Lección 10: Edicion Maestros “Profecía y Escrituras” Para el 3 de junio de 2017

Edición para maestros. Segundo trimestre (abril-junio) de 2017

“Profecía y Escrituras”

Lección 10: Para el 3 de junio de 2017

 

El sábado enseñaré…

Texto Clave: 2 Pedro 1:16-21.

 

Enseña a tu clase a:

Saber: Reconocer que la Escritura es la fuente fidedigna de Dios para el conocimiento de Su voluntad y para nuestra salvación a través de Jesucristo.

Sentir: Descubrir la revelación objetiva de Cristo en la Escritura para acceder a una mejor fuente de fe y esperanza que cualquier experiencia subjetiva que podamos tener.

Hacer: Dar prioridad al lugar que ocupa la Escritura en la vida al igual que se lo haría con una luz brillando en la oscuridad.

 

Bosquejo de la Lección

  1. Saber: Una Palabra profética más confiable.
    1. Según Pedro, ¿comparándola con qué la Palabra profética es más segura?
    2. ¿Qué hace que la Palabra profética sea tan objetiva y confiable como una luz en la oscuridad?
  2. Sentir: Los riesgos de las experiencias subjetivas.
    1. ¿Cómo expresa Pedro su confianza en su propia experiencia personal con Jesús?
    2. ¿Cuáles son los peligros de confiar en nuestras propias experiencias sensoriales?
  3. Hacer: Confiar en Dios y en su Palabra.
    1. ¿Por qué deberíamos confiar más en la Palabra de Dios que en nuestras propias experiencias subjetivas?
    2. ¿Qué dice Pedro que debemos entender “primero”? ¿Cuál es la naturaleza del proceso de revelación e inspiración descripto en el versículo 21?

 

Resumen

Pedro cita sus propias experiencias sensoriales con Jesús como una base confiable para sus relatos del poder y la venida de Jesús. Pero luego afirma que la Palabra profética de Dios es más segura que las experiencias personales subjetivas, porque ésta tiene su origen en el Espíritu Santo.

 

CICLO DE APRENDIZAJE

Textos destacado: 2 Pedro 1:20, 21.

Concepto clave para el crecimiento espiritual: Como seres humanos tendemos a confiar en nuestras experiencias y en la evidencia de nuestros sentidos. Consideramos que esta tendencia es confiable, y hasta racional y científica. La observación es la base para la ciencia empírica. Sin embargo, nuestros sentidos pueden engañarnos. Pedro, después de apelar al valor de la experiencia sensorial como evidencia para la verdad del mensaje de su evangelio, redobla la prueba de la verdad declarando que existe un fundamento más confiable para determinar la realidad y la verdad, a saber, la Palabra Profética de Dios. Su procedencia no es por voluntad humana sino por la acción del Espíritu Santo en las mentes de Sus intermediarios.

 

PASO 1: ¡Motiva!

Solo para los maestros: Vivimos en una época muy científica; sin embargo, abunda el escepticismo en cuanto a la posibilidad de comprobar la verdad por métodos objetivos. En la edad Moderna, el medio por el cual se suponía que se comprobaba la verdad era el método empírico, eliminando variables no controladas, tales como el elemento sobrenatural, de modo que se pudiera dar cuenta de todos los aspectos de un tema bajo estrictas condiciones de prueba con muchos observadores a lo largo del tiempo a fin de producir un resultado seguro. En muchas áreas, incluyendo la religión, no se produjo ningún consenso en el transcurso de un lapso de tiempo considerable, de modo que se desarrolló el escepticismo en torno a cualquier resultado asegurado por este método. En consecuencia, llegó el postmodernismo, negando toda verdad absoluta o metanarrativa que explicara algo por completo. La experiencia personal se convirtió en el fundamento de la verdad, la cual viene a ser subjetiva y relativizada por la propia experiencia. ¿Cómo aborda esta tensión el mensaje de Pedro?

Diálogo inicial: Invita a la clase a leer juntos 2 Pedro 1:16 al 18 y Mateo 16:27 al 17:8. Analicen la evidencia que cita Pedro en cuanto a la veracidad de sus afirmaciones sobre Jesús. ¿Por qué estaba justificado de citar su propia experiencia como evidencia de que no estaba inventando ingeniosas historias? ¿Cómo podía Pedro distinguir entre su experiencia y algo que pudo haber meramente imaginado?

 

PASO 2: ¡Explora!

Texto bíblico: 2 Pedro 1:16.

Solo para los maestros: Pedro refuta el escepticismo sobre la autenticidad y la autoridad de sus enseñanzas no solo en su época sino también en la nuestra. No ha estado compartiendo historias ingeniosamente inventadas con los creyentes; ha estado compartiendo sus propias experiencias de la vida real. Uno podría suponer que esta afirmación autenticaría la validez de su testimonio como el autor de la carta; sin embargo, para los escépticos esto tuvo el efecto contrario. Ellos sostienen que el autor hace un gran esfuerzo por demostrar quién es. Ellos ven este esfuerzo como una evidencia de que Pedro no es el autor, sino más bien que la carta fue escrita por alguna otra persona. Los que dudan de la autoría de Pedro no logran verse a ellos mismos en 2 Pedro 3:3 como burladores que están siguiendo sus propios malos deseos y negando la verdad de la Palabra de Dios. ¿De qué modo, a menudo, podemos ser como estos escépticos, sin poder ver cómo la Escritura se aplica a nuestra propia vida?

Comentario de la Biblia

I. Un testimonio aun más confiable

(Repasa, con tu clase, 2 Ped. 1:19.)

A pesar de la confiabilidad de su testimonio como testigo presencial, Pedro ahora aboga por un testimonio aún más confiable, uno que no puede fallar. La evidencia que se presenta ante nuestros sentidos puede confundirnos, como lo hace algunas veces. La Escritura vez tras vez nos amonesta a no permitir que nuestros sentidos nos engañen (Mat. 7:15; 24:24; 2 Cor. 11:13, 14; 2 Tes. 2:9, 10; Apoc. 13:13, 14).

Muchos ilusionistas se ganan la vida haciendo trucos que engañan la mente, pero Satanás es el maestro hechicero. El realiza sus engañosas señales y maravillas generalmente a través de individuos que están de acuerdo con sus sofisterías. Pedro, consciente de los peligros de seguir la evidencia de nuestros sentidos, recomienda una fuente más segura para aprender la verdad. La Palabra de Dios es la única fuente de verdad que es completamente segura y confiable. Haremos bien “en prestar atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día y salga el lucero de la mañana en sus corazones” (2 Ped. 1:19, NVI).

Considera: “El día” es una referencia al profetizado “día del Señor” (2 Ped. 3:10, NVI) o “el día de Dios” (2 Ped. 3:12), también llamado “día del juicio” (2 Ped. 2:9, 3:7) y “el día de la visitación” (1 Ped. 2:12). Es la Segunda Venida. “La estrella de la mañana” es una referencia a Jesús mismo. Él dice en Apocalipsis 22:16: “Yo soy […] la estrella resplandeciente de la mañana”. La “Estrella de la mañana” lleva ese nombre por ser la estrella más brillante en el cielo matinal, la última luz de la noche en extinguirse cuando amanece el día. Los astrónomos identifican al planeta Venus como la estrella de la mañana, pero Jesús toma este nombre para sí mismo. La Estrella de la Mañana sale en plenitud en nuestros corazones cuando “el día amanece”. ¿Qué estamos haciendo para prepararnos para la salida de la verdadera Estrella de la Mañana en nuestros corazones?

II. El origen de la Palabra profética

(Repasa, con tu clase, 2 Ped. 1:20, 21.)

Pedro comienza el versículo 20 con las palabras: “entendiendo primero esto…”. No hay nada que sus lectores necesiten entender más claramente que el fundamento para confiar en la Palabra profética de Dios, la cual no se originó por voluntad humana “sino que los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo” (2 Ped. 1:21, NVI). Aquí, Pedro aboga por una revelación encarnada en la que el mensaje divino fue confiado a agentes humanos como medio de revelar los pensamientos de Dios a través de la obra del Espíritu Santo. La iniciativa y el mensaje son de Dios; él es responsable de su contenido y preservación.

En cuanto al factor humano en la Escritura, Elena de White explica: “La Biblia está escrita por hombres inspirados, pero no es la forma del pensamiento y de la expresión de Dios. Es la forma de la humanidad. Dios no está representado como escritor. Con frecuencia los hombres dicen que cierta expresión no parece de Dios. Pero Dios no se ha puesto a sí mismo a prueba en la Biblia por medio de palabras, de lógica, de retórica. Los escritores de la Biblia eran los escribientes de Dios, no su pluma” (MS 1:24). Ella agrega esta aclaración: “No son las palabras de la Biblia las inspiradas, sino los hombres son los que fueron inspirados. La inspiración no obra en las palabras del hombre ni en sus expresiones, sino en el hombre mismo, que está imbuido con pensamientos bajo la influencia del Espíritu Santo. Pero las palabras reciben la impresión de la mente individual. La mente divina es difundida. La mente y voluntad divinas se combinan con la mente y voluntad humanas. De ese modo, las declaraciones del hombre son la palabra de Dios” (p. 24).

Considera: ¿Cuánta confianza podemos tener en el factor divino en la producción del mensaje de la Escritura?

Preguntas para dialogar:

  1. ¿Qué aprendemos de nuestras experiencias con Dios y Sus promesas? ¿De qué manera confirman nuestra confianza en él? ¿Por qué podemos, y en realidad debemos, siempre confiar en Dios en vez de en nuestros sentidos?
  2. ¿Qué hace que la Palabra profética sea tan confiable? ¿Cómo ayuda a construir nuestra confianza en la Palabra de Dios el registro del cumplimiento de la profecía?

 

PASO 3: ¡Aplica!

Preguntas para reflexionar:

  1. ¿De qué forma a veces actuamos como si no tuviéramos confianza en el registro de la Escritura? ¿Cómo podemos resistir esta tentación?
  2. Si ninguna profecía de la Escritura surgió de la propia interpretación de un profeta, ¿cuál sería un método seguro para comprender lo que Dios quiere decirnos en la Escritura?

Actividad:

Invita a la clase a leer juntos 2 Timoteo 3:14 al 16. Conversen sobre el fundamento de Timoteo para entender la Escritura, según Pablo, y el valor que tiene para todos los creyentes una comprensión adecuada de la Escritura.

 

PASO 4: ¡Crea!

Solo para los maestros: Tenemos la tendencia a hablar, con mucha elocuencia, pero con poca sinceridad, de la importancia de la creencia en la salvación. Pero necesitamos mucho más que simplemente una creencia o asentimiento intelectual a ciertas verdades o realidades. Santiago 2:19 nos dice que hasta los demonios creen en Dios, pero esa creencia no los salva. El creer, afirma Santiago, necesita ser acompañado por acciones acordes a la creencia (Sant. 2:14-17). “Confianza” es un mejor término que “creencia”. La confianza no solo implica la aceptación intelectual de ciertas realidades, sino también una disposición a comprometerse a la acción basándose en la convicción de que Dios sabe lo que es mejor. Él ha revelado su voluntad en su Palabra, y nos dará poder para cumplir su voluntad en la medida que nos comprometamos con ella.

Actividad:

Pide a la clase que haga una lista de las profecías bíblicas que se han cumplido y la evidencia de su cumplimiento. Analicen la confianza que podemos tener en Dios y su plan para nuestras vidas, y en la Escritura, y cómo compartirla con otros, en respuesta a la evidencia de que Dios conoce todas las cosas, incluyendo el futuro lejano.

Radio Adventista
1 comment… add one
  • saludos

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