de la Majestad del cielo! Dios consuela a su siervo tembloroso, y le asegura que su oración ha sido escuchada en el cielo. En respuesta a esta ferviente petición, el ángel Gabriel es enviado para influir sobre el corazón del monarca persa. El rey ha resistido las impresiones del Espíritu de Dios durante las tres semanas en que Daniel estaba ayunando y orando, pero el Príncipe del cielo, el Arcángel, Miguel, es enviado para cambiar el corazón del obstinado rey e inducirlo a tomar una medida resuelta en respuesta a la oración de Daniel” (ECFP 49).

Preguntas para Dialogar:

  1. Aunque no somos los primeros en la historia cristiana en ver esta verdad, como adventistas del séptimo día somos firmes defensores de la temática del “gran conflicto”, o la idea de que todo el universo es parte de una lucha épica entre Cristo y Satanás. Y creemos que cada ser humano participa activamente en este conflicto. Hay otros, incluso gente secular, que han hablado de la realidad de algún tipo de batalla en la que todos estamos inmersos. ¿Cuál ha sido tu experiencia en el Gran Conflicto? ¿Cómo lo has visto manifestarse en tu propia vida? ¿Qué aprendiste que podría ayudar a otros a luchar también?
  2. Lee Efesios 6:10 al 18. Observa las imágenes militares explícitas que utiliza Pablo. ¿Qué “instrucciones de batalla” se nos dan a los que estamos inmersos en el Gran Conflicto?
  3. En Daniel 10:11, por segunda vez (ver Dan. 9:23) se llama a Daniel hamudot, o “amado”. ¿Qué nos dice esto acerca del estrecho vínculo, que llega a ser un vínculo emocional incluso, entre el Cielo y la Tierra? Piensa en cuán radicalmente diferente es esta realidad en comparación con la cosmovisión atea común de gran parte del mundo moderno. ¿Qué esperanza nos ofrece esta mirada bíblica, como vemos en esta referencia a Daniel?
Radio Adventista
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